Es posible alcanzar niveles de calidad superiores cuando el nitrógeno se aplica en cantidades moderadas
Fertilización nitrogenada en manzano: compromiso entre producción y calidad
El manzano en producción necesita de la fertilización nitrogenada para mantener el nivel necesario de N si bien los aportes dependerán de los contenidos de N disponible del suelo y las posibles aportaciones provenientes del agua de riego y de la mineralización de la materia orgánica. Si bien la fertilización nitrogenada es necesaria para mantener la productividad del manzano y la calidad de la producción, un exceso en la aplicación de abonado nitrogenado es causa de un excesivo crecimiento vegetativo y probablemente un exceso de sombreado. En lo que respecta al N y su relación con el Ca, altas aplicaciones de N impiden una correcta absorción de Ca por el fruto. Además existe una competencia entre órganos vegetativos y reproductivos, importante sobretodo en el periodo inicial de crecimiento del fruto, ya que el N estimula el crecimiento de los brotes y provoca una reducción del crecimiento de las raíces y la consiguiente disminución en la absorción de Ca por el fruto.
La definición de calidad para la fruta dulce es compleja porque es el resultado de combinar sus características físicas, químicas y sensoriales, y ésta será siempre relativa a la opinión del propio consumidor. Además dependerá del destino de la producción, diferente para el consumo en fresco o para frigoconservación o de su posible procesado industrial. Del análisis de esta complejidad, la calidad del producto final será función de un sumatorio de factores de campo o productivos, hasta la recolección, y de factores de postcosecha, que influyen en aspectos de manipulado, conservación y posterior comercialización hasta la llegada del producto al consumidor. Los mejores resultados en la calidad del fruto se obtienen con aportaciones moderadas de N, ya que el exceso de N afecta negativamente la calidad y supone un problema para el correcto desarrollo del fruto para la siguiente campaña.
Experiencia en campo
La experiencia sobre fertilización nitrogenada en manzano se realizó durante seis años en Gimenells (Lleida) con la variedad Golden Smothee sobre M9 Pajam 2 con un marco de plantación de 4 x 1,4 m (1.700 árboles por ha), formados en una palmeta apoyada de 3,5 m de altura. El suelo es moderadamente profundo, de textura media y con un 2,8% de materia orgànica. Las parcelas elementales formaban grupos de cinco líneas de siete árboles, con la variedad Golden en el centro y la variedad Early Red One en las filas guarda, intentando evitar el movimiento de agua entre las diferentes parcelas. El diseño fue en bloques completamente aleatorizados con cuatro dosis de N (0-40-80-200 UF/ha) aplicadas por fertirrigación. A principios de septiembre se realizaba la recolección de todos los frutos de los cinco árboles control, evaluando la producción total por árbol, número de frutos y peso medio del fruto. La distribución de calibres se determinó tomando una muestra representativa equivalente a la producción de un árbol con la ayuda de una calibradora comercial.
El seguimiento de la calidad del fruto se realizó sobre muestras de 18 frutos por parcela elemental en el momento de la cosecha y después de 4 y 6 meses de frigoconservación en AC-ULO (1% O2 y 2% CO2), valorando la firmeza (PENEFEL, Copa-Technologie, Ctifl, France), color (Colorímetro Minolta, Minolta Corp., Ramsey, NJ, EUA), sólidos solubles (Refractómetro ATAGO termocompensado) y acidez (expresado en g de ácido málico/l), índice de almidón (test de yodo según escala Ctifl-Eurofru) y manchas corchosas (porcentaje de frutos dañados).
Resultados
De los resultados productivos se desprende que la dosis de nitrógeno afectó la producción de fruta comercial (>70 mm). La no aplicación de nitrógeno provocó una ligera, aunque significativa, reducción de cosecha, mientras que la aplicación más alta (200 kg N/ha) provocó un descenso más acusado (Tabla 1). En las condiciones en que fue conducida esta experimentación, la mineralización de la MO del suelo jugó un papel muy importante en la provisión de nitrógeno de la planta, siendo capaz de producir fruta a niveles similares a las parcelas en las que se aplicó nitrógeno aunque no fue suficiente para mantener el aprovisionamiento de nitrógeno a niveles adecuados.
Se constató que los niveles de N en el suelo no fueron proporcionales a las dosis aplicadas, con dos grupos de tratamientos, con concentraciones inferiores para las dosis 0 y 40 kg de N/ha comparadas con 80 y 200 kg N/ha (resultados no mostrados). También las dosis de N excesivas fueron las menos eficientes por tener mayores pérdidas por lixiviación y volatilización.
En cuanto a los parámetros de calidad, no se observaron diferencias claras en firmeza e índice de almidón (Tabla 1), reflejando estos valores un grado de madurez del fruto similar (datos promedio de todas las campañas). El contenido de azúcares solubles fue siempre superior al mínimo exigido para todos los tratamientos, con una proporcionalidad de valores entre cosecha y salida de cámara, sin apenas variación cuando se incrementó el período de frigoconservación. El grado de acidez del fruto fue muy similar para todas las dosis de N dentro de un mismo año.
La incidencia de fisiopatías como la mancha corchosa (bitter pit) no se observó en el momento de la cosecha pero sí después de un período largo de frigoconservación, con una afectación superior cuando se aplicaron cantidades excesivas de N y de una manera creciente con la dosis. Sin embargo, la no aplicación de nitrógeno provocó un aumento significativo respecto los frutos producidos con dosis moderadas de N (Tabla 2).
En el análisis de componentes principales (Fig 1) se observó una bipolarización para los tratamientos de N, entre dosis bajas (0 y 40 kg N/ha) respecto a las dosis más altas (80 y 200 kg N/ha), sin un posicionamiento claro hacia ninguna componente. La primera componente se relacionó con los azúcares solubles, el color del fruto y el porcentaje de materia seca y solamente N-40 se correlacionó positivamente con esta componente principal (57% de variabilidad), mientras que N-200 lo hizo negativamente. Destacó la correlación positiva entre la aplicación de un exceso de N y el índice de almidón (segunda componente, 14% de variabilidad), relacionado con el grado de madurez del fruto cosecha.
Figura 1. Análisis global de los parámetros de calidad (Componentes principales).
Conclusiones
A modo de conclusión, después de los seis años de ensayo los resultados para las dosis de N formaron dos grupos diferenciados, 0 y 40 kg N/ha frente a 80 y 200 kg N/ha, para todas las variables estudiadas de crecimiento del fruto, producción y calidad. Se constató una correlación positiva de la dosis 40 kg N/ha y las variables que más explicaron la calidad (azúcares solubles, contenido en materia seca y color) y una correlación negativa aplicando la dosis más alta. Los resultados obtenidos demuestran que es posible alcanzar niveles de calidad superiores cuando el nitrógeno se aplica en cantidades moderadas, inferiores a 80 kg/ha en las condiciones experimentales y que, por supuesto, deben adaptarse a las características de cada caso en particular, teniendo en cuenta las posibles aportaciones de la materia orgánica y del agua de riego.