El objetivo es alcanzar una sostenibilidad real en la agricultura
Camino García Martínez de Morentin
Directora general de la Asociación Española de Fabricantes de Agronutrientes (AEFA)
25/10/2023SOSTENIBLE es uno de los adjetivos más utilizados hoy en día, y aún más si nos encontramos en un contexto como es el sector agrícola, tan ligado y dependiente del medio ambiente. Tenemos claro que la agricultura es la base de la alimentación, y a la vez, que los suelos son también el soporte de esta agricultura. Sin embargo, para poder establecer un sistema productivo sostenible que sea capaz de abastecer a la creciente y demandante población mundial, es necesario disminuir el impacto negativo que la propia agricultura tiene en el suelo y que, si no se controla, puede conducir a un agotamiento de los recursos existentes.
La Unión Europea dio un paso decisivo en la dirección de la sostenibilidad, hace ya casi 10 años, con la puesta en marcha del Pacto Verde Europeo. Este ambicioso plan se centra en la transformación de la economía y la sociedad europea hacia una mayor sostenibilidad, abordando la mitigación del cambio climático, la biodiversidad, la movilidad sostenible y la economía circular, entre otros aspectos. Dentro de este marco, la Estrategia de la Granja a la Mesa se ha establecido como una hoja de ruta clave para alcanzar la sostenibilidad en el sector agrícola y alimentario, teniendo como objetivo el producir alimentos suficientes, sanos y saludables, reduciendo el impacto ambiental. El conjunto de directrices publicadas por la CE (como son la disminución en un 50% el uso de fitosanitarios químicos y en al menos un 20% la fertilización nitrogenada, o alcanzar el 25% de SAU de producción ecológica) son muy exigentes y han sido fuertemente criticadas al echarse de menos en determinadas ocasiones un planteamiento realista basado puramente en evidencias científicas dejando fuera cuestiones ideológicas y sobre todo, por no aportar herramientas y alternativas claras que ayuden al agricultor a contrarrestar todas las limitaciones que le han sido impuestas.
El paquete de medidas legislativas relativas a la fertilización publicadas en los últimos tiempos (Reglamento Europeo de fertilizantes, Real Decreto de nutrición sostenible…) responde a la demanda precisamente de controlar el impacto ambiental de la agricultura en los suelos agrarios. Derivadas de una incorrecta y excesiva fertilización, aparecen emisiones de gases de efecto invernadero y de amoniaco excesivas, problemas de lixiviación de nitratos que provocan la eutrofización de masas de agua y la contaminación de los acuíferos, excesos de metales pesados, microplásticos y otras impurezas en los suelos, y problemas de salinidad que disminuyen la fertilidad de las tierras cultivables. Un correcto aporte de nutrientes en los suelos agrarios es una de las primeras necesidades a la hora de plantear una agricultura sostenible y racional.
Necesitamos encontrar un equilibrio que permita alcanzar una sostenibilidad real en la agricultura, y nos encontramos en un punto en el que podemos decir que tenemos herramientas que nos van a permitir alcanzar los objetivos marcados
El concepto amplio de la sostenibilidad
Pero para poder hablar de una agricultura sostenible no podemos quedarnos solo en la parte que afecta al medio ambiente. Es necesario ampliar el concepto y encontrar un sistema productivo sostenible económicamente hablando, es decir, que sea rentable, y que a la vez genere un entorno social que también sea sostenible para la población rural.
Es un error centrarse únicamente en la sostenibilidad ambiental sin tener en cuenta que el agricultor debe tener un rendimiento económico y un entorno social de calidad, de la misma manera que es un error priorizar a toda costa los beneficios económicos de una actividad sin tener en cuenta sus posibles impactos negativos en el medio.
Necesitamos encontrar un equilibrio que permita alcanzar una SOSTENIBILIDAD real en la agricultura, y nos encontramos en un punto en el que podemos decir que tenemos herramientas que nos van a permitir alcanzar los objetivos marcados. La tecnificación del sector es clave, junto a la inversión en I+D+i, ambos puntos son la solución a las demandas del sector. Junto a unas prácticas agrícolas más sostenibles (como son la agricultura de conservación, la rotación de cultivos, la agricultura de precisión…), el desarrollo de nuevos productos como los bioestimulantes que aumentan la eficacia de los fertilizantes convencionales y el rendimiento de los cultivos (evitando así perdidas por aporte excesivo de nutrientes) van a ser un factor clave para alcanzar las reducciones de químicos impuestas desde Bruselas.
La digitalización es otro ejemplo de la aplicación de la tecnología en la agricultura, vital en el camino hacia la sostenibilidad ya que facilita la mejora de la calidad y productividad de los cultivos optimizando los recursos y monitorizando la salud del suelo. La utilización de subproductos de otras industrias de acuerdo con los principios de economía circular, el reciclado de envases en todo el sector agro, el aumento de aplicación del control biológico… Son todas medidas basadas en la innovación que se presentan como herramientas para alcanzar esa sostenibilidad tan necesaria.
La importancia de la comunicación
No debemos olvidar la relevancia que tiene una correcta comunicación. Es primordial trasladar correctamente al agricultor y al consumidor la importancia de esa sostenibilidad e informar adecuadamente de las herramientas que tenemos para alcanzarla. Iniciativas como el Congreso de Gestión Sostenible del Suelo, cuya segunda edición se ha celebrado en octubre en Burgos, pone de manifiesto el interés del sector por conocer las alternativas existentes para disminuir el impacto medioambiental y alcanzar una gestión sostenible del suelo. Tenemos la suerte de disponer a nivel nacional de un sector puntero en tecnología agrícola, líderes a nivel mundial en desarrollo y comercialización de bioestimulantes y desde AEFA estamos orgullosos de poder decir que nuestras empresas contribuyen activamente a alcanzar una sostenibilidad social, económica y medioambiental en el sector agrícola.