La opacidad del modelo energético oculta un gran engaño a la sociedad
29 de diciembre de 2010
Esta subida es fruto, en principio, de dos factores fundamentalmente: el primero fue el error de crear y consolidar el déficit tarifario en las legislaturas del Partido Popular no relacionando el recibo de la luz con los costes de generación y de no tener la voluntad política de corregirlo en los siete años de gobierno del PSOE. El segundo factor es basar nuestro modelo energético en energías fósiles, caras y no controlables porque dependemos del exterior. Además la Comisión Nacional de la Energía al informar esta subida de la luz ha dicho lo que el Gobierno no ha querido decir: las subastas que fijan el coste de la Tarifa de Último Recurso (Cesur) son ‘inflacionistas’. Desde que hay subastas éstas han subido siempre el precio de la luz. Una buena parte de la subida aprobada ahora por el Gobierno se debe al coste resultante de la última subasta del 14 de diciembre. Si a este hecho se añade el coste en la tarifa de las ayudas al carbón (cerca de 700 millones de euros para 2011), se concluye que entre las subastas de la Cesur, las ayudas al carbón y pagos por disponibilidad de las centrales térmicas tenemos todas las razones de la subida. A la explicación de la CNE se ha añadido otra más de fondo y que ha expresado el presidente de la Comisión Nacional de la Competencia, Luis Berenguer: “El sistema de conformación de precios en el pool eléctrico español es un escándalo y la energía producida por las centrales amortizadas, como son las hidroeléctricas y algunas nucleares, supone llenar los bolsillos de las eléctricas en detrimento del precio que pagamos los ciudadanos”.
Se han justificado las medidas en la protección al consumidor, pero si no se ha tomado ninguna medida que aborde el fondo de los problemas (los citados por la CNE y la CNC), si no se ha dicho toda la verdad y si tampoco se ha dicho nada de modificar un modelo basado en consumir más carbón, más gas y más petróleo y menos renovables, no es arriesgado pensar que habrá más subidas de la luz durante 2011. Por una sencilla razón: el petróleo ha empezado una nueva escalada y eso va a determinar que las subastas sigan siendo inflacionistas (como toda la economía) y que los precios de la electricidad lo determinen las fuentes más caras y contaminantes, como el carbón y el gas. Si además se reducen los objetivos de consumo de renovables, como se ha decidido en la Subcomisión del Congreso, los consumidores jamás verán los beneficios de las renovables. “A partir de ahora —ha manifestado el presidente de la fundación, Javier García Breva— habrá que poner en duda a todo el que hable en nombre de la protección de los consumidores, porque es un mero subterfugio demagógico para ocultar un gran engaño. El mayor peligro que tiene la energía en España es la falta de transparencia que convierte lo caro en barato y lo barato en caro sin que nadie se cuestiones por qué”.
Los ataques a las renovables, incluso desde el propio MITYC, se han escudado en esta falta de transparencia y en la opacidad de todo nuestro sistema energético, muy ocupado en desprestigiar la economía verde y ocultando con esmero los precios reales del gas y del petróleo. Nadie ha salido a defender a los consumidores de las subidas de las gasolinas y del gas, es curioso, ni el propio Gobierno.
En el RDL 6/2009 se cercenaron las competencias de las comunidades autónomas en la autorización de los proyectos de renovables con el sistema de pre-registro. A pesar de eso, muchas CC AA han seguido adelante con sus planes de renovables porque han sido su mejor opción de desarrollo regional. Ahora se vuelve a poner más barreras para que las renovables sigan siendo esa inestimable fuente de desarrollo económico regional y local. Lo que ha sido la clave del impulso a la industria renovable, como han sido la iniciativa y los planes de las CCAA, vuelve a ser engullida y paralizada por la iniciativa del Estado, miope e interesada.
Pero esta visión miope y cortoplacista se extiende ahora a la mayoría de los partidos políticos que primero aprobaron un mix en la Subcomisión del Congreso que rebaja el objetivo de consumo de renovables para 2020 que el Gobierno puso en el Paner enviado a Bruselas en julio y después han dado vueltas a un imposible pacto de Estado basado en la congelación del recibo de la luz. Con estos mimbres y la inconsciencia de lo que nos espera en las próximas décadas, se puede asegurar que habrá más subidas de la luz y que el déficit tarifario seguirá siendo un grave problema, ahora ya con la certeza de que las renovables no son las responsables.
Un decreto al mes
La retroactividad recientemente aprobada para las instalaciones fotovoltaicas es otro síntoma del trato que reciben las renovables. Al ser un sector intervenido al cien por cien es el único al que se puede regular con un decreto al año, o como ahora con un decreto cada mes, y modificarle el marco económico a los proyectos ya ejecutados o en desarrollo. Las renovables pueden convertirse con este riesgo e inseguridad en una economía imposible. García Breva considera que “de eso se trata seguramente. ¿Por qué esta situación? Porque desde hace muchos años no se ha querido resolver ninguno de los problemas de fondo y se ha ido parcheando a golpe de decreto según se acentuaban las dificultades, pero siempre con una visión de un semestre o un año. Nunca con visión de futuro”.
Todos los problemas de la energía se han ido enredando como bola de nieve que ha crecido hasta que la crisis financiera ha exigido el aval del Estado para colocar el déficit de tarifa. “Mirando para atrás —añade García Breva— uno queda consternado por la incapacidad, la irresponsabilidad de no haber actuado antes ni haber tenido una estrategia energética definida excepto la de derivar los problemas a la siguiente legislatura”.
Energía barata e inocua
Las subidas de la luz, las gasolinas y el gas sólo reflejan la crisis de un modelo energético que ha olvidado que había que haber pasado ya hace años a otra cultura energética basada en el ahorro, la eficiencia, el menor consumo de combustibles fósiles y su sustitución por renovables. Por el contrario, la cultura establecida desde hace quince años es que la energía era barata, segura, abundante y limpia. Ese inmenso error ahora no tiene padre, pero ahora la opinión pública empieza a darse cuenta de que las renovables no son el origen sino la cortina de humo (los titulares ya acusan al carbón, a los ciclos y a las eléctricas) que oculta una realidad desastrosa y cuyo coste va a recaer en todos los consumidores a los que se ha ocultado la verdad. La mejor expresión de este hecho es que mientras que en la pasada cumbre de Cancún la Ministra de Medio Ambiente planteaba que España apoya incrementar el objetivo europeo de reducción de emisiones hasta el 30% por otra parte la Subcomisión del Congreso aprobaba una reducción del consumo de renovables del 22,7% al 20,8%. Reducir emisiones reduciendo renovables es literalmente imposible. Pero es lo que hay.
Es necesaria más ambición y más convicción. Más ambición para cambiar el actual modelo energético que favorece siempre a los mismos a cargo de todos los consumidores y más convicción cuando se defiende la economía verde y la lucha contra el cambio climático. Aprobar el RDL de retroactividad para la retribución de las renovables es un sin sentido y un engaño a los consumidores. Si queda coherencia habría que pedir a todos los grupos parlamentarios su no convalidación porque —insistimos— las renovables no son el problema sino parte de la solución.