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La Axarquía y la costa de Granada acogen unas producciones con proyección de futuro pero limitadas a nivel hídrico

Cultivos tropicales: sin tuberías no hay paraíso

Álvaro Bárez, periodista agroalimentario05/10/2018
La demanda de fruta tropical parece no tocar techo en Europa. España, y más concretamente la Costa Tropical de Málaga y Granada, se ha convertido en uno de los suministradores de referencia gracias a las ventajas competitivas que ofrece un producto de mayor calidad y que puede llegar mucho más fresco que el que llega en barcos desde Sudamérica. Los agricultores, conscientes de esta situación, han apostado por cultivos como el aguacate o el mango, aunque su productividad se ve limitada por unas canalizaciones que siguen sin acometerse. Y es que la entrada del riego en estas explotaciones podría hacer duplicar la producción. Por ahora, toca esperar.
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Hace 400 años, algunos de los indianos que hicieron fortuna en las Américas volvieron a España trayéndose consigo ejemplares de unos árboles que, entonces, pensaron que serían perfectos para dar sombra a sus jardines. No sabían que ese gesto supondría el inicio de una industria que hoy día se ha consolidado hasta tal punto que se habla ya de un 'boom' de los cultivos tropicales.

Hasta los años 60, el cultivo de la caña de azúcar era lo habitual en las vegas de Málaga y Granada. “Cuando éramos pequeños jugábamos a tirarnos los aguacates, en ningún momento pensamos que aquello se podía comer”, recuerda José Linares, presidente de la Asociación Española de Tropicales, que aúna a 350 productores que representan en torno al 35-40% del total de la producción en España. José, natural de Motril, decidió hace 32 años dedicarse profesionalmente a cultivos como el aguacate y el mango. Para entonces el cultivo del chirimoyo estaba consolidado en su zona, aunque ahora apenas se cultivan 3.000 hectáreas en la provincia de Granada. Y es que el mercado ha determinado que sean precisamente el aguacate y el mango los productos estrella a nivel internacional... productos que también se han consolidado paralelamente en la comarca de la Axarquía y la Costa Tropical de Granada: “Hablamos aproximadamente de 10.000 hectáreas de aguacate que vienen a producir anualmente entre 70.000 y 80.000 toneladas de fruto. A ello se suma el mango, que está despegando en los últimos años con mucha fuerza y está penetrando muy bien en el mercado. Actualmente hay 4.300 hectáreas de mango cultivadas en España, la gran mayoría de nueva producción, por lo que en la última campaña apenas se recogieron 22.000 toneladas. Eso sí, este año se espera un incremento de un 40% en la producción, rebasando las 30.000 toneladas para poder llegar hasta las 60.000 toneladas en unos años”, destaca José Linares, que también es vicepresidente de Trops, la cooperativa de referencia de estos cultivos en España con sede en Vélez-Málaga.

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Detrás de este desarrollo hay un consumo que, en Europa, no para de crecer. Si hablamos de aguacate, en Europa han pasado de consumirse 281.073t en 2013 a 463.604t en 2017, lo que supone un incremento de un 65% en cuatro años. De hecho, hasta hace pocos años el consumo per cápita de aguacate en los países nórdicos años era de 200 gramos por persona y año. Hoy en día ronda los dos kilos. Esta demanda se ve beneficiada por la aparición de una variedad, la Hass, que puede permanecer en el árbol hasta seis meses sin ningún problema. De hecho, en las condiciones del sur peninsular, el aguacate recolectado desde finales de diciembre hasta el mes de mayo es un aguacate de alta calidad, y eso está valorado en los principales mercados europeos, como es el francés.

Sin embargo, tal y como destacaba la organización agraria Asaja-Málaga en un comunicado, la producción española es cada vez menos significativa en el contexto europeo, independientemente de la calidad diferenciada que evidentemente aporta: “Si en 2013 la producción española (cómputo anual) de aguacate representaba el 14,05% del total del consumo europeo, en 2017 ha supuesto un 7,8% de este consumo. La puesta en marcha de nuevas plantaciones en la Comunidad Valenciana, Cádiz y Huelva, puede, a medio plazo, suponer un crecimiento del volumen disponible y evitar que el porcentaje de nuestra representatividad sea cada vez menor”, afirman.

Los hay, sin embargo, quienes piensan que, en Europa, la calidad sigue estando por encima de cualquier decisión. Es el caso de Borja Piedra, máximo responsable de Huerta Tropical, una tienda online de distribución de fruta exótica de la Costa Tropical de Granada y Málaga: “En España somos más sensibles al precio, de tal manera que muchos prefieren comerse un aguacate peruano, que vale cuatro euros, a uno español que vale seis. En Europa no, allí prima la calidad. Si tienen un aguacate español, cortan la entrada del aguacate peruano para consumir todo el español que puedan. Cuando llega nuestra temporada, los buenos mercados europeos quitan el sudamericano. No se puede negar, no obstante, que España es la entrada de todos esos productos. Confían en las grandes empresas distribuidoras de aquí para que les traigan el producto. Éstas venden aguacate español durante la campaña nacional. Cuando termina la campaña, las distribuidoras de Europa siguen confiando en esas empresas, que lo que hacen es importar el producto”.

Un producto importado, eso sí, expuesto a un mayor número de tratamientos fitosanitarios, debido al elevado número de plagas existentes en los países tropicales de origen. En España el cultivo del aguacate, considerado “menor” a efectos fitosanitarios, apenas requiere de tratamientos. La única amenaza es la araña cristalina (Oligonychus perseae) que se ataja a través de autorizaciones excepcionales de abamectina. Una ventaja competitiva, en definitiva, que debería primar el mercado y que, por el momento, no se tiene en cuenta como se debería.

El mango, de moda

Dentro de los cultivos tropicales en España, la producción que más está creciendo en los últimos años es la del mango. Algo que responde, principalmente, a motivos agronómicos, tal y como detalla Emilio Guirado, coautor, junto a José María Hermoso, del libro “Introducción al cultivo del mango”: “El agricultor se ha interesado por este cultivo puesto que es más tolerante a la falta de agua con respecto a otros como el aguacate. Eso no quiere decir que tenga que consumir menos agua. En el aguacate los rendimientos del agua son algo mayores y de mejor calidad que los del mango, mientras que éste último tolera una calidad de agua algo inferior a la del aguacate”, destaca este ingeniero técnico agrícola. A ello se suma el particular desarrollo del sistema radicular del mango. Un sistema bastante profundo que, por lo tanto, tiene una capacidad para tolerar la falta de agua que no tiene el aguacate, cultivo este último en el que la mayor parte de las raíces no profundizan más allá de la capa superficial del suelo.

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Existe otro factor que, lejos de parecer un hándicap, ha resultado ser una ventaja. “Desde el punto de vista de la ubicación, como el aguacate llegó antes, este ha copado los mejores emplazamientos. El mango, por su parte ha ido ocupando aquellos huecos que ha ido dejando el aguacate. Son los suelos más sueltos, más pedregosos, un poco más en ladera... algo que no supone un problema. Al contrario. En los suelos de las vegas, más compactos y con más arcilla, se produce una mayor fijación de nitrógeno, algo que en el fruto del mango puede producir la descomposición de la pulpa. En definitiva, no hay mal que por bien no venga”, precisa Emilio Guirado, que recuerda además que el agricultor está apostando por variedades tempranas como es la Osteen, con la que evitan la exposición del fruto a los fuertes vientos del mes de noviembre que, a su vez, provocan la caída de parte de la fruta durante esa época. De hecho, la Osteen representa ya el 80% de la producción, mientras que el 20% restante se lo reparten las gamas Keitt, Tommy Atkins, Irving y Kent.

José Linares fue uno de los pioneros que decidió comenzar a explotar comercialmente este cultivo hace 32 años. Es él quien nos pone en la pista de la ventaja competitiva del mango español frente al de terceros países de cara a su comercialización en Europa: “El mango es una fruta dulce que madura rápido. Hay que cogerla en el momento ideal para su consumo, esto es, cuando ya está formado y tiene sus correspondientes grados Brix. En nuestro caso, llega al mercado en 24-48 horas, como mucho en 3 o 4 días, listo ya para comer en la mayoría de los casos. Es una fruta que se está descubriendo en Europa gracias a España. Antes, lo que venía (y sigue viniendo en contra temporada) eran barcos de mango llegados desde países como Perú o Costa Rica, donde el producto se recoge en verde y llega a puerto sin apenas sabor, sin fibra... no representa la calidad que realmente tiene el mango. En Europa el mango bueno entraba por avión, pero su precio era prohibitivo, abocando su comercialización a tiendas delicatesen. España ha conseguido llenar Europa de mango de calidad, cuyo consumo aumenta en el viejo continente del orden del 15-20%”. Borja Piedra va más allá: “Europa consume treinta millones de kilos de mango, que son los que justamente vamos a producir en España este año. Si nos quedásemos en 25 millones, los cinco restantes lo comprarían de fuera. Lo que está claro es que los 25 primeros son nuestros”.

En cuestión de precios, la situación también invitaría a pensar que el aguacate es mucho más rentable que el mango. De hecho, durante la última campaña el aguacate Hass se ha movido en un rango entre 2.6 y 3,16 €/kg, mientras que el agricultor recibe entre 1,20 y 1,50 euros el kilo de mango Osteen. ¿Qué es lo que ocurre? Sencillo: “Los rendimientos de 12 toneladas por hectárea del aguacate se ven ampliamente superados por los del mango, donde se pueden llegar a producir hasta incluso 25 toneladas por hectárea de cultivo”, apostilla Emilio Guirado.

Frutos exóticos

La producción de cultivos tropicales va más allá de aguacates y mangos. En España también se cultivan (a niveles mucho más inferiores, eso sí) otros frutos como pueden ser chirimoyas, guayabas, carambolas, lichis, nísperos, papayas... “Yo por ejemplo quiero empezar a producir pitahaya, también conocida como fruta del dragón. En toda España puede haber cuatro productores. Empezaron en Almería utilizando los invernaderos. También hay en Canarias, donde está el mayor productor y distribuidor, en Málaga y ahora en Motril, donde acaba de llegar. Los pocos productores que hay no tienen capacidad de comercialización, nosotros intentamos canalizar esa oferta”, comenta Borja Piedra.

El responsable de la web Huerta Tropical afirma que su target principal es gente de clase media-alta joven, con buen poder adquisitivo, pero ojo, también clientes de avanzada edad que buscan sabores de toda la vida, como la chirimoya dulce que se comían hace cuarenta años, los lichis... “El maracuyá o fruta de la pasión es otra de las cosas que se cultivan aquí. La gente tiene la percepción de que es un producto de fuera, con precios desorbitados... Poder tener el maracuyá a precios razonables tiene mucho margen”, recalca este joven que busca hacerse un hueco en el mercado nacional, abierto a este tipo de iniciativas a la par que las grandes distribuidoras fijan sus esfuerzos en el mercado de exportación, adonde va el 75-80% de la producción de aguacate y mango. Y es que el desconocimiento de estos cultivos existe incluso en las propias comarcas productoras. Su desarrollo, en parte, viene de la mano de centros como la Estación Experimental del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’, situado en el municipio malagueño de Algarrobo, en el que trabajan con más de 30 variedades de cultivos tropicales que no despegan, básicamente, porque lo que está en boga entre los principales productores es el aguacate y el mango.

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El agua, limitante

Y es que, aunque el mercado se ha abierto para producir todo aquello que seamos capaces de producir, no todo son buenas noticias. Las principales zonas productoras tienen que frenar su desarrollo debido a la falta de infraestructuras hídricas y canalizaciones que permitirían aumentar sus dotaciones para así incrementar la producción. Y recalcamos. Se trata de un problema de falta de infraestructura hídrica, no un problema de escasez de agua. “En la zona de la Axarquía, el pantano de La Viñuela está preparado para acumular hasta 168 hectómetros cúbicos. Sin embargo siempre está vacío, porque aquí llueve muy poco. Por otra parte, al otro lado de la provincia, ya lindando con la zona de alcornocales de Cádiz, pasa el río Guadiaro que tira al mar más de 700 hectómetros cúbicos. El coste de hacer una canalización desde allí sería relativamente pequeño, estamos hablando de una distancia de 100 kilómetros aproximadamente. Con traer 30-40 hectómetros cúbicos al año podríamos duplicar como mínimo la zona de cultivo, hay margen para aumentar las producciones”, reclama José Linares.

Algo similar ocurre en Granada, concretamente en los embalses de Béznar y Rules. En concreto, las obras del de Béznar acabaron hace 14 años y las canalizaciones ni siquiera están iniciadas. Si estuviesen en marcha podrían regar en torno a 6.000 hectáreas más con agua de Sierra Nevada: “Imagínese lo que eso supondría para la economía de la zona en cuanto a puestos de trabajo en una zona donde el paro supera el 20%”, destaca el presidente de la Asociación Española de Tropicales. En Rules, tres cuartas partes de lo mismo. Obras finalizadas en 2003 y pendientes aún de acometer las canalizaciones. “Aquí en Motril sobra el agua. Estamos en una franja de 10 kilómetros en la que el agua se desperdicia y se tira al mar. Todo esto significa que, el día que se canalice, podría llegar a duplicarse la producción. Misma hectárea, mismo árbol, puede dar el doble de producción”, comenta Borja Piedra.

Precisamente la falta de agua ha empujado a muchos a cultivar fuera de las zonas productoras tradicionales, a riesgo de enfrentarse a heladas y temperaturas que no son idóneas para el cultivo. Hay que recordar que, en el caso del mango, hablamos de un cultivo tropical, no subtropical, y debe producirse en las zonas de microclima. “Necesitamos que nuestros políticos piensen un poquito más en la industria del aguacate y apoyen las obras e infraestructuras hidráulicas para que esas zonas se puedan cultivar. Hay otras áreas como Cádiz, Huelva, Alicante... donde se podría cultivar. Sin embargo el aguacate debe cultivarse en zonas que estén libres de heladas o allí donde se produzcan de manera muy ocasional y con muy baja incidencia, porque las heladas tienen una gran incidencia económica en el cultivo. Ni que decir tiene el mango, que queda más restringido a la Axarquía y a la Costa Tropical de Granada, porque es mucho más exigente en temperatura que el aguacate. Por eso es más importante aún hacer un esfuerzo en materia hidráulica en esas zonas en concreto”, sentencia Emilio Guirado.

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