¿Con o sin fitosanitarios?
A esto hay que añadirle otra complicación: la regulación europea amenaza con dejar al agricultor sin las herramientas que necesita para hacer su trabajo, es decir sin los productos innovadores y eficientes que protegen a las plantas de plagas, enfermedades y malas hierbas. Estos productos son elementos esenciales de la caja de herramientas del agricultor, y los agricultores están formados para usarlos cuidadosamente y sólo cuando es necesario.
Cuando se debate si los agricultores europeos deberían o no usar fitosanitarios, la pregunta es tan sencilla como “¿con o sin?” ¿Las opiniones de la gente sobre los fitosanitarios están basadas en datos y evidencias científicas o en emociones? ¿Y la del legislador? ¿Tienen en consideración las Autoridades toda la información para tomar sus decisiones? ¿Éstas se basan en la ciencia y en los datos, o las emociones están jugando un papel cada vez más importante? Después de todo, la comida es un tema emocional. La industria fitosanitaria es consciente de que existe preocupación alrededor de sus productos y se toma esta preocupación muy en serio. Pero también hay una falta de entendimiento de los que es un fitosanitario o de cómo es realmente la industria alimentaria y de por qué los fitosanitarios son necesarios.
Un estudio realizado por YouGov en 2016 muestra que sólo el 4% de los adultos encuestados en Europa (Reino Unido, Alemania, España, Polonia) estiman correctamente que la producción mundial de alimentos debe aumentar un 60% en 2050 para cubrir las necesidades de una población en crecimiento constante, de acuerdo con datos de la FAO, Organización de Naciones Unidas. Los encuestados además demuestran no tener claro el papel que tienen lo fitosanitarios en la producción de alimentos seguros y a precios asequibles para el consumidor.
Por otro lado, en 2015 AEPLA realizó en España una encuesta demoscópica sobre percepción e imagen de la agricultura. Las principales conclusiones fueron el desconocimiento generalizado de la sociedad española acerca de las actividades agrarias, en lo que respecta a la tecnología que emplea, la importancia socioeconómica del sector, los tipos de agricultura o la seguridad de sus productos. Se observan notables contradicciones como por ejemplo que un 65% de los encuestados piense que la agricultura es una actividad que emplea mucha tecnología pero al mismo tiempo conceptúa al agricultor como un trabajador con poca cualificación técnica.
Hay una desconexión clara entre la sociedad urbana y la rural. Si el agricultor no puede proteger sus cultivos, los costes de producción inevitablemente aumentarán así como el precio de los alimentos. Los fitosanitarios ayudan al agricultor a proveer alimentos sanos, seguros y a precio asequible.
La realidad es que las decisiones que tomen hoy las Autoridades pueden tener un impacto inmediato y significativo en nuestro aprovisionamiento de alimentos, y va a impactar en la capacidad de generaciones futuras de acceder de forma sostenible a los alimentos. Cuando se limita el acceso de los agricultores a la innovación, hay consecuencias en el precio de los alimentos, en lo que comemos y en cómo comemos.
Un momento crítico para la agricultura europea
Como industria, somos conscientes de que existe un enorme vacío de información y sabemos que existe una percepción negativa de nuestros productos. Esto es algo que nos tomamos muy en serio. Queremos involucrar a los tomadores de decisión y a la sociedad en un diálogo sobre el papel de los fitosanitarios en la producción de alimentos. Queremos enfrentarnos al malentendido y a las ideas preconcebidas existentes, y demostrar nuestro compromiso real con la protección de la salud humana y del medio ambiente.
No dejemos que futuras generaciones sufran por las decisiones que se tomen hoy. Garanticemos la apertura de un debate honesto y basado en datos reales. Consideremos los hechos, unámonos al debate. #WithOrWithout