Entrevista a los técnicos de la Consejería de Agricultura y Ganadería
Junta de Castilla y León: “Cada vez es más necesario recuperar una correcta relación entre ser humano, tierra y cultivos“
Los retos que debe afrontar el sector agrícola en materia de sanidad vegetal en los próximos años, es una de las cuestiones que más atención suscita entre los profesionales del campo actualmente. Con el fin de conocer en detalle los factores que más van a influir en este proceso de cambio de modelo en la protección de cultivos, hablamos con los responsables técnicos de la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León y del Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl).
¿Creen que los agricultores españoles, en general, están preparados para asumir los cambios a nivel de sanidad vegetal que van a provocar las restricciones de uso a numerosas materias activas en los próximos años?
En primer lugar, la reducción de usos y materias activas en el mercado ya es una realidad. En los últimos años, las instituciones comunitarias han eliminado muchas materias activas con las que el sector llevaba trabajando muchos años con ellas y como en todos los cambios, los agricultores tienen que ir adaptándose y preparándose para ello; ha sido difícil pero el sector ha sabido adaptarse a los nuevos cambios.
Las preocupaciones de los ciudadanos por cuestiones como la salud y la calidad de los alimentos, el cambio climático, la biodiversidad, la sostenibilidad y la preservación de los recursos naturales, ha llevado al Ministerio a publicar el RD 1311/2012, de 13 de septiembre de uso sostenible de los productos fitosanitarios, los agricultores están cada vez más concienciados con la rotación de cultivos, la reducción de productos fitosanitarios así como el cuidado por el medio ambiente, y la seguridad alimentaria.
Es cierto que los agricultores tradicionales son reticentes a asumir determinados cambios en su forma de trabajo pero, cada vez más, es un sector especializado y formado que está adaptándose a la supresión de materias activas. Es importante destacar que los propios fabricantes, así como los suministradores hacen una labor informativa fundamental. Habría que potenciar la labor de los asesores como técnicos especializados en la Gestión Integrada de Plagas.
"Estas nuevas circunstancias suponen un reto para el agricultor, que deberá asumir adaptándose a los cambios en las técnicas de producción con la aparición de nuevos sistemas".
La sociedad está demandando una agricultura cada vez menos contaminante y segura, a la vez se debe salvaguardar la competitividad de la misma y afrontar los retos que se plantean en un escenario de cambio climático global y de producción alimentaria sana y segura. La sanidad vegetal y los medios de protección contra plagas, enfermedades y malas hierbas deben tener en cuenta este escenario a la hora de desarrollar herramientas y métodos de control. La legislación comunitaria establece criterios estrictos, relativos a salud humana, salud animal y protección del medio ambiente, para la aprobación de sustancias activas y autorización de productos fitosanitarios.
Estas nuevas circunstancias suponen un reto para el agricultor, que deberá asumir, como ya lo hacía históricamente con otros, adaptándose a los cambios en las técnicas de producción con la aparición de nuevos sistemas: la agricultura de conservación, la agricultura ecológica o la agricultura integrada, o la utilización de las nuevas tecnologías, como los robots, los sensores, las aplicaciones y el software especializado.
Y ante este panorama, lo que sí se debe recalcar es que las nuevas generaciones de agricultores tendrán que ser verdaderos especialistas en muchas materias… lo cual resulta evidente que puede tornarse en tarea imposible. Por tanto, la clave la tendrán en la información y en el acceso a ella: la información será su mejor apero.
La investigación y la administración tendrán que trabajar de la mano para ayudar al sector en la consecución de esta difícil tarea. ¿Objetivo?: lograr unas producciones adecuadas con la mínima utilización de químicos y que, no ya minimice la problemática ambiental, sino que sea coherente con la sostenibilidad de la misma y de los recursos naturales. Y, por si fuera poco, dando respuesta a las necesidades y exigencias de una sociedad consumidora en crecimiento y que, cada día más, reclama un compendio de calidades y parámetros de seguridad alimentaria... ¡Y en un contexto de cambio climático! Evidentemente, una difícil tarea.
En este sentido, ¿De estos cuatro factores cuál sería el más determinante en su opinión: nuevas variedades, productos biológicos, labores y manejo del suelo o las herramientas de agricultura digital y por qué?
No sabría decir exactamente cuál es el más determinante, puesto que en la combinación de los cuatro factores se puede contrarrestar la reducción de las materias activas para lograr unos cultivos con una buena sanidad vegetal. Es importante hacer un buen manejo del suelo pero, cada vez más, la elección de nuevas variedades mejoradas y adaptadas al medio puede conseguir cultivos más resistentes frente a un patógeno concreto.
El manejo del suelo, si se trabaja la tierra de manera que se consiga tener un suelo vivo, con microorganismos, bacterias, lombrices, con una estructura adecuada en cuanto a porosidad que facilite esa vida, con un contenido elevado en materia orgánica y una relación carbono-nitrógeno correcta, etc. Las plantas estarán mucho más vigorosas y fuertes para poder superar posibles aumentos poblacionales de plagas que se puedan presentar.
Con la rotación de cultivos, se facilita ese manejo adecuado del suelo y no se producen tantas hierbas resistentes y difíciles de eliminar. Por otra parte, las asociaciones adecuadas de cultivos que se benefician, teniendo en cuenta las relaciones de alelopatía entre familias de cultivos, también facilitan que se vaya produciendo un equilibrio adecuado entre suelo-plantas-enfermedades y plagas. Además, teniendo una mayor biodiversidad, se potencian también los enemigos naturales de las posibles plagas dañinas que puedan aparecer, disminuyendo su impacto en el cultivo.
También es necesario tener en cuenta la utilización de variedades adaptadas a la zona donde se cultiva, con una equilibrio adecuado entre producción y manejo de insumos necesario para ello, puesto que uno de los errores cometidos desde la llamada revolución verde, cuyas consecuencias se están viendo claramente ahora, es la utilización de nuevas variedades cada vez más productivas pero a la vez cada vez más demandantes de insumos que hacen que los beneficios económicos, en muchas ocasiones, no sean los esperados.
Por supuesto, la utilización de productos biológicos cada vez es y va ser mayor, de hecho, ya hay muchos productos denominados Residuo 0, y por supuesto, productos ecológicos. En este punto conviene destacar que la agricultura ecológica bien realizada, engloba todas estas cuestiones: manejo adecuado del suelo, rotaciones, productos biológicos, asociaciones de cultivos, abonos orgánicos, etc., y además, se puede certificar, distinguiendo la producción en el mercado y obteniendo un valor añadido al alimento producido que cada vez es más demandado en el mercado.
Por otra parte, la tecnología, bien utilizada, puede ayudar a facilitar el trabajo a desarrollar, pero nunca puede ni debe ser un sustituto a la inteligencia, sabiduría y saber hacer del Hombre.
Todos esos factores, y más, deben aportar, pero no ya per se, sino en el marco interactivo que indica la Gestión Integrada contra las plagas y enfermedades agrícolas. Marco en el cual el protagonista final es el cultivo, concretamente el aspirar al mejor cultivo. Y en este esquema, por ejemplo, las nuevas variedades, sin duda, al igual que lo han supuesto en el más amplio pasado, jugarán un papel fundamental.
Desde que se inició la agricultura, allá por el neolítico, ha sucedido un proceso constante de mejora genética producto de la selección consciente o inconsciente por parte del hombre en pro de los materiales más productivos, más apetecibles, más adaptados. Procesos selectivos, mejora genética en definitiva, que han sido el motor de la agricultura desde su nacimiento, aunque ahora ya lo hayamos puesto un nombre como es el de “nuevas variedades”. Y este campo de la mejora, transformada ya en una potente ciencia multidisciplinar, aporta ahora nuevas herramientas biotecnológicas en constante desarrollo que, sin duda tendrán reflejo en un manejo de la sanidad vegetal acorde a los requerimientos.
Sin obviar la contribución de las nuevas tecnologías, como herramientas para conseguir un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles y de sostenibilidad. Nuestros campos se están tecnificando, y lo harán mucho más en un futuro, muy probablemente, a más corto plazo del que imaginamos. Cada día son más habituales los sistemas de guiado, el uso de drones con múltiples aplicaciones, las App que facilitan la gestión de explotaciones, los sistemas de predicción, los tractores autónomos, los mapas interactivos… La tecnología se presenta como un poderoso aliado que hará más eficaz la labor del agricultor, incluidas sus aplicaciones directas dentro de la Gestión Integrada de Plagas.
"Es importante hacer un buen manejo del suelo pero, cada vez más, la elección de nuevas variedades mejoradas y adaptadas al medio puede conseguir cultivos más resistentes frente a un patógeno concreto".
¿Qué trabajo se viene desarrollando desde Itacyl en lo que respecta a la adaptación a este nuevo escenario?
Desde la implantación del Mapa de Necesidades de I+i Agrario y Agroalimentario de Castilla y León, el Itacyl ha estado trabajando en seis sublíneas de trabajo destacando:
- Sistemas de producción sostenible: agricultura de conservación; estudio y manejo del suelo; Innovación en técnicas de cultivo; Agricultura ecológica; Agricultura de precisión y gestión integral de explotaciones.
- Valorizacion, conservación y utilización de recursos fitogenéticos autóctonos: cultivos extensivos, hortícolas, frutales, olivo y vid.
- Uso eficiente de los recursos naturales e insumos: fertilizantes, agua, eco-fisiología de los cultivos.
- Seleccion y mejora vegetal adaptada al cambio climático: mejora genética en cereales, leguminosas y selección clonal y sanitaria en vid.
- Riesgos y manejo integrado de plagas, enfermedades y malas hierbas dentro de un marco de agricultura sostenible: plagas generalistas, plagas asociadas a cultivos, malas hierbas.
- Evaluación, diversificación y adaptación de especies o variedades vegetales: nuevas especies, variedades adaptadas a los nuevos entornos, así como la selección y evaluación de plantas silvestres autóctonas.
Asimismo, el Itacyl es pionero en otros muchos campos que facilitan herramientas al agricultor en la toma de decisiones y persiguen la eficiencia en la gestión agraria y en la minimización del uso de productos fitosanitarios. Así, se están desarrollando importantes herramientas tecnológicas para ayudar en la toma de decisiones, destacando entre otras Cartodroid, Inforiego, Remoin, el Atlas Agroclimático de Castilla y León, los boletines de predicción de cosecha…
Dentro de la temática de las plagas y enfermedades agrícolas, se debe mencionar el sistema de avisos del Observatorio de plagas y enfermedades de Castilla y León, que trabaja con la filosofía de que todo el conocimiento y los avances científicos y técnicos al respecto no significarían nada si finalmente no repercuten en su usuario final: en este caso nuestros agricultores.
Esa repercusión se garantiza utilizando las nuevas tecnologías de comunicación a través de la Red de agricultores colaboradores del Observatorio y de su plataforma web. La transferencia y la puesta en marcha de flujos adecuados de información son la clave final para ese éxito.
A modo de resumen, ¿Por qué son tan necesarios todos estos cambios y en qué medida la información es un aspecto clave?
En definitiva, un cambio de manejo resulta cada vez más necesario, recuperando una correcta relación entre el ser humano, la tierra y las plantas cultivadas, obteniendo de esta manera alimentos con unas características más beneficiosas para las personas y para la Tierra.
Una labor fundamental es la correcta información a los ciudadanos, es un apoyo importante que desde la Administración se puede realizar y que beneficia tanto a los productores, para valorar más su trabajo, con su buen hacer y las dificultades que conlleva, como a los ciudadanos, puesto que podrán valorarlo realmente y podrán elegir qué alimentos quieren comprar y a qué contribuyen con su compra.