"La alfalfa permite distribuir las tareas agrícolas más homogéneamente a lo largo del año, evitando puntas de trabajo como las que se dan en época de siembra y de cosecha"
Entrevista a Óscar Lanzaco, ingeniero agrónomo en Rocalba
En la siguiente entrevista conversamos con Óscar Lanzaco, experto en cultivos forrajeros de Rocalba que analiza las posibilidades que ofrecen las distintas variedades que los agricultores pueden encontrar actualmente en el mercado.
¿Cuáles son las principales especies forrajeras que destacaría actualmente por su valor e interés agronómico?
En leguminosas forrajeras, aunque por superficie la especie más cultivada es la veza (94.558 hectáreas según estimaciones del MAPA en mayo 2020), la alfalfa (Foto 1) con 91.777 ha, según la misma fuente, es la especie forrajera de la que mayor producción se obtiene en Castilla y León.
El maíz forrajero ocupa unas nada desdeñables 10.575 hectáreas, y como se circunscribe primordialmente a regadíos de zonas forrajeras como Saldaña o Algadefe, aporta producciones importantes que se utilizan principalmente en ensilado.
Además de los cereales forrajeros, otras forrajeras destacables son el raigrás italiano y las mezclas forrajeras que combinan gramíneas como el raigrás italiano o la avena estrigosa y leguminosas como tréboles o vezas para que, sin perder rendimiento forrajero, aportemos calidad en forma de proteína, digestibilidad y apetencia para el ganado.
Foto 1. Alfalfa variedad San Isidro.
¿Cuáles son los ciclos de estos cultivos y en qué calendarios de trabajo dentro de la rotación estarían recomendados?
La alfalfa es un cultivo plurianual y por tanto supone una economía en la preparación de suelo y trabajos de siembra en comparación con los cultivos anuales. Además, al ser un cultivo de verano permite distribuir las tareas agrícolas más homogéneamente a lo largo del año, evitando puntas de trabajo como las que se dan en época de siembra y de cosecha. Es además una excelente cabeza de rotación para el cereal. Por último, y especialmente en las zonas de regadío, la potente industria de deshidratado ofrece servicios de manejo de cultivo que permiten una mejor gestión del tiempo al agricultor.
La siembra de la alfalfa puede efectuarse en otoño o en primavera. La ventaja de la siembra de otoño es que permite la entrada en producción la primavera siguiente y que aprovechan las lluvias otoñales e invernales para implantarse y desarrollarse. Pero debe sembrarse con la suficiente antelación como para que con la llegada de las primeras heladas las plántulas cuenten con 3-4 hojas trifoliadas. Por ello, por encima de los 700 metros de altitud son preferibles las siembras de primavera.
En cuanto a los forrajes de invierno, el raigrás (Foto 2) puede ser sembrado desde finales de agosto hasta mediados de octubre, mientras que para la avena estrigosa y las vezas (común o villosa) son preferibles siembras más tardías, de finales de octubre en adelante, para escapar al riesgo de heladas y enfermedades foliares.
Foto 2. Raigrás variedad Ador.
¿Cuántos cortes ofrecen estas variedades y con qué frecuencia? ¿Qué niveles de producción se pueden alcanzar en cada campaña?
Nuestras variedades de alfalfa San Isidro y Victoria pueden ser sembradas tanto en secano (que en esta región supone las 2/3 partes de la superficie dedicada a este cultivo) como en regadío. Son variedades de reducida latencia invernal y escasa sensibilidad al frío una vez desarrolladas, por lo que entran en producción muy pronto en primavera. Ello, unido a un rápido rebrote, permite acortar los ciclos de siega incluso por debajo de los 30 días en condiciones de regadío y unas producciones cercanas a las 15 toneladas de materia seca por hectárea y año, según ensayos del CSIC-Universidad de Salamanca. Ambas variedades tienen una marcada persistencia, incluso con un intenso ritmo de explotación, siempre que se efectúe un correcto abonado y una buena gestión del momento de corte. Fruto de nuestro programa de mejora, hemos obtenido Ordisi y Beya, que aportan mejor producción y calidad.
Nuestra oferta de vezas comunes incluye Armantes y Serva-174, tipo alternativo pero con muy elevada resistencia al frío y a las enfermedades foliares. Y Látigo como veza villosa (Foto 3), con una muy elevada capacidad de producción, tanto en cultivo puro como asociado.
En cuanto a raigrases tipo Westerwoldicum, nuestro catálogo ofrece todo el abanico técnico: desde variedades de implantación y desarrollo rápidos como Bigboss, Caronte y Cebios recomendadas para secanos, dehesas o regadíos que busquen una producción precoz y variedades de gran producción, diversos cortes y desarrollo hasta entrado el verano, como Elirix o Ador, variedades de obtención propia que unen a su elevado rendimiento una extraordinaria calidad debido a la proporción y forma de las hojas, unido al alto contenido de azúcares en hojas y tallos.
Rocalba también ofrece su raigrás italiano bianual Guadalén, que por sus características admite un intensivo ritmo de siega con un crecimiento vegetativo prácticamente todo el año, lo que lo hace interesante para ganaderos que tengan que conjugar el pastoreo con el almacenamiento de forraje ya sea en forma de silo o microsilo, como henificado.
Finalmente, nuestro catálogo de mezclas forrajeras ofrece soluciones para cada necesidad. Desde fórmulas plurianuales como la gama Plurimix, Regmix y Secmix a las anuales como Maxicortes, fórmula para siega que combina perfectamente la productividad del raigrás italiano Elirix y la avena estrigosa Pratex con la calidad y apetencia de las vezas (Armantes, Serva-174 y Látigo) y de los tréboles.
Foto 3. Veza villosa variedad Látigo.
¿Qué nivel de calidad de cosecha ofrecen las nuevas variedades de cultivos forrajeros de ROCALBA y qué criterios serían los más importantes a la hora de satisfacer la demanda actual del mercado?
Victoria y San Isidro fueron seleccionadas por su elevado rendimiento al mismo tiempo que incrementando su relación hoja/tallo, lo que conlleva un contenido proteico de hasta el 22% y una baja proporción de fibra ácido detergente, lo que le proporciona un elevado valor relativo del forraje (RFV) y la consiguiente bonificación del producto por su clasificación Premium e incluso Suprema. La velocidad del rebrote primaveral permite un rápido desarrollo y cubrimiento del terreno (ver foto 4), lo que limita la proliferación de malas hierbas que deprecian la calidad del forraje y reduce los costos de herbicida en parada invernal. Por otra parte, la semilla comercializada procede de campos de multiplicación ubicados en Castilla y León, lo que supone una garantía de adaptabilidad y persistencia.
De la misma manera, en la obtención de Elirix y Ador se ha priorizado el rendimiento y velocidad de corte a la densidad y finura de las hojas, lo que redunda en un alto contenido de proteína incluso en siegas tardías o con la presencia de plantas ya espigadas. Son variedades que aun siendo de tipo Westerwoldicum alargan su periodo de utilización hasta bien entrado el verano. La avena estrigosa Pratex, tanto en cultivo puro como asociado (por ejemplo, en nuestra fórmula Maxicortes) aporta producción, palatabilidad y un largo periodo de aprovechamiento gracias a su ciclo.
