La impresión digital gana terreno en el sector de envasado
En los últimos veinte años hemos asistido al nacimiento y la expansión de la impresión digital de etiquetas. Hoy en día, una de cada dos prensas se equipa con motores electrofotográficos o cabezales de inyección de tinta. Eso no es algo que deba sorprendernos, porque las tecnologías digitales actuales ofrecen grandes ventajas. Así, por ejemplo, la impresión de tiradas cortas a un coste viable se ha convertido en una realidad (en comparación con procesos tradicionales como la flexografía o el offset). Esta posibilidad encaja perfectamente con la tendencia hacia unos ciclos de vida cada vez más cortos de los productos de consumo. Ahora es el momento para que el sector del envasado salte a la arena digital. Por supuesto, el número de prensas digitales que se venden en este segmento es todavía mucho menor que las que se destinan a la producción de etiquetas, pero todo indica que solo es cuestión de tiempo.
Prensa digital de cuatricromía Fujifilm Jet Press 750S.
Las empresas están entendiendo que la demanda de los clientes evoluciona y están apostando por la diferenciación, la individualización y la personalización de sus productos. Un ejemplo temprano de esta tendencia fue el de la Coca-Cola, cuando introdujo la Coca-Cola Light y la Zero. Esas líneas de producto se diversificaron aún más y ahora podemos comprar Coca-Cola sin azúcar, sin cafeína o con sabor a frambuesa, vainilla o limón sin azúcar. Y no solo eso: todos esos productos se desglosan a su vez en docenas de tamaños y formatos (33 cl, 1 l, 1,25 l, 1,5 l, botellas de PET, vidrio o latas). Ese es tan solo un ejemplo de cómo una marca utiliza en su beneficio la proliferación de productos.
Los consumidores individuales son cada vez más exigentes y hay que ofrecerles productos que se ajusten a sus necesidades. La campaña ‘Comparte una Coca-Cola’ ha demostrado el éxito de la personalización y de las versiones en masa, después de explotar con éxito la mentalidad de los millennials y de tocar la fibra de los seguidores del movimiento ‘Me, myself and I’. ‘Comparte una Coca-Cola’ es indiscutiblemente el ejemplo de mayor éxito. Sin embargo, hay toda una plétora de marcas que ya ofrecen sus productos en una amplia gama de subartículos, que venden en diferentes países en múltiples formatos o presentaciones. Esta revolución del envase ya ha comenzado y afecta no solo a las grandes empresas sino también a los pequeños fabricantes de productos tales como mermeladas, bebidas energéticas o cremas para el cuidado de la piel. Sumémosle además el auge del comercio electrónico y, con él, los inicios de la producción “por encargo”. En septiembre de 2017, Krones, una de las principales empresas embotelladoras, presentó ‘Bottling on Demand’ en Drinktec (Alemania), un concepto de producción y envasado “por encargo”, gracias al cual un consumidor individual puede hacer pedidos de una bebida personalizada y aromatizada; por ejemplo, con sabor a naranja, en un formato de botella de vidrio de 50 cl, que se le envía en un pack de 1, 4 ó 6 unidades según sus indicaciones.
Pensemos en los fabricantes de yogures, que ofrecen a los consumidores la posibilidad de hacer pedidos online de packs multisabor, exclusivamente con los sabores que le gustan al cliente. Hay miles de productos que, algún día, también podrían producirse y venderse de esta manera, utilizando un método que ya se utiliza con frecuencia en la industria del automóvil para reducir los costes de inventario. El envasado digital permite fabricar productos bajo demanda. Con la ayuda de tecnologías digitales, las marcas y sus proveedores de impresión pueden introducir nuevos productos en el mercado para ver qué tal se comportan, con tiradas de impresión flexibles que limitan los riesgos y evitan costes excesivos.
La segunda razón para pensar que la impresión digital penetrará en breve con fuerza en el sector del embalaje radica en la tecnología en sí. En la última década se han introducido mejoras enormes en la calidad de impresión. Los avances en términos de resolución son impresionantes. Se ha pasado de 600 a 1.200 ppp, tanto en electrofotografía como en inyección de tinta. La calidad es tan buena que solo un ojo bien entrenado puede distinguir una impresión offset de una digital. Y luego está la velocidad de impresión, que también ha ganado ritmo. HP Indigo ya allanó el camino en 2012 con prensas digitales como las HP Indigo 20000 y 30000, dirigidas a la impresión sobre film y sobre hoja de cartón, respectivamente.
El modelo 20000 alcanza velocidades de 34 m/min en cuatricromía (hasta 45 m/min en modo de emulación de tricromía), mientras que el modelo 30.000 imprime 3.450 hojas/hora en modo cuatricromía (hasta 4.600 hojas/hora en modo de emulación). En los últimos tiempos, la inyección de tinta ha recuperado el terreno que había perdido. Ejemplos de ello son la Fujifilm Jet Press 750S, lanzada en septiembre de 2018. Pasa por ser la prensa digital de cuatricromía más rápida del mercado en formato B2 y es capaz de imprimir 3.600 hojas/hora en 4 colores.
En cuanto a la impresión en bobina, Kodak presume de ser el único que alcanza una velocidad de 300 m/min, con una resolución de 600 ppp en anchura; en concreto, en bobinas de 650 mm y utilizando la tecnología Stream, que desarrolla en colaboración con integradores como Uteco. Esta empresa estadounidense, que publicita costes operativos “muy competitivos” en comparación con la electrofotografía, ha anunciado para la próxima Drupa una resolución de 1.200 ppp con su tecnología Ultrastream. Pero, sobre todo, su velocidad de impresión es lo que le abre la puerta a competir directamente con los procesos tradicionales. “Hemos calculado que, hasta 20.000 metros cuadrados, interesa utilizar la inyección de tinta. A partir de ese punto, la flexografía es más rentable”, ha declado Dan Denofsky, director de asociaciones con OEM de la división digital de Kodak.
Para poner esta afirmación en contexto, hasta hace poco el punto de corte entre las curvas de la tecnología digital y la convencional se situaba en torno a los 10.000 m2. En las tecnologías hoja a hoja, podría estar en las 10.000 hojas (muchos sitúan este punto en 5.000 hojas a día de hoy). El equilibrio actual de la industria empieza a gravitar a medida que la impresión digital —que durante mucho tiempo se había visto confinada a pequeñas tiradas de impresión— evoluciona hacia tiradas más largas y trabajos de impresión cada vez más grandes.
Uno de los motivos de este cambio de paradigma es que el mercado ha dejado de ser un coto cerrado de especialistas. La entrada en la tecnología digital de los grandes fabricantes tradicionales, como Koenig & Bauer, Heidelberg o Bobst, ha propiciado una oferta más diversificada, una mayor competencia y precios más bajos. Pero, sobre todo, la entrada de estos fabricantes generalistas ha favorecido el desarrollo de conocimientos y sistemas de control aplicados a tiradas medianas y largas. Imprimir en sí no lo es todo: para que una máquina vaya deprisa, también hay que saber cómo sujetar y arrastrar la hoja o el carrete... y los grandes fabricantes de prensas saben perfectamente cómo se hace.
La tercera razón por la que pensamos que la tecnología digital seguirá desarrollándose es debido a los procesos de embellecimiento y conversión. Cuando hablamos de etiquetas o envases, con frecuencia los clientes exigen de dorados y gofrados. Buenos ejemplos de ello son las industrias de perfumería y de artículos de lujo. También podemos verlo en los mercados de masas, si nos fijamos en determinadas etiquetas de cerveza o en los envases de dulces de alta gama. Pronto se añadirán hologramas y marcas invisibles, no solo por una motivación estética sino también como un medio para combatir la falsificación y el negocio paralelo.
Algunos mercados, como el farmacéutico o el del tabaco, son muy exigentes en este sentido. Es posible que pronto sea necesario imprimir antenas RFID con tintas metálicas para mejorar la experiencia del envase y de la marca, y para ofrecer una comunicación superior a la que ofrecen actualmente los códigos QR. No se puede pasar por alto que los envases que podemos ver hoy día ya se han enriquecido con una gama muy interesante de tecnologías de empresas como Scodix y MGI, que mejoran digitalmente los envases de sus clientes con efectos visuales y táctiles (relieves, colores metalizados, barnices 3D)... y a velocidades de 4.000 a 5.000 hojas por hora. En los procesos de corte y plegado, Highcon hace lo mismo con un proceso que alcanza las 5.000 horas/hora.
Aunque todavía no son una realidad, no es arriesgado pronosticar a corto plazo la aparición de líneas completas donde el material —film, papel, cartón complejo o corrugado en hoja o bobinas— se imprime, se embellece y después se corta sucesivamente, en el entorno de un proceso 100% digital. Sería crucial que estos procesos resulten económicamente viables para tiradas por debajo de 20.000 m2 o 20.000 hojas. Por encima de ese volumen, seguirán siendo más viables las tecnologías de flexografía u offset.
Con todo, esta revolución en la producción de envases exigirá que los transformadores de envases revisen toda su cadena de suministro. Con tiradas de impresión cada vez más diversificadas, ya sean pequeñas, medianas o grandes, será preciso adoptar muchos flujos, materiales, consumibles y productos acabados muy distintos de lo que conocemos en la actualidad. Por supuesto, harán falta inversiones en TI y en profesionales con nuevas destrezas. En definitiva, hará falta una gestión del cambio integral, tanto por parte de los transformadores como de sus clientes.