Una línea de negocio
Se nos atribuye a los columnistas, cierto desmedido afán de pesimismo, ahondando en lo negativo. Siento discrepar o al menos en mi caso, procuro transmitir energía positiva aunque el tema sea oscuro.
"La Columna" de Francisco Ponce de Horticultura- 170, julio 2003.
La realidad es ardua y salvo echarse una siesta, -este mes invita a ello- prácticamente todo lo demás requiere esfuerzo. En el fondo, la sonrisa es el idioma universal de los hombres inteligentes, y poco me agrada conocer a alguien agorero, que no sepa disfrutar de la vida y transmitir ese elixir necesario que es el optimismo.
Toda esta introducción, sirve para abordar una línea de negocio, con la que en absoluto estoy de acuerdo, más bien me definiría como acérrimo detractor.
Hace tiempo, la línea 906, estaba poco difundida y era utilizada con secretismo, pues solía pertenecer a lo que se dio en calificar "línea caliente"; más tarde se amplía a horóscopos, tarot, adivinos y toda suerte de consultorios. Recientemente, la televisión la incorpora a sus programas de concursos e incluso existen cadenas en la que la mayor parte de su programación esta basada en juegos o adivinanzas para animarte a que participes: ¿A perro flaco todo son...? ó ¿Dame pan y dime...?, además de retener la llamada todo lo que pueden, pasa el tiempo y en apariencia nadie acierta.
Los programas deportivos, los serios, hacen preguntas sutiles, de difícil respuesta: ¿Quién es el jugador del Real Madrid con la cabeza rapada, dientes a lo "Bugs Bunny", que juega en la selección brasileña, es delantero y su nombre empieza por R?, ¡no digo más!, sonríe el locutor con complicidad, mientras añade, llame a este 906 y ganará mediante sorteo ¡un reloj de oro! Uno piensa ¡Yo, yo lo sé!, y luego recapacita, si y "tropecientos" mil más que picaran, con el consiguiente negocio para los poseedores de esos 906. ¿Qué nivel de intelecto tan ínfimo nos adjudican? Declaro mi rechazo, me irrita y me niego a utilizar esta línea.
- "Llamo para salvar a Daniella Cardone, mi teléfono para el sorteo es ......., gracias." ¿Escuchaban bien mis adormecidos tímpanos a esa hora próxima a la medianoche, mientras reposaba en el sofá?
Alguien en mi casa se había convertido en improvisado paladín, salvador de un miembro de la Isla de los Famosos. Sentí un zumbido pertinaz en mis sienes. Algún duende se había colado por la ventana y se estaba carcajeando de mí, ¡seguro!