La encrucijada de las artes gráficas y su necesaria renovación vista por diseñadores gráficos
Ver, oler, tocar… frente a lo digital
23 de septiembre de 2011
Que las tecnologías digitales han colonizado muchos de los espacios hasta ahora dominados sin problemas por la impresión, es un hecho. Que eso ha servido para zarandear a los profesionales de la impresión para que despierten a otro futuro posible, es otro. Ya no hay territorios de propiedad incuestionable. A la pregunta “Renovarse o morir, ¿qué debe hacer el sector de artes gráficas para sobrevivir (a las tecnologías digitales)?”, a Flavio Morais no le cabe duda: “Renovarse”. El cómo, depende seguramente de la creatividad, de la iniciativa y del riesgo (económico) que quiera o pueda asumir cada uno.
Otros desdramatizan, y prefieren ver en esta situación, para muchos convulsa, una oportunidad: la de encontrar en el binomio impresión/digital, la pareja perfecta, donde cada uno aporte lo mejor de sí.
Argumentos en favor de la comunicación impresa
Tocar y acariciar el papel, el olor, es para algunos de los diseñadores consultados un argumento fundamental para defender los productos impresos. Todos ellos participaron con sus carteles en la exposición del 45º aniversario de Graphispag, en que reivindicaron el futuro de la comunicación impresa en la era de Internet y las nuevas tecnologías. “La pasión por el objeto, CMYK, el olor de recién impreso”, son para David Torrents motivos de peso para tal reivindicación. En definitiva, el romanticismo bien entendido que puede aportar un libro, como “algo más que una herramienta de información o de ocio, una experiencia en sí misma”, argumenta Pep Carrió.
“Me gusta ocupar mis estanterías con buenas ediciones de libros de poesía, novelas gráficas”, añade Oriol Ribas. Pero su posición no se queda en el extremo: “Aunque si he de ser sincero, veo más argumentos de peso a favor del mundo digital, sobre todo en temas ecológicos: menos espacio, menos materias primas, menos contaminación…”. Esta misma dualidad se desprende de las palabras Lluis Ayguadé, quien recuerda su formación con el creador gráfico, diseñador e impresor catalán Ricardo Giralt Miracle (1911-1944) en Filograf —instituto de arte gráfico— donde “utilizaba técnicas como la tipografía, el huecograbado o la iluminación a mano de grabados antiguos como un valor añadido cuando el mercado iba por otros derroteros”, razones por las que Ayguadé confiesa: “Nunca podré dejar de valorar la importancia del mundo de las gráficas”. Pero la realidad se le echa encima y, consciente de la vertiginosa evolución tecnológica reconoce: “El futuro ya está aquí y será digital; y casi seguro que virtual”.
Renovarse o morir
¿Cómo asumir los avances del mundo digital? En opinión de Pepe Cruz Novillo, “la competencia del soporte digital irá a más”, y eso a la vez que “el mundo digital está generando, más que nunca, documentos susceptibles de ser impresos”. Esta aparente contradicción alberga una visión muy positiva, que deja la puerta abierta a que los empresarios de gráficas repiensen sus productos y sus maneras de trabajo, eso sí, contando con la indispensable sinergia de lo digital —“en mi faceta de escultor, lo digital y lo impreso no sólo no compiten, sino que se complementan”, asegura Cruz Novillo—. Del mismo parecer es Andreu Balius, el de renovarse sin renunciar a lo que ofrece el medio impreso, aunque con una clave competititiva, “cuidar la calidad de impresión”. Para este diseñador, “la comunicación gráfica continuará existiendo en ambos soportes. Cada soporte aporta un tipo de experiencia diferente. Hay que potenciar estas experiencias en el caso del papel”. Y ahí están las ediciones únicas, “el valor cualitativo y de objeto artesanal” —apunta Sonsoles Llorens— que confiere el soporte impreso. Crear “soportes especiales aplicados a la arquitectura y el arte”, propone Carrió.
¿Le queda un espacio exclusivo a lo impreso?
Para Lluis Ayguadé, en una época de cambio generalizado donde las artes gráficas no son una excepción “no existen respuestas diáfanas a preguntas tan concretas (…) todo va muy deprisa, incluso los avances tecnológicos quedan obsoletos en poco tiempo”. La actualización constante de la información es territorio de lo digital, mientras en lo exclusivo los productos impresos pueden encontrar su sitio, como refiere Ribas: “El medio impreso puede ofrecer ‘piezas únicas’, libros que son obras de arte, que por su diseño pueden diferenciarse y convertirse en un objeto de deseo”. A ello, Llorens añade “el packaging”, y Carrió los “soportes especiales aplicados a la arquitectura y el arte”.
Más allá del papel
El papel comparte su reinado en la comunicación impresa con otros soportes, entre los que Carrió destaca aquéllos que hacen que las impresiones estén ‘vivas’. “La camiseta, un cartel en movimiento, que es un clásico de la comunicación que mantiene su buena salud”, afirma. Cruz Novillo apuesto por el lienzo “que utilizo a menudo en mis obras de artista plástico”. Para Ribas, amante de la tipografía, no importa tanto el espacio como el hecho de que sea aplicable al mismo, “en muebles urbanos, carteles, alcantarillas, etc. Tengo la común afición entre los diseñadores de ir fotografiando todas las tipografía curiosas que veo por la ciudad”.
Y es que la ciudad es, en países mediterráneos, un espacio en sí mismo, como reivindica Torrents: “¡El cartel tiene que reivindicar su espacio para tomar la calle!”. Finalmente, Morais relativiza o, quizás, busca lo mejor de cada método y cada soporte para encontrar ese binomio ideal: “Del papel a la pantalla, todo me parece relevante”.