Producción integrada
Ramón Moreno Vázquez ha recibido el premio a la "Innovación Tecnológica en el Sector Agrícola", por su contribución al desarrollo de métodos de producción integrada.
Opinión de Horticultura - 143, Marzo 2000.
Ramón Moreno Vázquez Ingeniero Agrónomo C.LF.Á. Churriana (Málaga) rmoreno@olinet.es |
En nuestros días la Producción Integrada se manifiesta como la culminación de un proceso conceptual, que tiene como lema la gestión óptima de los recursos de que está dotada la unidad agraria, entendiendo como tal al conjunto tanto de la explotación agraria propiamente dicha, como del entorno en la que se inserta. Esta gestión deberá conducir al mantenimiento, como mínimo, de la renta agraria que percibe actualmente el agricultor, ya que en caso contrario el fracaso de este sistema estaría asegurado de antemano.
Encauzar en la práctica esta idea es el gran reto con el que científicos y técnicos se enfrentan. Los primeros pasos que se han dado para dar vida al sistema han transcurrido casi exclusivamente por los caminos del empirismo y se han plasmado en reglamentos con los que se intenta que el agricultor se acople en su quehacer cotidiano a este nuevo sistema. El hecho de que sea la experiencia propia del autor, o autores, de estos reglamentos el único referente válido, para las recomendaciones que en ellos aparecen, ha provocado, y continuará provocando, disparidad de opiniones entre los técnicos, algunas de ellas totalmente antagónicas. Aunar criterios, cuando la experiencia de cada persona es lo que prevalece, no es sencillo y la falta de consenso, en cierta medida, no beneficiará a la imagen que el sector se forme de este sistema.
Si además de lo anterior añadimos que estos reglamentos por lo general difieren de unas autonomías a otras y que en ciertos cultivos, como por ejemplo sucede en los hortícolas bajo plástico del sureste mediterráneo, existe una proliferación de procedimientos avalados por diferentes estamentos, la situación creada no es muy atractiva, en especial de cara al mercado exterior.
Mientras la experiencia sea prácticamente la única fuente de conocimientos de que se disponga, es evidente que la situación anterior se mantendrá, a no ser que se haga un esfuerzo para unificar criterios y, si es posible, para ofertar al agricultor y al mercado exterior un único sello de garantía. No creo que sea conveniente crear cientos de denominaciones de origen para diferenciar todas y cada una de las posibles producciones integradas que existirán.
La forma lógica de superar los problemas planteados será, sin lugar a dudas, mediante estudios multidisciplinares en los que se aborde, con una óptica científica, conjuntamente la protección fitosanitaria integrada, los riegos y abonados, y las medidas culturales propias de cada cultivo; es decir, en definitiva lograr la gestión óptima de los recursos a !a que antes me referí.