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La psila asiática de los cítricos ya se encuentra en el Mediterráneo: amenazas para la citricultura española

Alberto Fereres

Instituto de Ciencias Agrarias del CSIC (ICA-CSIC), Madrid

21/03/2022

Con la detección de la psila asiática, Diaphorina citri en Israel en el pasado mes de julio de 2021 y su establecimiento posterior en una de las regiones más importantes de producción de citricos (Emek Hefer) surge una gran amenaza para toda la citricultura de la cuenca Mediterránea.

Este insecto es el principal vector de la variante más agresiva de la bacteria que causa la enfermedad de Huanglongbing (HLB) o Dragón Amarillo. Dicha enfermedad podría producir unas pérdidas millonarias en España tales como las que ya ha causado en la citricultura de Florida en los pasados años, donde la producción se ha visto reducida en un 74% desde la entrada del HLB en 2005. Por tanto, es extremadamente prioritario mejorar los sistemas de detección temprana de la enfermedad y de sus vectores, pero también de endurecer las medidas de inspección en frontera de material vegetal procedente de los países donde la enfermedad ya está establecida.

La confirmación por parte de las autoridades israelíes de la detección de la psila asiática de los cítricos, Diaphorina citri en Israel el 26 de enero de 2022 ha puesto en jaque a toda la citricultura Mediterránea. Por ahora, el foco de esta detección está concentrado en unas 25 hectáreas al norte de TelAviv, en la región de Emek Hefer, muy próximo a la ciudad de Netanya y es la primera vez que se comunica la presencia de este insecto en la cuenca Mediterránea.

El insecto Diaphorina citri es una psila, insecto hemíptero de unos 4 mm de longitud y que produce unas melazas muy características (Figuras 1 y 2). Este insecto se encuentra extendido desde hace muchos años en las Américas, en Asia y más recientemente en algunos países de África. D. citri es el principal vector de la bacteria causante de la enfermedad más grave de los cítricos: Huanglongbing (HLB).

Dicha enfermedad también conocida como enfermedad del Dragón Amarillo (traducción al castellano del HLB) ha tenido consecuencias devastadoras en la citricultura de países como Estados Unidos de América. La bacteria causante de HLB pertenece al genero Candidatus Liberibacter spp. y tiene 3 variantes o especies, la llamada Ca. L. asiaticus (CLas), la Ca. L. africanus (CLaf), y la Ca. L. americanus (CLam). La variante más agresiva y causante de los daños más devastadores en Florida, Cuba y Brasil es la asiática o CLas, que precisamente es la que transmite la psila asiática de los cítricos, D. citri. Por tanto, la llegada del vector D. citri a una nueva región como es lo que ha ocurrido recientemente en Israel supone una muy grave amenaza debido al riesgo que podría expandirse rápidamente la enfermedad HLB en caso de que se introdujesen plantas infectadas.

Figura 1. Diaphorina citri adulto
Figura 1. Diaphorina citri adulto.

Los individuos adultos de D. citri se encuentran tanto en hojas maduras como en brotes jóvenes de cítricos, aunque predominan en estos últimos. Mientras se alimentan, se posicionan con una inclinación de 45 º sobre la hoja. D. citri se distingue del resto de especies que pueden encontrase en plantas rutáceas por el patrón de manchas de sus alas anteriores: presentan una banda oscura a lo largo del borde externo y un área blanca en el centro con manchas irregulares (Figura 1).

Las hembras colocan sus huevos siempre en brotes tiernos, hojas jóvenes y las axilas de las mismas. Éstos son ovalados de menos de 0.5 mm de longitud y de color amarillo mate, que vira a naranja conforme maduran (Figura 2). Tardan 2-4 días en eclosionar, apareciendo entonces las ninfas (insectos inmaduros). Éstas son achatadas, pequeñas (0.3-2 mm dependiendo de su estado de maduración) y de color amarillo-anaranjado, sin manchas, con un par de ojos rojos (Figura 3). Inicialmente se mueven lentamente para seleccionar un punto de alimentación, y una vez comienzan a hacerlo, segregan una gran cantidad de melaza blanca. El adulto joven presenta un cuerpo blanquecino, que se vuelve marrón conforme envejece. Las hembras son más grandes (3 mm) que los machos (2.5 mm). A diferencia de T. eryteae, no forman ningún tipo de agallas en las hojas por lo que pueden pasar más desapercibidos.

Figura 2. Adulto y huevos de D. citri
Figura 2. Adulto y huevos de D. citri.

La primera detección en Israel de D. citri se produjo en julio de 2021, y aunque se realizaron grandes esfuerzos de erradicación del insecto a base de aplicaciones reiteradas de productos fitosanitarios, el foco aún sigue presente. El plan para intentar erradicar el insecto está en marcha actualmente y consiste en el tratamiento con diversos insecticidas en rotación a un total de 75 hectáreas, tanto en los árboles infestados (unas 25 ha) como en las plantaciones de cítricos circundantes.

Uno de los problemas es que el foco infestado se encuentra muy próximo a zonas urbanas (Netanya) donde existe un gran número de viviendas y jardines con plantas ornamentales y cítricos en las que el insecto puede refugiarse, por lo que se desconoce si existen ya algunos árboles infestados en zonas urbanas próximas al lugar de detección. Por el momento, la alarma se refiere solo a la presencia del vector, D. citri, pues hasta ahora todos los vectores analizados están libres de la bacteria causante del HLB.

Figura 3. Ninfa de D. citri
Figura 3. Ninfa de D. citri.

Sin embargo, en otros países la llegada del insecto vector siempre ha precedido a la entrada y expansión del patógeno, tal como ocurrió en Florida donde pocos años tras la entrada del vector empezó a detectarse HLB. Los esfuerzos para erradicar ese foco se centrarán en la aplicación y rotación con insecticidas que se ha demostrado su alta eficacia contra D. citri en otros países (p.e tiametoxam) y una monitorización e inspección exhaustiva de los árboles para localizar el insecto. Dicho seguimiento se está realizando mediante trampas cromáticas pegajosas amarillas y también mediante inspección visual en toda la localidad donde se ha detectado este primer foco, así como en todas las otras regiones citrícolas de Israel.

En Israel, la citricultura tiene una gran importancia económica ya que se extiende a un total de 16.900 hectáreas, siendo Emek Hefer una de las principales regiones productoras. Además, una gran parte de la producción de cítricos de Israel se destina a la exportación, principalmente a Francia y otros países de la Unión Europea, habiendo aumentado en los últimos años debido a la caída de la producción en Florida. Ahora, con la llegada de la psila asiática, la producción de cítricos está en riesgo no solo en Israel, sino también en otros países de la cuenca Mediterránea.

Riesgos para la citricultura española

La presencia ya constatada de D. citri en Israel supone un gran riesgo para nuestra citricultura pues es la primera vez que se detecta este vector en la cuenca Mediterránea. D. citri es el insecto transmisor de la variante más agresiva de la bacteria (Candidatus Liberibacter asiaticus o CLas). A pesar de que la bacteria no está presente en Israel ni en ningún otro país del Mediterráneo, ya se ha detectado CLas en países cercanos a Israel, como Arabia Saudí o Irán. Eso quiere decir que en caso de que CLas siga expandiéndose y alcance Israel podría producirse un grave riesgo de propagación de la enfermedad por el Mediterráneo, ya que está presente su principal vector, D. citri.

La situación, tras demostrarse la llegada D. citri a la cuenca Mediterránea es de máxima gravedad porque, de llegar a la Península, nuestro país sufriría la presencia de los dos vectores del HLB (la psila asiática ahora detectada en Israel y la africana, T. erytreae). Esta última ya se extiende desde 2014 por el norte de Portugal hasta el Algarve y también está presente por toda la cornisa Cantábrica, desde Galicia hasta el País Vasco. Trioza erytreae es el vector de la variante africana de la bacteria, CLaf, que es mucho menos agresiva pero aún se desconoce si también puede transmitir CLas.

El problema con D. citri es que se adaptaría mucho mejor que T. erytreae a las condiciones climáticas de las principales regiones citrícolas españolas. En el caso de T. erytreae sabemos que no se desarrolla bien a temperaturas elevadas y humedades relativas bajas y por tanto su área de distribución es más limitada. Todas las previsiones indican que D. citri se adaptaría mucho mejor a temperaturas altas y humedades más bajas propias del clima Mediterráneo. Con todo ello, se considera que sería sólo cuestión de tiempo que la bacteria pudiera llegar a la Península Ibérica y propagarse sin remedio afectando de forma drástica a toda nuestra citricultura.

Es por ello que deberían extremarse las medidas de detección no solo de la bacteria sino también de sus insectos vectores. En este sentido, es muy importante fortalecer las medidas de inspección en frontera de material vegetal así como adoptar otras medidas para dificultar la entrada de material vegetal en puertos y aeropuertos. Se podrían adoptar medidas como existen en otros países donde se prohíba la entrada de material vegetal por medio de pasajeros que entraran en nuestro territorio. En muchos países, como Estados Unidos o Australia, los viajeros deben rellenar un formulario y declarar si llevan semillas o material vegetal en el equipaje; en España (y la UE), no es obligatorio hacerlo.

Por otro lado, las medidas de prevención también deben ir encaminadas a informar a agricultores y organizaciones agrarias de la existencia de estos dos vectores (T. erytreae y D. citri) por medio de hojas divulgadoras, conferencias y cursos de formación. Una detección temprana del vector podría evitar su establecimiento en nuestro país y permitirá su erradicación a tiempo. También habría que reforzar y dotar con mayor financiación a los Servicios de Sanidad Vegetal para que puedan incrementar sus esfuerzos para la detección en frontera de estas plagas emergentes que se introducen cada vez con más frecuencia en la Península. En caso de que se introduzcan y se establezcan estos vectores, su erradicación es muy complicada como se ha visto recientemente con el caso de la psila africana T. erytreae, que en pocos años se ha expandido por toda la costa de Portugal y también por el litoral Cantábrico.

"Habría que reforzar y dotar con mayor financiación a los Servicios de Sanidad Vegetal para que puedan incrementar sus esfuerzos para la detección en frontera de estas plagas emergentes que se introducen cada vez con más frecuencia en la Península"

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