Una compleja síntesis en Mercosur
La psicopatía civilizada sería una actitud no necesariamente violenta, pero incapaz de comprender la futilidad del presente con relación al pasado y el futuro.
Opinión publicada en la Revista Horticultura 165 - Diciembre 2002.
Según el pensador Norman Mailer, crítico perspicaz del pensamiento hegemónico entre sus compatriotas norteamericanos; el período actual se caracteriza por la predominancia de una actitud que denomina psicopatía civilizada, no necesariamente violenta pero incapaz de comprender la futilidad del presente con relación al pasado y futuro.
Si efectivamente los ciudadanos de la primera década del siglo XXI, respondemos en la mayoría de los países a ese comportamiento escasamente "civilizado", entonces nos encontraremos con un escenario como el actual definido por un 30 % de satisfechos que han logrado olvidar un pasado menos exitoso (Europa occidental, Norteamérica, Japón, Australia y alguno más) y un 70 % de desdichados agobiados por un entorno desfavorable.
Hacia los 30´s Ortega y Gasset había expresado un pensamiento similar, pero tal vez más lúcido, ...."soy yo y mi circunstancia".
Los biólogos describen a los procesos fractales por oposición a los evolutivos, como aquellos que no devienen de la acumulación sucesiva de pequeños acontecimientos en un mismo sentido, sino por un hecho espectacular, inesperado que modifica el rumbo del proceso, por ejemplo la desaparición de los dinosaurios.
Los alemanes acaban de atravesar un proceso social que tal vez podría ser caracterizado de esa forma; las inundaciones del Elba, echaron por tierra todo pronóstico previo y determinaron el triunfo electoral de una entente socialista-verde que ofreció una respuesta creíble a la catástrofe natural.
En América Latina acaba de suceder algo parecido, el triunfo del PT de Lula da Silva en Brasil, responde de una forma imprevista a un hecho dramático, la perversa respuesta social que el accionar político de los 90´s generó en diversos países de la periferia.
Soy de los que piensan que a ambos lados del Atlántico compartimos algunos sentires, memorias y dilemas, que a pesar de aquel actualismo rabioso que denunciaba Mailer, nos hacen reflexionar conjunta y solidariamente en determinadas oportunidades.
España y Portugal atravesaron su momento complicado durante una parte sustancial del siglo XX, cuando ya la Europa del norte había arrancado hacia un crecimiento del bienestar y la igualdad, sin la compañía de sus vecinos ibéricos.
El Mercosur está justamente ahora en un momento equivalente; si sólo tuviéramos en cuenta el presente, tal vez la respuesta fuera la desazón, la percepción de lo imposible y la consecuente derrota preanunciada.
Sin en cambio como editorializaba hace un par de semanas Fernando Savater en un diario de Buenos Aires, acudiéramos al mejor Quijote que tenemos dentro nuestro, entenderíamos que frente a la injusticia siempre es posible la doble opción de rendirse o enfrentarla.
Lula da Silva desde su inminente responsabilidad política y particularmente nosotros desde nuestros diferentes roles como profesionales frutihortícolas en el Mercosur, en América y porque no en el mundo, tenemos por delante el complejo desafío de innovar una actitud "globalocal".
Por un lado sería suicida renunciar a la circulación del conocimiento, a la tecnología, al intercambio y al comercio. El desarrollo frutihortícola empresario sería inviable sin ellos.
Por el otro resulta impostergable encontrar una respuesta social que ofrezca alimento, solidaridad, educación, cultura y arraigo local a las inmensas poblaciones marginales de la América Latina, cuya postergación exige un urgente basta ya!!!
Más allí de toda crítica puntual que efectivamente pudiera merecer, el planteo europeo de la multifuncionalidad agrícola ha constituído una respuesta coherente para este problema durante los últimos 50 años.
Hacemos votos para un proceso homólogo en el Mercosur de los próximos 50 años, la política y las sociedades locales tienen hoy en ese sentido una nueva oportunidad.
