El IRTA destinará parte de la cosecha de cítricos a entidades sociales
El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y la Fundación Espigoladors han firmado un convenio de colaboración de una duración de tres años con el objetivo de evitar el desperdicio de la fruta cítrica de la Finca de Bítem, en Tortosa. Esta finca, gestionada por el centro del IRTA en Amposta, comercializa cada año unos 20.000 kilos de naranjas y unos 18.000 de mandarinas a varias cooperativas.
La Finca de Bítem del IRTA, de unas 2 hectáreas, forma parte de un proyecto demostrativo de variedades de naranja y también de varios contratos del programa de investigación de Protección vegetal sostenible en cuanto a las clementinas. También ha formado parte de un convenio con el Grupo de Exportadores de Cítricos desde hace varios años. Por ahora, el convenio se ha firmado sólo por esta finca, pero no descartan ampliarlo a la parcela de Vora Riu de Amposta, también propiedad del IRTA.
“Normalmente las naranjas se cosechan todas para vender, pero en el caso de las clementinas, aunque la temporada haya sido buena, siempre queda un remanente de entre 1.000 y 2.000 kilos que no se cosecha. Por otra parte, cuando hay incidencias climáticas puede que la mitad de la producción de toda esta fruta no se coseche y entonces se destina a destrío por motivos de calidad”, explica José Miguel Fibla, especialista en Citricultura del programa de Protección vegetal sostenible del IRTA.
Más de 30% de la comida producida en Europa se desperdicia
En esta línea, la Fundación Espigoladors es una organización que desde el año 2014 trabaja para reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario desde diversas vertientes. La recuperación de fruta y verdura de los campos del sector primario, mediante los espigamientos con voluntariado, es una de las acciones principales. La generación de conocimiento, la sensibilización ciudadana, la educación y la incidencia política son otras acciones que la entidad lleva a cabo para combatir esta problemática.