Contribución al manejo integrado de la araña roja Tetranychus urticae en los cítricos españoles
Quinto, J., Romero-Rodríguez, E., Calero-Velázquez, R., Hervalejo, A., Arenas-Arenas, F.J.
17/05/2019La araña roja Tetranychus urticae Koch, 1836 es un ácaro tetraníquido con una distribución prácticamente cosmopolita, con excepción de las regiones más australes y boreales del planeta. Este ácaro es extremadamente polífago, pudiendo alimentarse de cientos de especies de plantas pertenecientes a 127 familias botánicas (Migenon y Dorkeld, 2018). En los cítricos puede afectar a todas las especies y variedades, aunque sus ataques revisten especial importancia en limoneros y mandarinos, más concretamente en clementinos. Destacar que es considerada como la especie de ácaro más perjudicial para la citricultura española.
La plaga de araña roja en el cultivo de los cítricos
La araña roja es un ácaro de pequeño tamaño (las hembras adultas, las de mayor tamaño, miden 0,5-0,6 mm) (Figura 1), con un alto potencial reproductivo y un ciclo de vida corto (9-40 días en nuestras condiciones de cultivo). En las primeras fases de la infestación aparecen individuos solitarios, aunque por su comportamiento gregario pronto forman densas colonias en el envés de las hojas, las cuales quedan protegidas por largas sedas que conforman telarañas (en el resto de especies de ácaros plaga no es frecuente la formación de colonias ni de telarañas), fijadas entre el envés y las hojas y ramas colindantes (Figura 2). Estas telarañas protegen a la colonia de las condiciones climáticas, de los depredadores, y de los tratamientos acaricidas. Además, también producen sedas como mecanismo de dispersión cuando escasea el alimento o cuando la planta está fuertemente infestada, momento en que los individuos migran hacia el extremo de las hojas y se transportan a otra planta por corrientes de aire o por gravedad (Sá Argolo, 2012). Por otra parte, también puede refugiarse en las zonas más profundas del árbol o establecerse en la vegetación espontánea; por ejemplo es frecuente encontrar grandes colonias en Solanum nigrum.
Figura 1. Dos hembras y un huevo de T. urticae. Autoría: Gilles San Martin de Namur, Bélgica [CC BY-SA 2.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0)].
Uno de los síntomas más característicos de esta plaga es la presencia de manchas cloróticas redondeadas en las hojas (Figura 3), amarillas en el haz (decoloración) y herrumbrosas en el envés (desecación), provocadas por la alimentación de los ácaros situados en el envés. Cuando se alimentan, atraviesan la epidermis de la hoja con sus estiletes y alcanzan el mesófilo, desde donde succionan los fluidos vegetales de las células que rompen al horadar. Con el vaciado baja el contenido de clorofilas totales (amarilleamiento local), lo que lo que lleva asociado una disminución de la tasa de transpiración, de respiración y de fotosíntesis de la planta (Park y Lee, 2002; Aucejo-Romero, 2005; Martínez-Ferrer et al., 2006), afectando por tanto el estado nutricional del cultivo.
Figura 3. Hoja de clementino con la típica mancha clorótica producida por T. urticae, amarilla por el haz y herrumbrosa por el envés. Autoría: L.Valenzuela.
Además, si el nivel de infestación es generalizado pueden provocar una decoloración difusa de las hojas, daño que ocurre especialmente en condiciones de invernadero. De forma excepcional, cuando existen deficiencias nutricionales, elevadas temperaturas o estrés hídrico, como en la época estival, sus ataques pueden verse acompañados de fuertes defoliaciones (Figura 2).
Por otra parte, también atacan al fruto, provocando un oscurecimiento de la zona peduncular en mandarinas, o de la zona estilar (daño más común, el cual se conoce como el 'bigote del limón'), peduncular o en la zona de contacto entre limones (Figura 4). Este daño estético reduce su valor comercial, produciéndose en consecuencia importantes pérdidas económicas, sobre todo en mandarinas, ya que la mayor parte de la producción se destina al consumo en fresco (Martínez-Ferrer et al., 2004; Aucejo-Romero, 2005).
Manejo integrado en España
En nuestras condiciones de cultivo la araña roja carece de un buen control biológico, aunque es frecuente observar depredadores como el coccinélido Stethorus punctillum o los ácaros fitoseidos Neoseiulus californicus y Phytoseiulus persimilis. Asimismo, el establecimiento de cubiertas vegetales de algunas gramíneas como Festuca arundinacea han demostrado ser una buena estrategia para mejorar la permanencia y la supervivencia de los fitoseidos, ya que les proporcionan polen como alimento alternativo cuando las presas escasean (Pina et al., 2012). Además, diferentes especies arvenses comunes en el cultivo tienen un efecto beneficioso similar, como Convolvulus arvensis, Lamium amplexicaule o Urtica urens (Gulote Ottaviano, 2012).
El control químico es con diferencia el método más utilizado para controlar esta plaga, tanto en cultivos al aire libre como en los viveros productores de planta. Entre las familias químicas más comúnmente empleadas en la citricultura en régimen convencional se encuentran los inhibidores del crecimiento de ácaros como el hexitiazox, el etoxazol o el clofentezin, los inhibidores de la síntesis de lípidos como el spiridiclofen, los inhibidores del transporte electrónico como el fenpiroximato y el tebufenpirad, o bien los activadores de los canales de cloro como la abamectina o la milbemectina. En cambio, el uso de aceites de tipo parafínico, que matan por asfixia, está recomendado en todos los regímenes de producción por su baja toxicidad contra la fauna auxiliar.
Descripción de la problemática
La plaga de araña roja tiene un difícil manejo integrado en el cultivo de los cítricos por diferentes motivos. Su alta capacidad de proliferación y de propagación, con importantes picos poblacionales durante el periodo crítico de formación de frutos, junto con la ausencia de enemigos naturales específicos y de medidas culturales eficaces, provoca que se recurra al control químico con materias activas muchas de ellas de amplio espectro. Por los daños que provoca y los costes derivados de su gestión, T. urticae es considerada como una plaga clave de los cítricos.
Por otra parte, en el genoma de T. urticae existen varios grupos de genes muy mutantes asociados con la detoxificación (eliminación de toxinas provenientes de las plantas de las que se alimenta), los cuales están también íntimamente relacionados con la habilidad de esta especie para generar nuevas resistencias a plaguicidas de muy distinta naturaleza, como organofosforados, carbamatos, piretroides, carbazatos, inhibidores del crecimiento de los ácaros, activadores de los canales de cloro o inhibidores del transporte de electrones (Dermauw et al., 2013; Ilias et al., 2014). Además, la presencia de telarañas protege a la colonia de la acción de los plaguicidas (no entran en contacto con la dosis letal) (Figura 2), potenciando así el problema de las resistencias.
En algunas regiones citrícolas de España los suelos de los caminos agrícolas son áridos o han sido formados con una tierra muy fina, de manera que el terreno no está lo suficientemente compactado, levantándose mucho polvo con el trasiego habitual de vehículos y maquinaria agrícola, especialmente en los meses de verano. Con el paso del tiempo grandes cantidades de polvo se depositan sobre el follaje, alterando la tasa de fotosíntesis y de transpiración, dificultando la acción de la fauna auxiliar y dando una mala estética a las parcelas. Además, el polvo también se deposita sobre las telarañas, confiriendo así una mayor protección a las colonias de T. urticae. En los bordes de los caminos, donde se depositan mayores cantidades de polvo, es también donde suelen ocurrir los primeros y más intensos focos de la plaga.
Tradicionalmente, el levantamiento de polvo se ha combatido con estrategias que podrían considerarse de control cultural, como rociar los caminos con agua o echar una fina capa de asfalto. Por otro lado, recientemente se ha planteado la posibilidad de aplicar un aglutinante de origen natural para consolidar los caminos agrícolas en aquellas regiones productoras de Andalucía donde este problema es acuciante. Este aglutinante, cuyo nombre comercial es Dustex, es un lignosulfonato cálcico de baja viscosidad procedente de la madera de eucalipto, el cual se emplea en explotaciones mineras para evitar la degradación de los caminos, en los que existe un trasiego constante de maquinaria pesada.
A la luz del problema que representa el polvo sobre el desarrollo normal del cultivo y en última instancia sobre la incidencia de araña roja, se planteó un ensayo para evaluar la efectividad de diferentes estrategias para evitar el levantamiento de polvo en los caminos agrícolas, evaluando también si los tratamientos permiten reducir el impacto de la plaga de araña roja.
Evaluación de tratamientos anti-polvo
El presente ensayo se llevó a cabo en la finca colaboradora Las Arenas-Agricasa, ubicada en Gibraleón (Huelva). El ensayo se realizó en un camino que atraviesa parcelas de clementinos de las variedades ‘Oronules’ y ‘Clemenrubí’. Los caminos de la finca son de naturaleza arenosa y se han rellenado con materiales muy finos y con zahorra, lo que determina que constantemente se levanten grandes nubes de polvo (Figura 5).
Los tratamientos que se evaluaron en este ensayo fueron: a) control (sin aplicar nada en el camino), b) caminos rociados con agua tres veces al día (una estrategia habitual en el área de estudio), y c) caminos donde se ha aplicado el aglutinante (dos pasadas antes del inicio del ensayo). Para la realización del ensayo se seleccionó un camino de 650 metros, el cual se dividió en tres tramos de camino de 200 metros, separados entre sí 25 metros. El camino seleccionado representa una de las principales arterias de comunicación entre las diferentes parcelas de la finca experimental, con un tránsito constante de vehículos y maquinaria agrícola (Figura 5). Las dos aplicaciones de aglutinante tuvieron lugar el 14 de julio y el 19 de julio de 2018.
Para evaluar la eficacia de los tratamientos para evitar el levantamiento de polvo se evaluó la deposición de polvo sobre las hojas, como la diferencia entre el peso de la ‘hoja sucia’ (recién recolectada) menos el peso de la ‘hoja limpia’ (después de ser lavada con agua corriente y posteriormente con agua destilada). En cada uno de los tratamientos (200 metros de camino) se seleccionaron tres filas de cultivo para la toma de datos; una fila cada 50 metros desde el inicio del tramo de camino y con una distancia entre filas de 50 metros). En cada una de estas filas, y a ambos lados del camino, se seleccionó el primer, el tercer y el sexto árbol de la fila (en total 18 árboles para cada tratamiento). Cada dos semanas se recolectaron dos hojas de cada uno de los árboles seleccionados y se efectuaron las mediciones mencionadas, el 21 de junio, 9 de julio, 30 de julio y 6 de septiembre de 2018. Durante el mes de agosto no se realizaron mediciones debido a que en la finca se aplicaron sucesivos tratamientos acaricidas para evitar alcanzar el umbral de daño económico en las plantaciones estudiadas.
Por otra parte, en todos los árboles de cada tratamiento (n = 18) se cogieron dos hojas de forma aleatoria y se midió la evolución temporal de la concentración de clorofilas de las hojas (unidades SPAD) con el medidor SPAD-502, como subrogado del estado nutricional. El diseño experimental fue el mismo que se describe en el párrafo anterior.
Por último, en los mismos árboles y fechas se evaluaron los niveles poblacionales de araña roja. Antes del inicio del ensayo se determinaron los niveles poblacionales de araña roja en los diferentes tratamientos, que oscilaron entre el 5 y el 13%. Para estimar la evolución temporal de las poblaciones y determinar el umbral de daño económico se emplearon dos aros de 56 cm de diámetro, lanzados al azar sobre la superficie de la copa del árbol. El diseño experimental fue el mismo que se describe en el párrafo anterior (n = 18). Para este muestreo, se considera que se ha rebasado el umbral de daño si más del 54% de los aros están ocupados por T. urticae.
Para evaluar las tres variables descritas se realizó un Anova de medidas repetidas en el programa Statistica 7.0.
Aplicación del aglutinante en caminos agrícolas
Para aplicar el aglutinante mencionado en los caminos agrícolas basta con tener algunos aperos habituales en las explotaciones agrícolas y ajustar los parámetros de trabajo. Para su aplicación es necesario: a) una cuba con bomba y mezclador, y b) una barra de aplicación de líquidos con boquillas pulverizadoras cerámicas con chorro de abanico en ángulo de 110° y con reducción de deriva. Las boquillas deberán estar distribuidas de manera uniforme a lo largo de la barra, con una distancia entre ellas de un mínimo de 25 cm y un máximo de 45 cm. Se recomienda una barra de aplicación de 6 metros para cubrir el ancho de camino y una presión de trabajo de pulverización de 3 bares. Con dicha boquilla y dichos parámetros de trabajo, se recomienda una altura de rampa de 50-60 cm. La velocidad de avance recomendada es de 1 km/h, realizando dos pases en ambos sentidos del camino.
Lo primero a tener en cuenta para realizar la aplicación es la cantidad de producto a aplicar por superficie de camino. El aglutinante se aplica diluido en agua para que sea más fácilmente absorbido por el suelo. La mezcla se realiza directamente en la cuba: 1 litro de aglutinante por cada dos litros de agua, siendo necesario un litro de mezcla por cada metro cuadrado de camino. Si, por ejemplo, queremos tratar una superficie de 3.000 m2 (500 metros de longitud por 6 metros de ancho) y nuestra cuba tiene 2000 litros de capacidad, sería necesario preparar dos cubas, cada una de ellas con 500 litros de aglutinante y 1.000 litros de agua.
Para que el camino absorba el producto más fácilmente es recomendable acondicionarlo con anterioridad, regando abundantemente el camino 8 horas antes de aplicar el producto. Asimismo, si el camino está muy degradado (irregular) es imprescindible realizar una serie de pasadas previas con un rulo agrícola. Justo después de aplicar el producto también se recomienda realizar pasadas con el rulo para procurar un reparto lo más homogéneo posible. Por último, para procurar una buena estabilización del camino se aconseja dejar secar el terreno al menos 12 horas, evitando que no haya tránsito de vehículos y maquinaria agrícola en ese lapso de tiempo. Siguiendo estas recomendaciones se consigue un reparto homogéneo del aglutinante en la primera capa del suelo y con ello una adecuada compactación del camino.
Resultados
En cuanto a la deposición de polvo sobre el cultivo, en los caminos tratados con aglutinante hubo una menor cantidad de polvo sobre las hojas que en el resto de tratamientos (p < 0.001) (Figura 7). Por otra parte, cabe destacar que no se observaron diferencias significativas en la cantidad de polvo depositada sobre las hojas entre los caminos no tratados (control) y los caminos rociados periódicamente con agua (p < 0.001) (Figura 7). Estos resultados indican que la mejora de la estabilidad de los caminos con aglutinante reduce el levantamiento de polvo en los caminos agrícolas de forma significativa.
Por último, los niveles poblacionales de araña roja fueron diferentes entre los distintos tratamientos evaluados (p = 0.03) (Figura 8). Las dos primeras semanas de estudio los niveles poblacionales fueron similares (Figura 9). No obstante, a partir de la tercera semana, el camino tratado con aglutinante mostró una marcada menor incidencia de T. urticae (47.22% de los aros ocupados), mientras que en los caminos rociados con agua y en los caminos no tratados el porcentaje fue muy superior, 72.22% y 69.44%, respectivamente. En este punto, destacar que el tratamiento con aglutinante fue el único en el que nunca se rebasó el umbral de daño económico (por encima del 54%).
Esta situación de amenaza obligó a realizar los tratamientos acaricidas habituales en la finca; tratamientos quincenales desde el 20 de julio al 21 de agosto de 2018. Tras esto, los niveles poblacionales de araña roja en los caminos con aglutinante bajaron a los niveles de partida (5.56%). En los otros dos tratamientos el nivel de plaga descendió por debajo del umbral de daño (30% aproximadamente), aunque los resultados no fueron tan satisfactorios, ya que las poblaciones continuaron siendo elevadas (Figura 9).
A modo de conclusiones, señalar que la estrategia de control cultural basada en evitar que el levantamiento de polvo por medio de la consolidación de los caminos agrícolas con aglutinante resultó efectiva, permitiendo mantener los niveles poblacionales de T. urticae por debajo del umbral de daño económico. Por otra parte, la aplicación de acaricidas sobre las poblaciones de araña roja resultaron más efectiva en los caminos tratados con aglutinante, lo que pudo deberse al menor desarrollo de sus poblaciones en el momento de las aplicaciones; sin embargo, nuevos ensayos son necesarios en este sentido. De acuerdo con los resultados obtenidos, esta estrategia puede mejorar el manejo integrado de la araña roja en los cítricos y reducir su impacto económico.
Agradecimientos
Este trabajo se ha desarrollado en el marco del convenio de colaboración entre IFAPA y la empresa Agrointec Solutions S.L. (código Agrointec 093/2018). Agradecer la inestimable participación de Borregaard Ibérica S.L. (fabricante de Dustex), así como a todo el personal de la finca Las Arenas-Agricasa por poner a nuestra disposición la parcela en la que se realizó el ensayo.
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