Industria del papel: innovación a gogó
24 de agosto de 2009
Paralelamente la industria del papel ha evolucionado tecnológicamente dotando al producto de nuevas propiedades, al tiempo que las tintas han entrado en una imparable dinámica de eficiencia medioambiental.
Según la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón, Aspapel, el 30% de los papeles que hoy usamos no existían hace 10 años y el 21% de las ventas del sector en nuestro país lo son en productos nuevos y mejorados, lo que prueba el camino hacia la innovación emprendido por la industria papelera. Entre las aplicaciones que hacen de éste un producto de valor añadido podemos citar los papeles para cromatografía, el papel electrotécnico para transformadores de alto voltaje, el cartón dieléctrico para motores y dinamos, papeles con aplicaciones de fricción en los frenos y la transmisión en automóviles, papel autocopiativo con microcápsulas de arcilla activa, papeles especiales para la protección de frutas ante las inclemencias del tiempo durante su proceso de crecimiento y cosecha, papel cushion, o el papel interleaving.
Consumo y modelo de negocio
“En EEUU -nos cuenta Juan Vila, gerente de Stora Enso-, la tendencia para los próximos 10 años es de decrecimiento del mercado; allí la gente joven compra cada vez menos periódicos y ese fenómeno también llegará a Europa. El del papel de periódico es un segmento que no se puede reconvertir y la solución pasa por cerrar las instalaciones más ineficientes.”
Con respecto al ámbito de las revistas periódicas, la valoración de Vila es que “aunque el número de páginas ha bajado por el descenso de la publicidad, a largo plazo el consumo se reactivará y, como consecuencia, se volverán a imprimir más páginas.”
En nuestra conversación con el gerente de Stora Enso, Vila señaló el advenimiento de la impresión digital como el mayor de los cambios acaecidos en el sector; “este tipo de impresión permite una tirada baja, pero es lenta y cara; más allá de los 1.000 ejemplares es más rentable la tradicional, aunque el continuo desarrollo de nuevas tintas hará que, a la larga, vaya ganando terreno. Al final -concluye- se complementarán.”
Dentro de la industria papelera, el sector del envase y embalaje es el que “tiene mayor peso, y aunque está atravesando un mal momento -como señala Vila-, ya que se empaquetan menos cosas, y aunque la evolución es muy lenta, se hacen modificaciones o pequeñas innovaciones para satisfacer las necesidades del cliente.” Además de su versatilidad en cuanto a aplicaciones y a su adaptabilidad al comportamiento de la demanda, debemos añadir sus buenas características medioambientales, que lo convierten en un producto que cumple con las nuevas demandas del consumidor.
El director general de Aspapel, Carlos Reinoso, hace una valoración sobre el futuro de los papeles destinados al embalaje: “los análisis destacan las ventajas competitivas del papel frente a otros materiales alternativos; el papel como material de embalaje (cartón ondulado, cartón estucado, sacos y bolsas) es reciclable y renovable, sólido, resistente, ligero, de gran adaptabilidad, higiénico, ofrece gran calidad de impresión y resulta inmejorable como vehículo de marca.”
Juan Vila, por su parte, nos explica que “el cartón es un producto estándar y que como tal no ha experimentado una evolución significativa en el último decenio; eso sí, la innovación que más demanda el mercado es lograr precios más bajos; esa es la verdadera innovación en este producto: hacer más eficiente la producción.”
Un poco de historia
Con la invención de la imprenta, el papel pudo dar la verdadera medida de su utilidad por sus cualidades gráficas y -dado que se trata de un producto renovable- pudo hacer frente a la gran demanda de los impresores. A partir del siglo XV, la industria papelera adquiere un enorme desarrollo en Europa y el papel fue causa y protagonista de la gran eclosión cultural del Renacimiento.
Ese gran crecimiento de la industria supuso la investigación y desarrollo de nuevas fibras papeleras, la invención de la técnica de blanqueo y el desarrollo de la maquinaria papelera con innovaciones como la pila holandesa y la máquina de papel continuo.
Del árbol a la librería… En tres pasos
Uno: el papel se cultiva y se recicla
Las plantaciones forestales de especies de crecimiento rápido absorben mucho carbono (un kilo de papel almacena 1,3 kilos de CO2), ayudan a que la superficie arbolada crezca y a que los bosques naturales se conserven. Estas plantaciones se hacen en tierras que los ganaderos y los agricultores ya no utilizan, y de este modo se crean puestos de trabajo y se consigue que en esos lugares el campo no quede abandonado.
Una vez utilizado, el papel usado se recicla fabricando papel nuevo. En España ya recuperamos para su reciclaje el 69% del papel que consumimos al año. Tal como argumenta la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón, “es falso que reciclando papel se ahorren árboles, ya que la fibra de celulosa procede de árboles cultivados para hacer papel, que de otro modo no se plantarían”. Según las mismas fuentes, por cada tonelada de papel que se fabrica se plantan y cultivan seis nuevos árboles, lo que representa un total de 430.000 hectáreas de arbolado de pino y eucalipto que “existen y se mantienen gracias a la producción papelera”.
sector papelero.
Dos: recuperación y reciclaje
El papel y el cartón usado que el consumidor deposita en el contenedor azul, es recogido por un camión grúa y llevado al almacén de un recuperador de papel y cartón. El recuperador lo clasifica por tipos, lo limpia, lo acondiciona, lo enfarda y lo envía a la fábrica papelera. El papel entra en la fábrica a través de cintas transportadoras, se mezcla con agua en el pulper y se agita. Las fibras de papel se separan de las grapas, plásticos, etc., y pasan a la máquina papelera.
Las fibras de celulosa forman una banda húmeda, de la que se va eliminando el agua. Así el papel usado se convierte en una bobina de papel nuevo.
Tres: fabricación de celulosa y papel
Para fabricar el papel, las fibras de celulosa se mezclan con agua y esa mezcla pasa a la máquina papelera. En la máquina, la mezcla de agua y fibras se coloca sobre una larga banda conducida por rodillos. A continuación se va retirando el agua por varios procedimientos: gravedad, vacío, presión y secado. Y finalmente obtenemos una enorme bobina de papel.
Fabricación de papel: revolución medioambiental
El 100% de la producción de celulosa blanqueada es ECF (libre de cloro elemental) o TCF (totalmente libre de cloro). El sector utiliza un 94% de combustibles más limpios, como el gas natural (62%), o renovables, como la biomasa residual del proceso de fabricación (32%), y produce cerca del 50% de la energía renovable con biomasa generada en España.
Por otra parte, la industria papelera española es uno de los grandes impulsores de la cogeneración, sistema que produce a la vez energía eléctrica y energía térmica para consumo industrial, con muy alto rendimiento, por lo que ahorra energía primaria y reduce las emisiones. El sector produce mediante cogeneración el 2,2% de la electricidad total generada en España y es líder, con un 18% de la cogeneración nacional. En este sentido, la energía generada por la industria papelera española, a través de este método altamente eficiente cubre el consumo energético total del sector.
Cada español utiliza al año unos 170 kilos de papel en más de 300 usos relacionados con la educación, la cultura, el arte, la comunicación, el comercio, la higiene o la sanidad, entre otros, y se reparten así:
58 kilos de papeles gráficos (diarios, revistas, libros, folios, cuadernos...).
66 kilos de embalajes de cartón ondulado (cajas de productos de alimentación y bebidas, electrónica e informática, perfumería y droguería, juguetes...).
17 kilos de papeles higiénicos y sanitarios (papel higiénico, rollos de papel de cocina, pañuelos, servilletas...).
12 kilos de cartón estucado (cajas de cereales, de conservas, de perfumes, de medicinas...).
17 kilos de otros papeles (sacos, papel decorativo, papel moneda, filtros, etiquetas...).
Papeles gráficos e innovación
Consideraciones sobre el futuro
Libro digital, ¿adiós al papel?
Frente a la practicidad de las potenciales motivaciones de compra, los frenos tienden a adquirir un carácter fuertemente emocional, vinculándose en buena medida a la “mítica del papel”. Tal como señala Carlos Reinoso “lo que sin duda está quedando muy claro es que el papel impreso -frente a otros soportes- tiene una gran capacidad para transmitir emociones porque se puede tocar y sentir, se puede oler y crea con el lector una relación cercana, directa, física, que hace que el mensaje sea más potente y convincente”.
Tufos y perfumes…
Utilizado para la impresión de diarios, está fabricado mayoritariamente a base de papel recuperado o pasta mecánica. Puede ser blanco o ligeramente coloreado y su gramaje habitual oscila entre 40 y 52 g/m2, aunque puede llegar a 65 g/m2.
Papel para impresión y escritura
Utilizado para revistas, libros, cuadernos, agendas, sobres, folletos, carteles, papeles de oficina..., puede ser estucado o no estucado, dependiendo del uso a que esté destinado. El estucado es un proceso mediante el que se adicionan al papel -por una o por las dos caras- productos como caolín o carbonato cálcico, que permiten mejorar las características de impresión, haciendo el papel más brillante, más opaco y más uniforme.
Papel higiénico y sanitario
Fabricados a base de fibra virgen o papel recuperado o una mezcla de ambos, se utilizan en la higiene personal (papel higiénico, compresas, pañales, pañuelos...), en el ámbito doméstico (rollos de papel de cocina, servilletas, manteles, filtros de café...) y como material sanitario y de limpieza industrial.
Papel para envases y embalajes
Papeles para cartón ondulado: Utilizados en las distintas capas de las cajas de cartón ondulado, se fabrican básicamente con papel recuperado, si bien pueden incorporar, en distinta proporción, pasta virgen. En este grupo se incluyen: papeles para ondular (fluting, semiquímico, etc.), kraftliner, testliner y biclases.
Papel kraft sacos: papel de gran resistencia empelado en la fabricación de sacos de gran tamaño para materiales de construcción, alimentación animal...
Cartoncillo: empleado en la fabricación de estuches plegables o envases, es un material compacto hecho a base de pasta virgen y/o papel recuperado, con varias capas y normalmente acabado con recubrimiento de una capa de estuco.
Papeles especiales
Entre ellos: papel impermeabilizado para embalaje de productos hortofrutícolas, papel microrizado de gran extensibilidad, papel inter-leaving de excelente comportamiento frente a elevadas temperaturas para intercalar en usos industriales como el laminado en frío de acero, papel cushion para usos industriales como sustituto del poliuretano, papel moneda, papel metalizado directamente por alto vacío, papel autoadhesivo inhibidor del moho, papel acetato de celulosa transparente...