Pilar Irigoien, directora gerente de Sodena (Sociedad de Desarrollo de Navarra)
Pilar Irigoien (Foto: DNoticias - cedida por Mikel Saiz).
No hace falta echar la vista muy atrás para que sea imposible imaginar cómo los/las agricultores podrían controlar los cultivos desde su propia casa con una simple aplicación o recibir en el móvil un aviso si aparecían plagas en los cultivos. Estas imágenes, que parecen sacadas más bien de una película de ciencia ficción, son ya una realidad. El auge de las tecnologías, gracias a la transformación digital, ha demostrado que ya no podemos funcionar sin estas innovaciones y la agricultura no podía quedarse atrás. Es fascinante la cantidad de avances tecnológicos que permiten al sector ser mucho más eficiente, productivo y rentable.
En España, la agricultura es uno de los sectores con mayor importancia social y económica, al ser una de las actividades principales del sector primario. Se trata del segundo sector por volumen de negocio a nivel nacional tras el turismo. Además, acumula un 20% de las ventas del conjunto industrial valoradas en 93 millones de euros. No olvidemos que este sector es uno de los pocos en los que el desempleo ha descendido con un 5,1% más de ocupados en la agricultura, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). La innovación tecnológica y el emprendimiento han sido algunos de los factores fundamentales para contribuir al crecimiento de este sector.
Toda esta información puede sorprender a muchos al considerarse la agricultura como un sector tradicional y alejado de la innovación, pero ya podemos confirmar que hoy no pueden existir el uno sin el otro. La innovación ha jugado un papel fundamental en los últimos años en el campo navarro, hemos sido espectadores de una renovación increíble con el fin de adaptarnos a los nuevos tiempos. Al fin y al cabo, se trata de un mercado muy competitivo y para poder seguir creciendo ya no basta solo con cultivar, debemos saber diferenciarnos y, lo más importante, conseguir un producto de calidad a un precio competente para el productor y el consumidor.
Aun así, los retos para la industria agroalimentaria son todavía muchos y muy amplios. Este fue uno de los motivos para lanzarnos a anunciar la cuarta edición de Orizont, una aceleradora de empresas vertical especializada en este sector. Una apuesta firme por la que atraer talento joven que fortalezca el sector agroalimentario con proyectos innovadores y disruptivos. Tras tres ediciones, hemos comprobado que una aceleradora es una herramienta perfecta para impulsar el ecosistema emprendedor y generar tejido empresarial nuevo.
Otro de los factores que han jugado un papel fundamental para incorporar la innovación tecnológica en los procesos de producción agrícola actuales son los propios desafíos globales. Desde el sector agrícola necesitamos poner en marcha nuevas prácticas para hacer frente a los retos que nos esperan: producir más para alimentar a una población creciente con una mano de obra menor, así como contribuir al desarrollo de numerosos países dependientes de la agricultura, implementar métodos de producción más sostenibles y adaptarnos al cambio climático.
Qué duda cabe de que debemos apoyar a los emprendedores y emprendedoras agrícolas y contribuir a la incorporación de los procesos de innovación que construyan un sector competitivo, próspero y adaptado a los nuevos tiempos. Es tarea de todo el ecosistema.