Las industrias gráficas ante el reto del interclúster sectorial
1 de febrero de 2011
Crecimiento, mejora de la competitividad a través de la innovación, la transferencia de conocimiento, desarrollo tecnológico y el posicionamiento en nuevos mercados son los objetivos que se marca el acuerdo alcanzado para contribuir al desarrollo estratégico de los sectores que integran la cadena de valor de las industrias gráficas. “El sector gráfico está altamente atomizado, ya que más del 80% de las empresas cuentan con menos de diez trabajadores, por ello los clústeres ofrecen una serie de servicios y proyectos que de manera individual le sería muy complicado conseguir a esas empresas”, afirma Mireya Sáez, gerente del Clúster de la Industria Gráfica valenciano.
Dentro del actual contexto de crisis económica, las industrias gráficas están atravesando, a nivel global, un período de fuerte depresión por un exceso de la oferta debido a la competencia de los métodos digitales, que dificulta el retorno de las grandes inversiones en maquinaria que requieren este tipo de negocios. Además, la rapidez de cambio tecnológico ha cogido por sorpresa a los empresarios, con poco tiempo de reacción para adaptarse a la nueva situación. Para Juan Penas, secretario general del Clúster del Producto Gráfico y Libro Gallego (clúster pionero en España en agrupar a todos agentes de la cadena de valor, desde empresas de artes gráficas hasta editoriales y agencias de publicidad y diseño), el panorama empresarial está haciendo frente a “una evolución disruptiva” que ha obligado a un cambio en el modelo de negocio inédito “desde los tiempos de Gutemberg”.
Pero, ¿cómo hacer frente a la triple tarea de capear el aumento de la competencia, los cambios de mercado y adaptarse al rápido desarrollo de la tecnología? Sáez apunta a tres cuestiones que califica de “fundamentales y comunes a todos los subsectores”: mejorar la gestión empresarial, contar con profesionales “adecuadamente formados y capacitados” e implantar nuevos modelos de negocio basados en las nuevas tecnologías y la apertura de mercado y, sobre todo, en el cliente.
La oferta de servicios cada vez más específicos y con valor añadido puede ser una de las vía de salida para las imprentas en opinión de Susana Otero, responsable del departamento de Artes Gráficas de Aido: “Las empresas de impresión tienen que entender cómo utilizan sus clientes las nuevas tecnologías. A medida que la demanda de comunicaciones publicitarias personalizadas aumente, algunas imprentas ofrecerán servicios de gestión de datos y envío de correo, y también mensajes de texto, e-mail y sitios web personalizados (PURL)”. Asimismo, esta ‘revolución’ de las actividades de una imprenta se completaría con servicios de depósito y almacenamiento la gestión de existencias y la reposición directa de productos”.
Efecto tractor
Ante la necesidad de diversificar la oferta, el clústeres se posicionan como una herramienta adaptada a esa exigencia gracias a su carácter vertical. “Un clúster es un club de empresas que se agrupan de forma voluntaria para trabajar en común, pero su objetivo no es el de acumular a todas las empresas de un subsector, sino aunar a empresas líderes o ‘tractoras’ de cada uno de los subsectores”, explica Penas.
Este ‘efecto tractor’ comienza con la cooperación de las empresa líderes del sector, con mayor capacidad, que logran nuevos mercados, innovan y se expanden internacionalmente. Al introducirse en ámbitos de mayor valor añadido se mueven a un nuevo territorio en el mercado, arrastrando a las empresas de menor tamaño del mismo sector (no incluidas en el clúster), que pasan a cubrir ese hueco que antes ocupaban las empresas ‘tractoras’.
“De esta forma, se provoca una curva ascendente en todas las empresas sectoriales. De lo contrario, lo que ocurriría es que todas irán contra todas compitiendo en mercados locales por precio, algo que llevaría al empobrecimiento de las empresas y a la canabalización”, advierte el responsable del clúster gallego.
¿Y cuando no hay un cliente-empresa que arrastre al resto de miembros de su cadena de valor? En este caso, Penas asegura que lo recomendable es orientarse a mercados y abrirse a posibilidades de cooperación y sinergias con otros clústeres sectoriales. “En un mundo globalizado hay que tener una mentalidad macro y no micro. Debemos pasar de un ámbito local a un ámbito internacional, no queda otra y para ello hay que vertebrar todos los sectores y generar relaciones de negocio interclúster”.
La internacionalización del ‘packaging’
Si hay un subsector de la industria gráfica que está sufriendo menos el temporal económico ése es el de las empresas de impresión enfocadas a envase y embalaje, que en el año 2010 representaron un 16,96% de la producción de 2005 y se estima que alcance valores en torno al 114% dentro de cuatro años, según datos del Aido.. A este respecto, la representante del clúster valenciano prevé que en 2011 “se superen las dinámicas precrisis”, facilitando un crecimiento “sostenido pero continuado” en el tiempo.
Dada la importancia que los envases están tomando cada vez más en el diseño y fortalecimiento de las marcas, la responsable de Aido destaca una oportunidad para los impresores especializados. Además, el ‘packaging’supone un oportunidad para emprender procesos de internacionalización y de alianzas estratégicas con otros países por la creciente demanda de las empresas clientes que exigen más dimensión e innovación a sus proveedores. Otero recuerda que se debe tener presente “la tendencia de migración de la producción de envases industriales para reducir costes de fabricación de las regiones occidentales hacia el este, y Asia, en particular, si bien los envases de alimentos, tabaco, cosméticos y farmacéuticos tienen a permanecer localizados”.
En este sentido, Penas subraya la conveniencia de llegar a alianzas o ‘joint ventures’ para favorecer la competitividad, a través de acuerdos con empresas de otros países que tengan productos complementarios y beneficiarse de los mismos canales de distribución.