Entrevista a Ignacio Senovilla, secretario de Agricultura de la Upa
7 de octubre de 2011
Hace cinco meses que explotó lo que comenzó llamándose ‘crisis del pepino’ y que acabó denominándose la crisis de la E. Coli. Una vez analizados motivos y consecuencias, ¿qué lecciones debemos obtener de ella?
Tal y como Upa viene denunciando desde hace años, los mecanismos de gestión de crisis de mercado para el sector de frutas y hortalizas que recoge la OCM única resultan ineficaces. Cuando además se produce una situación excepcional como la ocurrida con esta crisis, se evidencia aún más la necesidad de establecer “medidas excepcionales” para “crisis excepcionales”. Si la Comisión Europea sigue empeñada en aplicar la misma receta seguiremos indefensos ante situaciones como la recientemente vivida y sin herramientas para poder desarrollar una respuesta efectiva.
Se ha puesto de manifiesto la necesidad de que las autoridades comunitarias revisen los principios que guían la trazabilidad de los productos agroalimentarios, porque se ha demostrado con la crisis que ésta funciona perfectamente en la producción, mientras que cuando el producto llega a la gran distribución se difumina hasta llegar a perder la referencia del producto. Pero al final, la peor parte se la ha llevado precisamente quien ha cumplido escrupulosamente con su obligación y aunque haya podido demostrar su inocencia. Por último, se ha demostrado que el sector productor español cumple con sus obligaciones sanitarias y de trazabilidad. En un tiempo récord se fue capaz de identificar el origen de, no lo olvidemos, una pequeña muestra de pepinos que se tomó en el mercado de Hamburgo. Creemos que este hecho dice mucho de la profesionalidad de nuestro sector.
¿El gobierno español ha estado a la altura de esta crisis?
¿Se ha demostrado en esta crisis que las instituciones europeas no velan por los intereses de una política agrícola común?
En los primeros momentos de la crisis hubo un vacío importante de información por parte de las instituciones europeas sobre cómo actuar para poder acceder a las indemnizaciones y los productores se veían con una cosecha de productos perecederos sin poder tomar una decisión ni saber si sus pérdidas se verían compensadas. Este periodo de vacío informativo fue crucial para muchos hortofruticultores.
Los productores de frutas y hortalizas españoles se han sentido totalmente abandonados por las autoridades europeas y consideran que se han llevado la peor parte de una crisis que ellos no han generado y de la que sus productos no han sido responsables.
La UE ha defendido que las ayudas de compensación llegarían al agricultor de una forma inmediata. Por lo que han podido comprobar a través de sus asociados, ¿ha sido así?
Hemos presionado y seguimos presionando para conseguir la máxima celeridad posible dada la difícil situación en que esta crisis ha dejado a los productores.
En un principio se habló de pérdidas que rondaban los 40 millones de euros a la semana durante el apogeo de la crisis. ¿Esas cifras eran reales? ¿Qué consecuencia está teniendo aún hoy sobre la producción hortofrutícola española?
Sólo en la exportación de frutas y hortalizas de los meses de junio y julio se han podido perder en torno a los 200 millones de euros como consecuencia del hundimiento de los precios originados por la pérdida de confianza de los consumidores. De la última semana de mayo ni hablamos, porque las exportaciones prácticamente quedaron paralizadas. Si a ello añadimos el hundimiento de los precios en origen en el mercado interior que sufrieron desplomes de entre el 40% y el 60% según productos y que luego esta tendencia ha afectado a la fruta de verano (melones, sandías, melocotones nectarinas…), podemos deducir que los 71 millones de euros que la Comisión Europea ha concedido a España como ayuda a la crisis se han quedado francamente cortos para la magnitud de las pérdidas. El problema ha sido, tal y como hemos comentado, que el mecanismo articulado para ello no respondía a las necesidades de una crisis de esta magnitud y características.
La pérdida de renta ha afectado muy negativamente a los productores que dependen de sus ingresos tanto para vivir como para afrontar la siguiente campaña de producción hortícola que ahora se inicia y además en un contexto en el que los bancos son reacios a proporcionar liquidez para las inversiones. Nuestra mayor incertidumbre es conocer si la nueva campaña hortícola de invierno se verá afectada por el efecto de la crisis de la 'E. Coli' y si los precios se verán arrastrados a la baja. En ese caso habría que tomar todas las medidas necesarias para que esto no ocurra.
Algunos medios han recogido la necesidad que los productores españoles cuenten con un lobby en Bruselas que les defienda y que cree sinergias positivas hacia el sector hortofrutícola español, ¿qué opina?
¿Qué acciones se están llevando a cabo para recuperar la confianza del consumidor europeo? ¿Para cuándo se espera recuperar los números previos a la crisis?
Desde Upa hemos exigido a la UE que desarrolle campañas de apoyo al sector cuya financiación recaiga al 100% sobre ella. En junio desarrolló una pequeña acción pero de escasa repercusión mediática.
Upa también llevó a cabo, este verano, diversas acciones en distintos puntos de España de apoyo al sector y está trabajando en un proyecto para seguir desarrollando actuaciones a lo largo del año próximo. Tal y como he comentado antes el inicio de la campaña de otoño-invierno es crucial para saber si se han superado las consecuencias de la crisis de la 'E. Coli'. Podremos considerarlo superado cuando se recuperen tanto los volúmenes de venta y, muy importante, el precio en origen pagado sea un precio justo y razonable.