Un hongo almeriense es validado como plaguicida en horticultura
Un equipo de investigación de la Universidad de Almería ha confirmado las propiedades beneficiosas como fungicida del microorganismo autóctono del Mediterráneo Paecilomyces variotii, para el tratamiento de cultivos como melón, tomate, pimiento y calabacín ante diferentes patógenos. Los expertos lo proponen como un agente potencial de control biológico para su uso contra varias enfermedades del aire y del suelo, como el oidio o ceniza.
En esa línea, los expertos intentan encontrar agentes autóctonos de las zonas de cultivo, ya que la supervivencia y su correcto funcionamiento será más efectiva en su propio entorno. En el artículo ‘Biocontrol Effects of Paecilomyces variotii against Fungal Plant Diseases’ publicado en la revista Journal of Fungi, presentan a P. variotii, natural de Cabo de Gata, como una opción adecuada para los cultivos de las zonas mediterráneas, llegando en ocasiones a reducir la enfermedad de la planta hasta casi en un 96%.
Así, analizaron in vitro e in vivo la capacidad de este microorganismo frente a siete fitopatógenos con alta incidencia en diferentes cultivos, y examinaron su compatibilidad con 24 fungicidas comerciales. Los resultados mostraron fuertes efectos de control sobre M. melonis, causante del chancro gomoso del tallo del melón, y P. xanthii, principal agente del oidio en cucurbitáceas. Concretamente, redujo el índice de gravedad de la enfermedad en un 78% y 76%, respectivamente.
El género Paecilomyces se encuentra en una amplia gama de hábitats, desde suelos cultivados, bosques, praderas hasta desiertos, sedimentos y lodo de agua residuales. Por su parte, la especie P. variotii es eficaz contra múltiples enfermedades, tanto de suelo como de aire. Este tipo de hongo puede desarrollarse en temperaturas que oscilan entre los 5 y los 50 grados centígrados. También tiene una amplia tolerancia del pH y se puede desarrollar en una gran variedad de sustratos. Además, puede aplicarse en cualquier medio y ambiente sin limitación alguna como suelos, sustratos o cultivos hidropónicos.
Uno de los problemas del control biológico en los cultivos es que los microorganismos que se utilizan, en ocasiones, son foráneos y no desarrollan bien sus funciones en otros ambientes diferentes o, directamente, no sobreviven en ellos. “Hemos confirmado que P. variotii es un producto biológico para el control de plagas que funciona, por lo que debe integrarse en las estrategias modernas de manejo de cultivos”, indicaba a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Almería Mila Santos, coautora del artículo.
Hongo 100% almeriense
La capacidad biofertilizadora de esta variedad de hongo ya se conocía. Esto es, su aplicación como sustancia para aumentar las cantidades de nutrientes que pueden ser asimilados por las plantas y para que los procesos fisiológicos que influyen sobre el desarrollo y el rendimiento de los cultivos sea más rápido. Con este trabajo, los expertos dan un paso más al demostrar su función fungicida ante distintas plantas muy frecuentes en los cultivos mediterráneos.
De hecho, Paecilomyces variotii ya está patentado por los investigadores almerienses, a la espera de su comercialización. A priori se contemplaba su uso para potenciar el crecimiento de cultivos hortícolas. Asimismo, se configuraba la composición de la cepa, destacando su capacidad de promover el desarrollo de plantas en suelos infestados por patógenos o condiciones de estrés.
Sin embargo, los expertos querían confirmar su acción ante los patógenos para conocer cuál era su comportamiento ante bacterias y otros microorganismos perjudiciales frecuentes en cultivos almerienses y el éxito en diferentes escenarios y con otros productos normalmente utilizados para el mismo fin.
Además, confirmaron que es compatible con la mayoría de los fungicidas probados. Por otro lado, este microorganismo se considera producto biológico con distintos modos de acción ya que presenta múltiples mecanismos de ayuda al cultivo. Concretamente, con seis de los 24 fungicidas probados acabaron con la plaga. Con 4 de ellos funcionaron como fungistáticos, esto es, detuvieron la acción de los patógenos, y los restantes mostraron tasas de inhibición que van del 18,2% al 95,8%. En este último caso, aunque no se acaba con la enfermedad, sí la retrasa lo suficiente para poder recoger el fruto sin que se vea afectado.