Eusebio Miguel, un convencido del uso de nuevas tecnologías en el cultivo de los cereales
La explotación Martínez Miguel SC, localizada entre las localidades palentinas de Torquemada y Villamediana y gestionada por Eusebio Miguel Martínez y sus primos, ha apostado sin tapujos por la digitalización de las labores agrícolas, por el empleo de las nuevas tecnologías que son consideradas como unas herramientas más al servicio del agricultor. En su caso la agricultura 4.0 ya es una realidad y una necesidad para poder rentabilizar la explotación, sobre todo en secano.
Eusebio Miguel, en las escaleras de su cosechadora New Holland CR 9070.
Eusebio Miguel asegura que donde más necesaria es la aplicación de las nuevas tecnologías es en el secano, ya que es donde se está al límite de la rentabilidad, donde hay que ajustar al máximo todos los gastos y donde la apuesta por la digitalización es cuestión de supervivencia. No obstante, en su explotación también hay parcelas de regadío en las que obtienen unos resultados excelentes, aplicando también la siembra y fertilización variable y siguiendo las recomendaciones de riego de entidades especializadas.
Miguel es un convencido de la ‘rotación pura’ (cereal-oleaginosa-cereal-proteaginosa/leguminosa) y esta temporada no ha sido diferente. Las parcelas de cereal en regadío, que habitualmente vienen de leguminosas en la temporada anterior, son contratadas por diversas casas para producción de semillas. Las empresas son conocedoras del buen hacer de este agricultor palentino y se ‘pelean’ entre ellas por contratar alguna de sus tierras.
Parcelas de trigo y cebada en regadío y secano
Esta campaña, en regadío, Eusebio Miguel ha sembrado la variedad de trigo Rimbaud de Agrusa y la variedad de cebada Fantex de KWS para obtener semillas.
En este caso, al ser parcelas con destino a semillas R-1 las casas exigen que la humedad media en cosecha no sobrepase 12-12’5% de humedad y que el peso específico supere los 74 kg/hl en trigo. En cebada la empresa obtentora pide un peso específico mayor de 62 kg/hl. En ambos casos, las parcelas han superado ampliamente las exigencias.
Las labores de siembra y el abonado de sementera se hicieron en otoño de 2019 con una sembradora y una abonadora de dosificación variable, ambas de la empresa Solá, siguiendo los mapas de rendimiento obtenidos en campañas anteriores. Utilizando dicho mapa de rendimiento, el ordenador del tractor transmite las órdenes de semilla y abonado a los aperos enganchados.
En siembra, en el caso del trigo, echó una media de 200 kg/ha de semilla, con 240 kg en las zonas mejores (20% más) y 160 kg (20% menos) en las peores. En el caso de la cebada, incorporó una media de 190 kg/ha, con 235 kg en las zonas mejores y 155 kg en las peores.
En la fertilización del trigo de regadío, en sementera aplicó una media de 350 kg/ha de media de NPK 13-33-17, con 370 kg en las zonas buenas y 250 kg en las malas. En la cobertera esparció una media de 250 kg/ha de NAC27 a finales de enero (al principio del ahijamiento) y otros 250 kg/h de media de NAC26 a finales de marzo (antes de la floración).
En cebada de regadío echó 250 kg/ha del complejo 7-14-14 y en cobertera 350 kg/ha de NAC26 más un complemento de aminoácidos.
En la fertilización de los secanos, tanto en cebada como en trigo, aplicó en sementera 125 kg/ha del complejo 7-14-14 y en cobertera 250 kg/ha de NAC26.
Tratamientos y riego
En ambos cereales, sólo se aplicó un herbicida de hoja ancha a finales de febrero, ya que la hoja estrecha se controla muy bien con la rotación de cultivos que se hace, con lo que se ahorra mucho dinero. Posteriormente, se aplicaron fungicidas e insecticidas.
En cuanto al riego, debido a las lluvias caídas en primavera, en cebada sólo se han dado tres riegos a lo largo de la campaña, empezando a finales de mayo y terminando en junio. En total de 1.200 m3/ha. En trigo se han dado cinco riegos, aplicando 1.600 m3/ha, de mayo hasta la segunda mitad de junio
Aunque esta temporada no ha sido necesario por la buena cantidad de precipitaciones, el productor de Torquemada quiso apostar en regadío por una cebada ya que, a pesar de que hasta ahora el potencial productivo estaba un 30% por debajo del trigo, tiene menos exigencia en cuanto a dosis de abono y tratamientos y consume un 25% menos agua.
Cosecha excelente
Miguel Martínez realiza la recolección con una cosechadora New Holland CR 9070, que pesa al instante la producción obtenida y hace los mapas de rendimiento de las parcelas.
En un año tan favorable como este, el incremento de la producción media se ha notado principalmente en los secanos ya que, en los regadíos con el agua garantizada, la media cosechada ha sido de 9.000 kg/ha, muy similar a la de 2019; con zonas pedregosas/arenosas de 5.000 kg y con zonas más fuertes de 11.000 kg/ha. En secano la media ha sido de 4.500 kg/ha.
La producción, contrariamente a lo esperado, ha sido parecida tanto en trigo como en cebada, lo que refuerza a Eusebio Miguel en su idea de sembrar más cebada de cara al futuro, sobre todo porque habrá años de restricciones en el consumo de agua para el riego. Además, en zonas declaradas vulnerables, la cebada cumple sin problemas con el límite de nitratos aplicados y, como no le afecta ni la roya ni el fusarium, tiene menos costes de tratamientos fitosanitarios.
Explotación familiar modélica
La explotación Martínez Miguel SC, con sede en la localidad palentina de Torquemada, ha pasado en pocos años del laboreo tradicional de los padres, al mínimo laboreo y, finalmente, a la siembra directa que posibilita ya un ahorro de costes al evitar varias labores en la tierra.
No obstante, Eusebio Miguel y sus primos no se quedaron ahí y, desde que en 2000 instalaron una tableta PDA con GPS, la digitalización se ha impuesto progresivamente. Primero, a través de las imágenes de satélite veían la evolución de sus cultivos en diferentes fases de desarrollo; después, a partir de 2016 hacen mapas de rendimiento con los datos que les facilitan las modernas cosechadoras. Esos datos, que mostraban las zonas mejores y peores de cada parcela, fueron ratificados con el mapeo georreferenciado hecho con quads que midieron la conductividad de sus parcelas; finalmente, toda esa información la procesan y les sirve para hacer siembra y fertilización variables (multicontrol), según el potencial de cada zona de una parcela, lo que les permite ahorrarse de media entre un 30 y un 35% en semilla y en insumos.