El valor de la empresa familiar
Y resulta que estaba acompañado de mi padre y fundador de Imcoinsa, Sr. Zubizarreta como se le conoce en el sector, y no he podido sino empezar a escribir estas líneas.
Comienzo las mismas coincidiendo con las reflexiones que leí sobre la omnicanalidad, la importancia de focalizarse en el cliente y, sobre todo, la importancia de las personas.
Pero no puedo coincidir en el mensaje que deja traslucir el titular del artículo: una dicotomía entre empresa familiar y empresa profesionalizada. Quiero aprovechar estas líneas para exponer los valores diferenciadores que, en mi humilde opinión, la empresa familiar aporta.
Vaya por delante indicar que mi currículo profesional y formativo no me permite ‘sentar catedra’, sino exponer la experiencia de una empresa con más de 35 años de historia que ha sabido aprovechar su condición de empresa familiar y, si a alguien le sirve de reflexión, bienvenida sea.
Voy a comenzar esta pequeña argumentación con una pequeña anécdota. Sería por el año 2010, con motivo de nuestro 25 aniversario, decidimos contratar los servicios de una asesoría externa que nos ayudara en la realización de una reflexión estratégica para… los próximos veinticinco años.
En una de las primeras reuniones, el asesor nos pidió que escribiéramos, de forma independiente, lo que cada uno de nosotros entendíamos eran los principales valores de Imcoinsa. Recuerdo que mi hermana María José, responsable del área Económico-Financiera, mi hermano Juan, área Producción y Logística, y yo, área Comercial-Marketing escribimos una larga lista: la buena relación calidad-precio de nuestros productos, el excelente servicio que ofrecemos... es decir, lo que el 99% diríamos de nuestras empresas.
Pero resulta que el asesor, relativamente perplejo, nos indicó que los tres hermanos habíamos puesto en primer lugar nuestra condición de ‘empresa familiar’ como principal valor. Nos pidió que ‘tradujeramos’ este valor en conceptos que pudieran ser percibidos por nuestros clientes. Entendiendo y valorando positivamente nuestro planteamiento, el asesor nos realizó también una recomendación: presentar Imcoinsa como una ‘empresa familiar profesionalizada’, en tanto en cuanto recogía la esencia de nuestro origen, valores (empresa familiar) y saber hacer (profesionalizada).
Luis Pérez Zubizarreta, fundador de Imcoinsa, en Ferroforma 2004.
Consecuencia de aquellas reflexiones, la carta de presentación de nuestra firma desde entonces hasta el día de hoy queda con el siguiente enunciado:
“Desde 1985, Imcoinsa fabrica maquinaria para la Construcción e Industria, manteniendo un sólido crecimiento cimentado en los valores de su origen familiar, siendo estos uno de los rasgos más valorados por nuestros Clientes que reciben:
- Un trato directo y personalizado
- Una respuesta rápida
- El cumplimiento de la palabra dada y de los compromisos adquiridos”
Diría que la empresa familiar debe, necesariamente, estar profesionalizada en su gestión, pero esta profesionalización no debe, necesariamente, implicar la pérdida de su origen y valores familiares. Es más, siempre en mi humilde opinión, son valores que deben ser potenciados y comunicados para fomentar el éxito de la empresa. Me permito apuntar una pequeña relación de algunos de estos valores:
- Compromiso con las personas: con el personal propio, los clientes, proveedores y sociedad en general
- Prudencia y Visión a largo plazo
- Trabajo, simplicidad y austeridad (1 - Josep Tàpies, profesor titular de la Cátedra de Empresa Familiar IESE)
Es necesario también contemplar las dificultades con las que puede encontrarse una empresa familiar: formación y capacitación de los sucesores, posibles conflictos, dificultad de atraer y mantener talento externo a la familia, financiación, etc… Dificultades que, por otro lado, son también de alguna manera compartidas con las sociedades no familiares.
No tendré la tentación de relacionar firmas familiares de éxito, bien de nuestro sector o de la actividad empresarial en general, puesto que sería relativamente sencillo redactar un listado, quizás más extenso, de empresas familiares no exitosas.
Acabo esta pequeña reflexión recomendando a todas las empresas familiares del sector que se enorgullezcan y saquen provecho de su condición.
A todos los demás... bienvenidos a septiembre.