Entrevista a Andris Piebalgs, comisario europeo de Energía (2004-2009)
12 de enero de 2010
La mejor energía es la que no se consume... ¿Se debe reeducar a los europeos en cuanto al consumo energético?
Efectivamente, la educación jugará un importante papel en el cambio de los hábitos de los ciudadanos. Pero con la educación sola no será suficiente. Necesitamos tomar las medidas políticas necesarias para incentivar el uso de productos de alta eficiencia energética. Al final, mejorar el rendimiento energético no sólo es la forma más barata de luchar contra el cambio climático sino que también puede suponer una gran oportunidad a la hora de crear empleo y crecimiento económico en Europa, a la vez que se reduce nuestra dependencia respecto a países extranjeros.
Uno de los principales problemas de Europa es la enorme dependencia energética de países como Rusia e Irán. Otro riesgo es el incremento de los precios. ¿Qué alternativas tenemos? ¿Existe algún plan para afrontar este escenario?
En lo que respecta a asegurar el suministro, la palabra clave es diversificación. Necesitamos diversificar nuestras fuentes de energía pasando de los combustibles fósiles a las fuentes limpias de energía (como son las energías renovables, carbón limpio o, en el caso de los estados miembros que así lo han decidido, la nuclear); diversificar también el origen geográfico de dicha energía (por ejemplo, aumentando el uso del gas licuado (GNL), a la electricidad solar procedente del norte de África, biocombustibles de Brasil o los hidrocarburos del Mar Caspio), y diversificar las rutas del transporte con nuevas infraestructuras como Nabucco, el Medgas o Galsi. Y de hecho, aumentar la eficiencia energética y producir la energía limpia propia es otra importante manera de reducir nuestra dependencia de países extranjeros.
En Europa existen diferentes puntos de vista. Un buen ejemplo es la energía nuclear. De hecho, ésta aparece en la política energética de la UE. ¿Está recuperando protagonismo?
Hemos notado un renovado interés por la energía nuclear en muchos de los estados miembros, como el Reino Unido, Italia, Lituania, Bulgaria o Eslovaquia. En otros, la decisión está en entredicho o se ha pospuesto, como el Bélgica o Alemania. Sin embargo, hay otros países como Austria, Dinamarca o Irlanda que ni siquiera consideran la posibilidad de la energía nuclear. Así, tal como usted decía, hay diferentes posiciones respecto a la cuestión de la nuclear. Lo que sí creemos es que hay cuestiones que preocupan a todos los europeos. En una cosa estamos de acuerdo, y es que si la nuclear debe seguir, debe ser con los más altos niveles de seguridad posibles, que los desechos nucleares deber tratarse de manera segura y que las centrales nucleares tienen que ser desmanteladas correctamente.
Sobre estas cuestiones, creo que todos los europeos, tengan o no tengan energía nuclear, deberían trabajar unidos. Con este espíritu hemos propuesto una directiva sobre seguridad nuclear que ha recibido un gran apoyo tanto por parte del Consejo como el Parlamento europeos.
El mapa energético europeo necesita incorporar un mix de energías... En su opinión, ¿qué papel deben jugar las renovables?
Sí, tiene toda la razón. Necesitamos un mix de energía equilibrado donde haya combustibles fósiles, energía nuclear y energía renovable. Nuestro deseo es que las energías renovables tengan un papel cada vez mayor en el futuro. El primer paso es llegar, el 2020, al 20% del total de la energía consumida. Pero más allá de esto, creo —al igual que la Agencia de la Energía Internacional— que el papel de las energías renovables será aún más importante. También pienso que el gas natural, con su alta eficiencia y bajas emisiones, ganará protagonismo, mientras que el petróleo continuará siendo la fuente de energía principal, especialmente en el sector del transporte, aunque tengo esperanzas en el desarrollo de sistemas de transporte alternativos, como la electricidad para los coches, los vehículos híbridos, los biocombustibles y una mayor participación del tren en el transporte de mercancías.
España es uno de los primeros en cuanto a fotovoltaica. ¿Cuál cree que será su papel en los próximos años?
España, debido a su situación geográfica, es un país con un alto potencial solar. Hemos visto ya importantes avances en energía solar para el agua caliente sanitaria y calefacción, y espero nuevos avances en cuanto a la energía solar térmica para la producción de electricidad y calor. El sector fotovoltaico realmente cuenta con un gran potencial, pero es necesario acelerar la reducción de los costes de los paneles solares.
¿Puede explicarnos la propuesta para el 2020 que plantea la reducción en un 20% de las emisiones de CO2 y el incremento en otro 20% en el uso de las renovables?
Cada política debe tener una meta. Nuestro objetivo es luchar contra el cambio climático, aumentar la seguridad respecto a las fuentes de energía e incrementar la competitividad de la economía reduciendo los riesgos de volatilidad del precio de la energía, siendo ésta un nuevo sector para la creación de desarrollo económico y empleo. Para alcanzar estos objetivos pensamos que la estrategia es la reducción del CO2 en un 20%. Ello implica el incremento de la eficiencia y una caída de los combustibles fósiles dentro del mix de energía (el principal responsable de las emisiones del CO2) para pasar a un combinación con poco carbón, más energías renovables y mayor eficiencia energética (los otros dos objetivos).
Para finalizar, ¿cómo ve el escenario energético en 20 años?
Hemos hecho ya algunas reflexiones de cómo creemos que será la foto de la energía, incluso para más adelante, hacia 2050. La UE se ha comprometido a descarbonizar la generación de electricidad hacia el año 2050, lo que significa la generación de energía mediante energías renovables, nuclear o combustibles fósiles con captura y almacenaje del carbón. La industria europea se ha adherido ya a este objetivo. También veremos cómo las casas generan más energía para su consumo y se conectan a una red inteligente, lo que les permitirá vender y comprar dicha energía. Y necesitaremos ver el sector de transporte alejarse del petróleo, con coches eléctricos, nuevos combustibles para aviones y más red ferroviaria para el transporte de carga. Finalmente, necesitaremos exportar nuestra visión global sobre rendimiento energético y energías renovables.