Los agricultores toman el mando en las zonas rurales de los países en desarrollo: 30 años de escuelas campesinas
Desde 1989, las escuelas de campo para agricultores (ECA) empoderan a los campesinos para impulsar el desarrollo sostenible a nivel local. Ideadas en un principio para ayudar a los pequeños agricultores indonesios a aplicar estrategias de manejo integrado de plagas en la producción de arroz, las ECA han logrado desde entonces éxitos en una amplia variedad de contextos en todo el mundo. Desde 1989, se estima que unos 20 millones de pequeños campesinos han participado en las ECA, que existen ahora en más de 90 países.
Entonces, ¿qué son exactamente las escuelas de campo para agricultores?
En la base de las escuelas de campo para agricultores se encuentra el aprendizaje práctico en grupo. Con el apoyo de un facilitador capacitado, cada grupo de la ECA comprende de 20 a 30 pequeños productores que se reúnen de forma regular durante todo el ciclo productivo, ya sea de cultivos, cría de aves de corral o de ganado vacuno. Aprovechando las habilidades y conocimientos de los agricultores, los participantes de las ECA ensayan nuevas ideas y mejoran su capacidad para realizar análisis críticos y resolver los desafíos agrícolas locales.
Las escuelas de campo para agricultores cubren ahora una amplia gama de temas, incluyendo cultivos, acuicultura, cría de animales, silvicultura, gestión de la tierra y del agua y cuestiones sociales. Dentro de estos temas, los puntos de partida van desde la adaptación al cambio climático y el empoderamiento de la mujer hasta las cadenas de valor. Debido a que el proceso de aprendizaje es tan dinámico, las ECA pueden responder a las necesidades y oportunidades locales, convirtiendo a los agricultores en organizadores que pueden respaldar el capital natural, humano, social y financiero de sus comunidades.
En Viet Nam, por ejemplo, el enfoque de las ECA ha revitalizado los sistemas de cultivo de arroz y cría de peces. Los agricultores criaban peces en sus arrozales inundados, obteniendo así otra fuente de alimentos e ingresos. Sin embargo, el uso excesivo de plaguicidas mataba a los peces, alterando esta relación simbiótica. Mediante la eliminación gradual de los plaguicidas y la reintroducción de la producción acuícola en los arrozales, el programa de las ECA ha permitido a los campesinos aumentar sus ingresos, mejorar su nutrición y gestionar de forma sostenible el paisaje.
Del mismo modo, en Kenya, las escuelas de campo para grupos agropastoriles han ayudado a las comunidades que dependen del ganado a aumentar su resiliencia frente a la sequía. Una gran parte del programa consiste en aprender a producir, gestionar y utilizar forraje, y los participantes pudieron comparar los rendimientos de los piensos cultivados con y sin estiércol. Además, las ECA se ocuparon igualmente de nuevas técnicas de reproducción y cuidado de los animales. Como resultado de esta formación, la mortalidad del ganado y la degradación de la tierra han disminuido, mientras que han mejorado los ingresos y la seguridad alimentaria.
En la región del Caribe, las ECA también han empoderado a los productores locales de alimentos para poder responder al cambio climático y, al mismo tiempo, garantizar la seguridad alimentaria. En una región que depende de las importaciones de alimentos, las ECA han ayudado a los agricultores a aumentar su autosuficiencia al promover cultivos producidos en sistemas agrícolas sostenibles desde el punto de vista ambiental y económico. Las escuelas han abordado también temas como la producción ganadera, la gestión de la tierra, las habilidades empresariales y la sanidad. Hasta ahora, han formado a más de 30 000 campesinos.
Basándose en el éxito de las ECA, la FAO ha puesto también en marcha las escuelas de campo y de vida para agricultores jóvenes (JFFLS, por sus siglas en inglés). Estas escuelas enseñan a los niños y jóvenes vulnerables algo más que agricultura; también se centran en prepararles en habilidades para la vida, cuestiones sociales, resolución de problemas y en lograr la autoconfianza. Las JFFLS utilizan el teatro, la danza y los juegos de rol para abordar temas delicados (como el maltrato y el trabajo infantil), poniendo a menudo en escena obras para promover aún más los debates a nivel comunitario. Las JFFLS también promueven actitudes progresistas, incluyendo la equidad de género.
Los impactos de las ECA van más allá de las comunidades locales, contribuyendo así a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Dado el papel central de la agricultura en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, las ECA tienen un papel importante que desempeñar en la promoción del bienestar social, económico y ambiental de las comunidades rurales. Y dado que los pequeños agricultores son importantes productores de alimentos tanto para las zonas rurales como para las urbanas, también son clave para hacer realidad el #Hambre Cero. Como lo demuestran los 30 años de éxito de las ECA, empoderar a los productores a nivel local genera beneficios evidentes a nivel global.
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