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"El código de barras y el chip de identificación tienen por delante un largo futuro de convivencia"

Entrevista a Javier Blanco, responsable de desarrollo de EPC de AECOC

Mónica Daluz10/07/2008

9 de julio de 2008

El futuro del código de barras en la alimentación está en entredicho por la aparición de una nueva tecnología que podría relegarlo. Interempresas ha hablado con Javier Blanco, responsable de desarrollo Electronic Product Code (ECP- Código Electrónico de Producto) de la Asociación Española de Codificación Comercial (Aecoc), sobre esta situación y otras cuestiones vinculadas al futuro de los sistemas de identificación en los envases.
Javier Blanco, responsable de desarrollo de EPC de AECOC
Javier Blanco, responsable de desarrollo de EPC de AECOC.

¿Está el código de barras llamado a desaparecer, o convivirá, en un futuro, con el EPC?

En AECOC-GS1 España, la organización que impulsa el desarrollo y la promoción del EPC en nuestro país, estamos convencidos de que el código de barras tradicional y el nuevo chip de identificación de productos tienen por delante un largo futuro de convivencia.

No en vano, el código de barras tradicional, que AECOC también gestiona en nuestro país, se emplea con éxito en todo el mundo y en los más diversos sectores profesionales y es un sistema de identificación verdaderamente útil que continúa aportando valor a la gestión de las empresas.

¿En qué tipo de productos se justifica aplicar esta nueva tecnología?

l EPC (Electronic Product Code) es un sistema estándar de identificación de artículos que utiliza la tecnología de radiofrecuencia de identificación y que permite acceder a la información sin necesidad de establecer contacto físico con el producto. En este sentido amplía aún más las posibilidades del código de barras tradicional.

Se trata de un sistema verdaderamente útil para cualquier tipo de artículos. Puede emplearse en productos de alimentación, droguería y perfumería, textil pero también resulta útil más allá del entorno comercial en aplicaciones como la identificación de maletas en los aeropuertos, en pacientes en hospitales para la asignación de medicación, localización de obras de arte en exposiciones itinerantes etc.

Evidentemente nos encontramos ante un sistema de gran potencial, si bien es cierto que existen sectores o artículos en los que la introducción del sistema puede ser más rápido, en la medida en que pueden soportar mejor el coste adicional que, a día de hoy, supone la utilización del chip. Por ejemplo, en el sector de la alimentación resulta sencillo entender que tiene mucho más sentido incorporar un chip a un jamón de bellota que a un yogur y, en el textil, puede soportar mejor el coste adicional un abrigo de visón que un par de calcetines.

Ahora bien, de igual modo que ha ocurrido en otros desarrollos tecnológicos, el abaratamiento progresivo del “chip” lo va a hacer accesible cada vez a más sectores y artículos.

¿Qué hay del sector de la alimentación? ¿En qué productos empezaremos a ver incorporada esta tecnología en la tienda? ¿Cuándo?

Como en su día ocurrió con el código de barras, el sector de la alimentación ha sido el primero en interesarse por el potencial y el desarrollo de un sistema de identificación que obviamente les ofrece buen número de ventajas (retirada selectiva de productos en caso de crisis, óptima gestión de gran número de referencias y promociones etc.). Por ello, los mayores distribuidores mundiales como Wal Mart o Sam's Club en Estados Unidos, Tesco en Gran Bretaña o Metro y Rewe en Alemania han solicitado ya a sus principales proveedores que incorporen el chip en los palés de mercancías y, en algunos casos, en las cajas. Es decir que existen ya casos muy destacados a nivel mundial de utilización real de esta tecnología siempre en el entorno logístico; no en el punto de venta.

Esta introducción del chip en el entorno logístico resulta del todo lógica si pensamos que el EPC tiene una enorme utilidad en las trastiendas -por sus grandes posibilidades y ventajas en materia de gestión- y que además las cajas y los palés de mercancías pueden soportar con mayor facilidad que los productos el coste adicional del “chip”.

También en España destacadas empresas del sector de alimentación como Leche Pascual o García Vaquero tienen ya en marcha interesantes proyectos de EPC en sus entornos logísticos y muchas otras empresas (embutidos Noel, por ejemplo) han sometido a prueba el “chip” en sus productos en el centro de competencia de radiofrecuencia que AECOC tiene en Barcelona.

Ahora bien, poder predecir cuándo el EPC dará el salto desde los almacenes a los puntos de venta resulta realmente complicado teniendo en cuenta que entran en juego numerosos factores tales como la evolución del precio del “chip”, la apuesta por este sistema de algún destacado distribuidor, etc.

La apuesta de los grandes distribuidores está permitiendo reducir muy rápidamente el precio del chip. En este sentido, es importante destacar el hecho de que hace unos 5 años el chip rondaba un euro de coste y que hoy en día pueden adquirirse -dependiendo del volumen del pedido- por unos 10 céntimos de euro. En cualquier caso parece muy poco probable que veamos un buen grado de implantación del chip en los puntos de venta en los próximos 5 o 10 años, otra cosa es que hasta entonces puedan darse aplicaciones concretas en pequeños entornos.

¿Cuáles son los beneficios de este sistema tanto para el fabricante de envases que lo adopte como para el consumidor?

La adopción de un sistema como el EPC aporta ventajas para todos los agentes de la cadena de suministro -fabricantes, distribuidores- y, por supuesto, para el consumidor en la medida en que permite agilizar la mayoría de procesos. Además, al permitir identificar al artículo a distancia y de manera unitaria (distinguiendo entre dos productos de idéntica marca y características -medida, composición…-) resulta un gran aliado en materia de trazabilidad y seguridad alimentaria.

En algunos ámbitos existe la percepción de que esta tecnología se encuentra todavía inmadura ¿Qué les diría usted a los escépticos?

En AECOC estamos convencidos de que aunque tiene todavía mucho camino que recorrer, el EPC es, sin duda, el sistema de identificación del futuro. No hay que olvidar que para que un sistema de estas características funcione es necesario que sea estándar; es decir que se emplee en todo el mundo. En este sentido es importante destacar que el proyecto que AECOC lidera en España está tutelado en el ámbito internacional por EPC Global; un organismo formado para el desarrollo y la promoción de este estándar en el que participan las 108 organizaciones con que GS1 cuenta repartidas por todo el mundo.

¿Para cuándo la etiqueta inteligente? ¿Cómo será el proceso de implantación, supongo que son muchos los actores implicados...?

Poder predecir cuándo la etiqueta inteligente tendrá un buen nivel de implantación es realmente complicado. En cualquier momento puede surgir un proyecto motor que arrastre a toda la industria o un avance tecnológico que dé el empujón final a todas las empresas que están a la expectativa. Inicialmente, las empresas empiezan a utilizar la tecnología en sus procesos internos, de aquí extraen sus conclusiones y es cuando empiezan a intentar conseguir socios comerciales que quieran intercambiar mercancía etiquetada con RFID, se produce así un el efecto 'mancha de aceite' que se va expandiendo en todas las direcciones, que simboliza cómo aumenta el número de empresas que implantan la tecnología.

El tema de frecuencias ¿está solucionado?

Sí. La tecnología RFID fue incluida en el borrador del Cuadro Nacional de asignación de frecuencias del Ministerio de industria, comercio y turismo, que recientemente ha sido publicado. Esto quiere decir que, actualmente, se pueden utilizar los equipos RFID en la frecuencia UHF libremente.

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