El ratón
Un nuevo ratón entra en escena, pero éste no asusta a las señoritas al trepar sigilosamente por el escritorio.
"La Columna" de Francisco Ponce de Horticultura- 165, diciembre 2002.
Ratón: mamífero roedor de la familia de los múridos, llamados científicamente “mus músculos”, parecido a la rata pero más pequeño (D.R.A.E).
Tras esta definición tan lacónica, se esconden otras más simpáticas. Todos recordamos las aventuras de “Tom y Jerry”, ese ratón travieso que tanta gracia nos hace y que siempre acaba burlando al gato y comiéndose el queso.
Cómo olvidar a Mickey, el famoso ratón de Walt Disney que hemos visto en mil imágenes. Igualmente sonreíamos cuando veíamos subirse a las sillas a las señoras y señoritas ante su presencia.
Y, cómo no, el “Ratoncito Pérez”, que nos traía y sigue trayendo a todos los niños ilusión cuando levantábamos la almohada después de haber puesto debajo el diente que nos había caído y encontrábamos unas monedas o un regalo a la mañana siguiente.
Pero en la actualidad, quien ha impuesto su personal autoridad es un ratón que asume todas las facultades del magisterio más universal y trepa en silencio a nuestra mesa de trabajo.
¡Nadie debe espantarse!, ahora, las señoritas y los caballeros, hemos de acariciar con mimo y pericia al ratón.
La caligrafía y ortografía se la ha comido el ratón que, eso sí, nos exige una pantalla, luego el teclado y el ordenador; con todo esto se harán perfectas del todo nuestra letra y palabras.
Ya todos escribimos bien, pero carentes casi siempre de personalidad.
Recuerdo antaño la letra redondilla y los cuadernos de caligrafía que machacábamos los escolares, salvo que tu futuro fuese la medicina; entonces no era tan importante porque sólo los médicos tenían “patente de corso” en eso de escribir poco entendible para alguien que no fuese otro doctor o el farmacéutico.
Gracias al protagonismo de este último ratón, que también se ha introducido en clínicas y consultas médicas, ahora los informes del diagnostico y las recetas salen tan claras que todos lo pueden leer.
Asistimos al desplome de la mala letra. Hemos cedido nuestros derechos de propiedad sobre el uso de la pluma o el grafismo de cada cual a favor de la letra Arial ó Curier, entre otras.
Loa a las nuevas tecnologías, el ratón nos obliga a darle la bienvenida.