La nueva reglamentación (UE 1009/2019) restringe el abanico de sustancias a emplear en poscosecha, e incide en el uso de extractos naturales con propiedades funcionales

El grave problema que ha supuesto la retirada del compuesto químico clorprofam como inhibidor de la brotación (sprouting) de los tubérculos de patata debido a causas de salud, nos sirvió como estímulo para investigar una serie de compuestos naturales con capacidad de sustituir al clorprofam, dadas las fuertes pérdidas que para el sector ha supuesto la falta de alternativas naturales y eficaces.

Los datos preliminares de los tratamientos con una de las mezclas desarrolladas a base de componentes naturales muestran un sprouting casi 2,5 veces menor los primeros 22-28 días de almacenamiento, y de 1,8 veces a los 42 días, respecto al control. Las patatas no mostraron alteraciones ni pérdidas inusuales en su peso debido al tratamiento.

La planta de la patata llamada patatera (Solanum tuberosum L., Solanaceae) con tallos aéreos erguidos y hojas compuestas posee un sistema subterráneo de naturaleza rizomática en donde se originan los tubérculos que comúnmente llamamos patatas y que, con forma redondeada u ovalada, tamaño y color variable en función de la variedad, suelen presentar en su superficie múltiples yemas de crecimiento, los llamados ‘ojos’, a partir de los que se generarán nuevas plantas. De hecho, la patatera puede multiplicarse por semillas o esquejes, pero en la práctica la multiplicación es vegetativa, mediante la brotación de las yemas (sprouting, en inglés) presentes en los tubérculos.

La patata tiene múltiples usos, como es el consumo humano, la alimentación de ganado, en elaboraciones alimentarias como las famosas patatas 'chips', en forma de copos deshidratados y/o extrusados, también congeladas en distinta forma y presentaciones. También puede ser usada en destilación para la elaboración de licores como el vodka y otros.

La patata es una buena fuente de energía teniendo, según la variedad y cocinado, entre 70-90 kcal/100g, principalmente en forma de almidón. Nutricionalmente, aporta sustancias de interés como ácido fólico, vitaminas C y B1, potasio, calcio, hierro y magnesio.

En la postrecolección de la patata, los tratamientos de curado, preenfriamiento y el uso de compuestos anti-germinantes, anti-brotación o anti-sprouting suelen ser aplicados para alargar su conservación y retrasar la aparición de los brotes. Generalmente, una vez recolectada, la patata se suele dejar secar y/o curar durante 5-10 días a unos 20ºC mínimo para cicatrizar heridas y engrosar la piel. También, aunque poco establecido, las patatas se pueden conservar en un ambiente pre-enfriado. La temperatura mínima a partir de la cual aparecen síntomas de degradación del almidón, y por tanto la aparición de sabores dulces, es variable, pero ocurre a partir de temperaturas inferiores a 10ºC, alcanzando el máximo entre 2-4ºC. Para evitar este fenómeno las temperaturas de almacenamiento son normalmente entre 8-12ºC. Por debajo de 2ºC se suelen dar daños irreparables por frío, como pardeamientos.

Uno de los problemas principales para la conservación de la patata es su capacidad de brotación, mal llamada germinativa. Dependiendo del tipo (temprana o tardía), la patata puede empezar a brotar a partir de los 10-12 días después de su cosecha por lo que su conservación va a depender de la aplicación de un compuesto anti-germinante. Los tratamientos anti-germinantes, anti-brotación o anti-sprouting han sido hasta hace poco una práctica común para evitar la brotación de las yemas de la patata durante el almacenamiento (coloquialmente llamado grillado de la patata). La prohibición del universalmente utilizado anti-sprouting denominado clorprofam (en inglés, CIPC: isopropyl N-(3-chlorophenyl) carbamate ó 3-clorocarbanilato de isopropilo) a causa de su toxicidad y carcinogenicidad, han supuesto un verdadero handicap para el sector (UE 2019/989).

El almacenamiento a corto plazo más allá del período de latencia de los tubérculos, es decir, de 3-4 meses (por métodos tradicionales) y el almacenamiento a largo plazo de 5-9 meses (almacenamiento refrigerado a 8-12ºC) requieren el uso de supresores de la brotación, y el clorprofam ha sido el más utilizado para este propósito (Paul et al., 2016 a, b). La prohibición por parte de la UE del uso del clorprofam desde el 8 enero de 2020, llevó al sector a la búsqueda precipitada de nuevos tratamientos o técnicas de almacenamiento con frío para evitar el sprouting, sin olvidar las grandes pérdidas que esto supuso.

Una vez finalizado el período de latencia (6 a 8 semanas) de las patatas cosechadas y almacenadas, la temperatura que prevalece bajo métodos de almacenamiento tradicionales en regiones subtropicales y tropicales favorece la brotación. Esto requiere el uso de clorprofam para evitar el grillado y el deterioro del tubérculo. El clorprofam es generalmente más eficaz a temperaturas menores a 15ºC. Sin embargo, ha demostrado ser eficaz incluso a temperaturas de almacenamiento más altas. La eficacia del clorprofam como supresor de brotación se ha demostrado bajo métodos tradicionales (almacenamiento no refrigerado de patata) donde las temperaturas estaban en el rango de 21-32ºC. Para el almacenamiento a largo plazo de patatas (5-9 meses), el almacenamiento a 8-12ºC es el método más apropiado, lo cual permite la acumulación mínima de azúcares reductores en las patatas almacenadas. Sin embargo, una vez finalizado el período de latencia natural del tubérculo, esta temperatura de almacenamiento es muy favorable para la brotación, por lo que el uso de clorprofam se vuelve esencial. Por todo ello, la prohibición de su uso ha provocado que la búsqueda de compuestos anti-brotación de origen natural para la patata sea hoy en día uno de los objetivos principales en el sector.

Actualmente se ha autorizado el uso del compuesto 1,4-dimetilnaftaleno con el nombre de 1,4SIGHT® (CampoCyl, 2021), un anti-germinativo químico de BASF Co. con el que se tratan las patatas cosechadas en forma de aerosol, aunque con algunos problemas en cuanto a su distribución homogénea en las cámaras de tratamiento (UE 192/2014). Este compuesto se puede emplear solo hasta junio de 2026 (UE 540/2011), mientras se buscan alternativas más naturales, ya que de acuerdo con la ECHA (Agencia Europea de Productos Químicos), esta sustancia puede ser mortal si se ingiere y entra en las vías respiratorias, y es muy tóxica para la vida acuática con efectos duraderos (ECHA, CAS:571-58-4). Otras alternativas más naturales son el uso de algunos aceites esenciales (Baydar and Karadogan, 2003) y también de atmósferas de etileno (Timm et al., 1986).

En este trabajo presentamos una aplicación de un biorregulador natural desarrollado por nuestro grupo de investigación para la inhibición y control del sprouting en patata. Los datos previos indican que el uso de estos extractos naturales puede ayudar en la calidad de los tubérculos durante su almacenamiento a largo plazo.

Los tubérculos, variedad Monalisa, fueron cosechados manualmente a principios del mes de marzo de 2023 en el Campo de Lorca (Murcia) y trasladados al laboratorio. Las patatas se limpiaron y clasificaron acorde con su tamaño, componiendo 4 grupos de 20 patatas lo más homogéneos posibles. Las patatas fueron sumergidas durante 12 horas a 25-26ºC, en oscuridad, en las disoluciones acuosas llamadas: I (control, agua destilada), II, III y IV. Estas tres últimas con concentraciones crecientes del biorregulador natural. Tras 12 h, las patatas se dejaban secar en papel y se almacenaban en cámara a 25-26ºC y un 65-70% de humedad. Cada 7 días se muestreaba cada grupo para determinar el sprouting (brotación en ojos) y la pérdida de peso (estado hídrico).

En la Foto 1 se puede observar como el Control (Tratamiento I) muestra mayor número de yemas en brotación que los tratados con el biorregulador natural en el Tratamiento II.

En la Figura 1 se puede observar que el tratamiento II mostró la menor actividad anti-germinativa (brotación) en los tubérculos, sobre todo hasta el día 28 de almacenamiento, siendo el diferencial entre el tratamiento II y el control de casi 2,5 veces. A los 36 y 42 días, todos los tratamientos con el biorregulador mostraron menor nivel de sprouting que el control, con diferencias significativas en los tratamientos II y III, y algo menores en el tratamiento IV, con alta dosis de biorregulador.

Los tratamientos con el biorregulador natural no mostraron diferencias significativas respecto a las pérdidas de peso por deshidratación, como muestra la Figura 2. A los 42 días, el tratamiento III mostraba una ligera pérdida de peso mayor que el resto, por encima del 5%, mientras que el resto lo estaba por debajo.

Aunque los datos presentados en este trabajo los podemos calificar de preliminares, los resultados que hasta ahora hemos obtenido muestran una respuesta positiva del biorregulador natural (en este caso actuando como un inhibidor natural), desarrollado como agente de control de la brotación en patatas. El biorregulador natural, obtenido a partir de plantas aromático-medicinales (Hernández-Ruiz et al., 2021), ha mostrado cualidades interesantes para poder proseguir en los estudios y optimización de los tratamientos para el control como anti-germinativo o anti-sprouting en patatas.

El siguiente paso será ensayar el producto en condiciones de almacenamiento reales, incidiendo en el modo de aplicación del producto, las dosis, los tiempos de aplicación y los periodos y condiciones de almacenamiento. Posiblemente, el almacenamiento en frío conjuntamente con el biorregulador natural sea de gran ayuda en el control postcosecha de las patatas. Es previsible que las distintas variedades muestren distintas respuestas en cuanto a dosificación.

La nueva reglamentación (UE 1009/2019) (Arnao, 2022) restringe el abanico de sustancias a emplear en postcosecha, e incide en el uso de extractos naturales con propiedades funcionales. Nuestro producto, a base de plantas (PTM-Agro), presenta excelentes y verificadas propiedades beneficiosas en postcosecha, como por ejemplo su aplicación para alargar la vida útil del brócoli, mejorando sus propiedades organolépticas (Cano et al., 2022). Este producto ha sido desarrollado en la Universidad de Murcia por nuestro grupo gracias a los 25 años de experiencia sobre fitorreguladores de plantas.