El excedente de papel recuperado europeo dificulta la supervivencia de las empresas recicladoras
Manuel Fernández, presidente de Repacar
29/10/2019Pese a que desde hace cerca de una década Repacar viene advirtiendo de que Europa genera un excedente de este material de entre siete y ocho millones de toneladas anuales, no ha sido hasta conocer las consecuencias de las restricciones a la importación de residuos decretada por China en 2017, extendida gradualmente a otros tradicionales países importadores, cuando ha saltado la voz de alarma al situar al borde del colapso a todo un sistema modélico de recogida y tratamiento de residuos.
De la eficacia del sistema hablan por sí solas las últimas cifras de 2018. Así, el pasado año se recogieron en nuestro país 4,452 millones de toneladas de papel recuperado, con un ligero descenso del 2,4% con respecto a 2017, correspondiendo 0,9 millones de toneladas al canal municipal, que representa el 20,4%, y 3,544 millones de toneladas al canal industrial y comercial, que supone un 79,6% sobre el total. En suma, la tasa de recogida se situó en un 64,2%, con un descenso del 2,8% en comparación al año anterior.
Si nos ceñimos al consumo, quizás es donde se aprecie con más claridad el efecto producido en el mercado global por las mencionadas restricciones del gigante asiático y de otros países del sudeste asiático que han adoptado medidas similares. De este modo, de los 4,894 millones de toneladas reincorporados al ciclo productivo, el mercado nacional supuso un 72,6% del total, con 3,544 millones de toneladas, un 1,6% más con respecto a 2017. Por el contrario, al mercado internacional se destinaron 1,339 millones de toneladas, con un claro retroceso del 12,6% respecto al año anterior.
Ahondando aún más en ese descenso en la demanda de papel recuperado llegamos al dato sobre las exportaciones, que se posicionaron lejos de los 1,062 millones de toneladas de 2017, con 0,897 millones de toneladas en 2018, lo que equivale a nada menos que un descenso del 15,5%.
A pesar de ese ligero aumento en el consumo europeo de papel recuperado, los datos no engañan: en los Estados miembros de la Unión Europea ha ido creciendo de forma exponencial la capacidad de recuperación y reciclaje de papel, generándose un excedente anual que ha llevado, durante este año, al límite a la capacidad de almacenamiento de nuestras plantas de tratamiento.
Esto es así porque, además, según un informe dado a conocer el pasado mes por ERPA, la división de reciclaje de papel recuperado de EuRIC, el valor de este material ha descendido un 45% con respecto a las mismas fechas de 2017. Es decir, hoy la tonelada de papel recuperado vale casi la mitad que hace tan solo 24 meses.
Esta situación pone en serio riesgo a las empresas recuperadoras que no pueden dar salida al excedente de papel recuperado y, si lo consiguen, lo hacen por un valor inferior a su costes de recuperación y tratamiento.
Mientras tanto, ¿qué pasos han ido dando las distintas Administraciones Públicas para buscar nuevas fórmulas que incentiven el consumo de ese excedente anual de ocho millones de toneladas de papel recuperado en Europa merced a un sistema de recogida y reciclaje cada vez más eficaz? Pocos y lentos, sería la respuesta del sector a tenor de las cifras ofrecidas.
Así, pese a las alertas de Repacar, en el ámbito nacional, y de ERPA, en el europeo, hemos desperdiciado dos años esperando a que el mercado por sí solo se encargara de restablecer el equilibrio, cuando hemos constatado que precisamente han sido esas medidas restrictivas, así lo ha denunciado EuRIC, las que han generado una grave distorsión por un claro carácter proteccionista escondido en loables objetivos medioambientales.
Además de estas barreras regulatorias que vienen del exterior, los recuperadores también deben hacer frente a las existentes en la Eurozona. ¿Cómo es posible que hoy todavía el papel recuperado sea considerado residuo? Nos consta el esfuerzo que por fin está llevando a cabo el Gobierno por acabar con ello, sometiendo a consulta pública la obtención del fin de la consideración de residuo. Sin embargo, el tiempo apremia y la coyuntura actual precisa de soluciones urgentes para acabar con esta paradoja. En juego está nada más y nada menos que la vigencia de un sistema que con sus imperfecciones, como la de incrementar la calidad del material recuperado, nos ha llevado a cifras modélicas para otros muchos flujos de residuos.