La unión hará la fuerza en el sector de las artes gráficas
17 de febrero de 2011
Graphispag insufló ánimos a los suministradores y empresarios gráficos aragoneses y vascos que, como en el resto del país, viven volcados en la búsqueda de fórmulas para resistir la crisis y de soluciones para reinventar su actividad. En estas dos comunidades se concentra el 8% de las empresas gráficas españolas.
La presidenta de Aegraf, Olga Larroy, explicó el mal momento que atraviesa la industria gráfica aragonesa por la reducción de márgenes, la subida del coste de los materiales y la presión que reciben de sus clientes para bajar precios. Larroy lamentó la negatividad que se respira entre los empresarios y se refirió a la apuesta lanzada desde Aegraf -que representa el 66% del empleo del sector en Aragón- por potenciar los acuerdos de colaboración entre empresas con actividades complementarias. “Queremos crear un núcleo fuerte de impresión en Aragón para competir con comunidades vecinas como Cataluña o el País Vasco”, aseguró Larroy.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Artes Gráficas de Vizcaya, Iñaki Garcinuño, dibujó una situación muy similar en el País Vasco, aunque especificó que no todas las empresas gráficas se han visto afectadas al mismo tiempo por la coyuntura, sino que la crisis les ha llegado en momentos distintos dependiendo de la especialidad. Garcinuño aseguró que ante el futuro de incertidumbre los empresarios están sobrepasados: “Se nos pide que reorientemos nuestro negocio, más valor añadido a nuestros productos, que apliquemos la innovación, que hagamos más grandes nuestras empresas con fusiones o alianzas, pero al final las soluciones han de ser individuales y quizás no estamos preparados. Hace falta una profesionalización de la gestión, afrontar el relevo generacional y tener ganas de cambiar”. Garcinuño adelantó que en el País Vasco están trabajando para la creación de un clúster de empresas gráficas con el fin de impulsar la competitividad, la internacionalización y la innovación.
Los impresores opinan
Eva Garrido, de Arpi Relieve, expresó su desconcierto sobre cómo afrontar el futuro. Explicó que han seguido vendiendo calidad de servicio y rapidez, consiguiendo en 2010 aumentar las ventas respecto al año anterior, pero con márgenes más reducidos. Garrido justificó que la buena situación financiera de la empresa les ha permitido aguantar estos dos últimos ejercicios sin necesidad de cambiar su estructura -de componente familiar-, pero que será inevitable tomar decisiones intermedias, si no mejora la economía y crece la demanda.
Jesús Glaría, de Zarfosa, se refirió a la necesidad de “dar un giro al negocio gráfico en los próximos dos años” y de “unificar, entre todos, los criterios a la hora de fijar los precios de estos nuevos producto”. Pedro Calleja, de Calidad Gráfica -un ejemplo de fusión de empresas-, explicó que están apostando por la innovación, la internacionalización y la colaboración con compañías de impresión digital.
Pedro Marquina, gerente de Huella Digital, indicó que en el sector de la impresión digital también han bajado notablemente los pedidos, en especial en cartelería, y aludió al problema de la sobrecapacidad de equipos digitales instalados Marquina expuso que hay que buscar la diferenciación, “mejorando lo que hacemos bien, inventando productos nuevos a partir de la tecnología y nuestra experiencia, y viajando para ver qué están haciendo fuera”.
Merche Sánchez, de Arte Digital, se mostró convencida de que la tecnología marcará el futuro de la actividad gráfica y defendió las alianzas empresariales para dar un mejor servicio a los clientes. Por su parte, Francisco Ortiz, de Ino Reproducciones, aludió al problema de la financiación, ya que para reinventar la actividad hay que seguir invirtiendo, como se ha hecho siempre en el sector gráfico.
Santiago Retortillo, de Calidad Gráfica, comentó que esta situación conlleva obligatoriamente una “catarsis de empresas para garantizar el futuro”. Iñaki Garcinuño corroboró esta opinión, aunque apuntó que “la industria gráfica padece el mal de las pymes de carácter familiar, que impide tomar decisiones rápidas que afecten a los empleados”.
“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”
Ante estas opiniones, el consejero delegado de la empresa vasca Samper Impresores, Alfredo Samper, hizo un llamamiento al optimismo: “La mejora de la situación depende de nuestro esfuerzo, de nuestro trabajo y de estar atentos a las oportunidades. Si no vemos futuro, no tenemos presente", afirmó. En este sentido, Samper recomendó potenciar los puntos fuertes de cada empresa y adoptar una actitud activa para crear nuevos productos y servicios, adelantándose a las necesidades de los clientes.
Javier Artigas, de Aragonesa de Reproducciones Gráficas, manifestó su confianza en que, una vez superado este cambio de ciclo, el futuro será mejor. También se mostró convencido de que la creación de nuevos productos y la búsqueda de soluciones han de surgir del propio sector.
Para el empresario vasco, también es esencial una mejora de la gestión, la implicación del personal en el proyecto de la empresa y la búsqueda de nuevos mercados, incluso en otros países europeos donde la calidad es muy apreciada. Según Samper, “la crisis pasará, se equilibrarán los mercados, pero no se volverá a la situación de 2007, sino que se ajustará la oferta a la demanda y se salvarán sólo los mejores”. “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”, sentenció Samper parafraseando a Albert Einstein.
El papel del asociacionismo
Durante el encuentro, Jesús Pérez, de Henche, explicó que están ofreciendo equipos que requieren inversiones menores, pero con nuevas aplicaciones que aportan diferenciación al producto gráfico. Mientras, Jesús Guerrero, de Surgraf, indicó que el momento demanda máxima colaboración entre suministradores y clientes, para plantear juntos un futuro a medio plazo.
Iñaki Garcinuño y Olga Larroy comentaron el papel del asociacionismo gráfico en sus comunidades que actualmente “vive una crisis de identidad”. Ambos coincidieron en señalar que también es tiempo para reflexionar, ya que estas entidades tienen sentido si son “útiles para sus asociados”. “Se están impulsando actividades de formación y proyectos para promover la colaboración entre empresas que tendrían que tener más seguimiento”, explicaron.