La ULE analiza si el hongo ‘Trichoderma harzianum’ puede contribuir al control de una plaga de las alubias
Un pequeño insecto plaga denominado Acanthoscelides obtectus tiene su sustento alimenticio en la alubia común Phaseolus vulgaris. Las larvas de este tipo de insecto se nutren exclusivamente de las semillas y les causan daños considerables. Uno de esos males aparece en las galerías que producen en la semilla, las cuales destruyen los cotiledones (hojas de reserva alojadas en su interior), y provocan una reducción significativa en su peso y tasa de germinación.
Este proceso hace que los granos dañados tengan presencia de excrementos e insectos muertos que favorecen el desarrollo de hongos y otros patógenos dentro de las alubias, y en consecuencia sean inadecuadas para el consumo humano.
Para combatir este insecto y las consecuencias perniciosas en las alubias, un equipo dirigido por Pedro A. Casquero, del Grupo de Investigación en Ingeniería y Agricultura Sostenible, estudió durante tres meses el efecto de dos cepas de Trichoderma harzianum, un hongo que encierra múltiples habilidades para combatir otro tipo de hongos. Los resultados de este estudio acaban de ser publicados en la revista ‘Journal of Store Products Research’.
“El objetivo de este trabajo fue determinar el efecto de dos cepas de Trichoderma harzianum productoras de Trichodieno (TD), un Compuesto Orgánico Volátil (COV), y sus respectivas cepas silvestres no productoras de TD, frente a insectos adultos de A. obtectus, para evaluar su toxicidad y el efecto que causaba el TD en el comportamiento de los adultos de este insecto”, explica Álvaro Rodríguez al tiempo que detalla cómo fue la metodología del trabajo centrado en la aplicación de esporas de cada cepa de Trichoderma sobre placas Petri donde posteriormente se colocaron los insectos. “Las placas se sellaron y se incubaron en una cámara con condiciones controladas durante 14 días, en los que se hizo un monitoreo diario de la mortalidad que se iba produciendo en los insectos”.
También se evaluó la atracción y repelencia de las cepas de Trichoderma (productoras y no productoras de TD), para lo cual se utilizó una estructura de plástico consistente en un contenedor central conectado a cuatro contenedores laterales mediante cilindros de plástico. Los contenedores laterales se llenaron con alubias, que previamente habían sido pulverizadas con esporas de Trichoderma. En el contenedor central, se liberaron 20 insectos (10 machos y 10 hembras), y 24 horas después, se contabilizó el número y el sexo de los insectos desplazados a cada contenedor lateral.
Tres meses ha sido el tiempo necesario para preparar todas las cepas de Trichoderma utilizadas, evaluar la mortalidad y el comportamiento de los insectos en los ensayos, así como observar los efectos indirectos que causó Trichoderma en la descendecia de los insectos infectados.
Tras este periodo, el equipo comprobó cómo las alubias tratadas con diferentes cepas de Trichoderma generaban comportamientos dispares en los insectos. Así, las cepas productoras de TD atrajeron a ambos sexos de insectos, acumularon una mayor mortalidad en contacto con alubias tratadas, frente a las cepas de control no productoras de TD, y todas las alubias tratadas presentaron una menor pérdida de peso que las no tratadas. Sin embargo las cepas no productoras de TD registraron menor pérdida de peso en las semillas, menos agujeros por alubia y fueron repelentes para ambos sexos de insectos.
En conclusión, la producción de TD por las cepas de Trichoderma “no es positiva para el control biológico de esta plaga en las alubias, lo que indica que puede tener efectos negativos en la respuesta de las plantas contra los insectos plaga”, concluye Álvaro Rodríguez.
Las propuestas que plantea el Grupo Universitario de Investigación en Ingeniería y Agricultura Sostenible (GUIIAS) de la ULE buscan avanzar en el control biológico de plagas mediante la evaluación de otras especies de hongos beneficiosos (Trichoderma spp., Beauveria spp., etc.) que están presentes en el medio natural.
“Como se ha observado en la investigación realizada, estos hongos beneficiosos, en la interacción con las plantas, afectan a los niveles y diversidad de los compuestos orgánicos volátiles producidos por ellos mismos, que participan en el control de enfermedades y plagas sufridos por los cultivos, así como en la atracción y repelencia de insectos beneficiosos que participan en otros procesos”, manifiesta el investigador principal de este proyecto en el que también han participado Víctor Suárez Villanueva, Guzmán Carro-Huerga, Samuel Álvarez-García, Sara Mayo-Prieto, Alicia Lorenzana, Rosa Elena Cardoza y Santiago Gutiérrez.