Su camisa ecológica por tan solo 100 € más que una de seda
Jesús Román, Delegado Comercial de Massó Agro
23/03/2021Vacunamos a la gente para acabar con una pandemia como el coronavirus pero nos negamos a proteger las mismas materias primas que nos llevamos a la boca porque pagar el doble o el triple por un producto con un enorme 'ECO' escrito en negrita verde en medio del envase es más cosmopolita y moderno y snob.
El paralelismo entre la farmacología humana y los agroquímicos se presenta en mi día a día más de lo que yo mismo imaginaría. Sirvan de ejemplo las sulfonilureas, que para el lector que no lo sepa, y resumiendo, se emplea en la cura y prevención de la diabetes. Esta misma molécula, bajo el mismo nombre y en un envase menos atractivo pues no lo encuentra en el estante de su farmacia, si lo aplicamos en el césped de la piscina municipal traerá consigo hordas de ecologistas furiosos. O los fungicidas de la familia de los triazoles, que más allá del incomprensible tecnicismo no es más que un anti-oídio utilizado en el campo, también tiene su uso en la farmacología humana para tratar los hongos de los pies.
Con este paralelismo en mente, me resulta muy extraño (y si mis palabras no se malinterpretan puede que a ustedes les resulte igual o más inoportuno) comprender tal animadversión como la que existe con los agroquímicos o fitosanitarios por parte de ciertos sectores. Más incomprensible aún sabiendo que sin su uso sería imposible alimentar a todo un planeta.
Es curioso como en esta situación global tan singular como la pandemia que a todos nos atañe, este sector en el que trabajo ha sido uno de los pocos que han mantenido su regular funcionamiento, ¿acaso no es esta una evidencia de peso para justificar la relevancia de esta industria en la sociedad moderna?
Habría sido imposible acabar con el mosquito de las marismas del Guadalquivir sin un agroquímico, causante del virus del Nilo.
Habría sido imposible acabar con plagas que asolan la amazonia poniendo en peligro a los indígenas que allí habitan y a su flora y fauna sin la utilización de agroquímicos.
Habría sido imposible acabar con cientos y miles de plagas…… sin la utilización de pesticidas.
Podría seguir así varias páginas más, pero con la intención de no robarles más tiempo, concluiré.
Creo y supongo que este rechazo tan firme hacia los fitosanitarios parte de la ignorancia de aquellos que toman tan necias iniciativas. Supongo también que los mismos que se oponen con vehemencia al uso de agroquímicos en el campo, asimismo se oponen a vacunar a sus hijos contra el sarampión o la varicela, e incluso en un futuro cercano, si Dios quiere y nuestro Gobierno también, a vacunarse a ellos mismos contra el coronavirus (Sars 2).