Se buscan espacios verdes
Me gusta la ciudad en la que vivo, aunque reconozco que siempre me he quejado un poco de que no hay parques bonitos, de aquellos en los que te apetece estar o pasear con los niños porque se respira aire puro y se puede disfrutar de la sombra de un gran árbol.
Desde la ventana de mi cocina puedo ver la universidad, un mastodóntico edificio construido recientemente, muy grande, muy recto y muy gris, y en el cuyos alrededores (las buenas intenciones no faltan) han dejado un buen terreno listo para colocar árboles, césped y macizos de flores.
La cuestión es que, hasta el momento, no parece que se prevea una solución rápida para este espacio, por lo que continúo mirando por la ventana de mi cocina, y viendo el mismo enorme edificio gris rodeado sólo por una zona delimitada, eso sí, pero cubierta de polvo.
Y es que parece que el verde en las ciudades se suele dejar para lo último, de manera que finalmente, se llega a zanjar con una solución rápida, barata y poco creativa. Si bien la construcción de estas zonas, obviamente, ha de abordarse una vez acabdos los edificios y demás instlaciones, el diseño y la planificación vienen mucho antes.
Sabemos lo importante que son los espacios verdes, las zonas de descanso en medio de un espacio bien ordenado en donde percibir la combinación de fragancias florales y evadirse del cemento de las ciudades, pero en medio de las ciudades. Y cuánto más importante puede ser este tipo de espacios en lugares como las universidades; ¡cuánto necesita la mente mirar en derredor y disfrutar de unos segundos de paz y de belleza!. Y no hay belleza sin áreas verdes en puntos estratégicos.
Los ciudadanos queremos ver cómo las ciudades se embellecen con parques, con jardines, con césped, y con un arbolado frondoso. Lugares para leer, para aprender, para pasear, para jugar... Y esto, cuando menos, ha de ir de la mano con la construcción de edificios; no aparcarse para el último momento, sino planificarlo bien y ejecutarlo puntualmente.