Entrevista a Vicente Arbona, investigador de la Universidad Jaume I
El profesor Vicent Arbona y la investigadora Sara Izquierdo, del Departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural de la Universidad Jaume I, desarrollan su investigación en el grupo Ecofisiología y Biotecnología. Entre las principales líneas de investigación destacan las respuestas y los mecanismos de tolerancia de los cítricos y otros cultivos a estreses abióticos tales como las sequías, las inundaciones o la salinidad, y su control hormonal. Además, el grupo aplica técnicas de biotecnología como el cultivo in vitro y determina los cambios metabólicos de las plantas en respuesta al estrés.
¿Cuáles son las principales consecuencias del cambio climático en los cítricos?
En agricultura y en particular en la citricultura los efectos del cambio climático son, por ahora, impredecibles, aunque los modelos existentes auguran un descenso en la capacidad productiva en paralelo con el aumento de las temperaturas medias y el descenso en las precipitaciones.
¿Afecta todo esto a su sabor?
En nuestras latitudes, y especialmente en el área mediterránea, el incremento de temperaturas así como el descenso en la pluviosidad serán los factores determinantes del efecto nocivo del cambio climático. Lo más preocupante será el descenso en la capacidad productiva, dejando aparte los más que probables cambios organolépticos en los frutos. Aunque los cítricos no requieren frío para florecer, como es el caso de los frutales de hueso en que el requerimiento de vernalización es esencial, sí que parece ser importante la parada invernal para promover una floración homogénea y equilibrada al inicio de la primavera. Además, las temperaturas ambientales bajas estimulan el cambio de coloración en los frutos, adquiriendo así su característico color naranja. Si el régimen de temperaturas se ve alterado, como ya estamos observando, es posible que los períodos de floración y maduración se vean afectados incidiendo sobre la calidad de los frutos, su coloración e incluso puede que, como consecuencia del estrés, éstos acumulen compuestos que afecten negativamente su calidad organoléptica.
¿El crecimiento de estos cítricos se ve afectado por el cambio climático?
No sabemos con exactitud qué puede pasar a nivel productivo aunque cabría esperar que en un contexto de cambio climático haya variaciones en los períodos de maduración y recolección. En nuestro estudio nos hemos centrado en la parte vegetativa y hemos podido constatar que el incremento de la temperatura ambiental estimula la brotación. No obstante, la capacidad de mantener sanos los brotes tiernos es una característica propia de los genotipos tolerantes que parece ser ventajosa incluso cuando se producen períodos simultáneos de sequía.
¿Hacia dónde va el futuro de su cultivo? ¿Qué deben hacer los agricultores para mejorar sus rendimientos?
La citricultura española es una de las más tecnificadas del mundo. De hecho, no existiría hoy en día si no fuera así. Tomemos como ejemplo la introducción de los patrones tolerantes a mediados del siglo XX que fue impulsada por la pandemia causada por el virus de la Tristeza y obligó a la estructuración de todo un plan nacional de sanidad vegetal articulando a productores, viveros y centros de investigación, así como una legislación para regular la importación de material vegetal que sigue vigente a fecha de hoy. En este sentido, el agricultor ha tenido un papel fundamental aceptando los cambios como algo positivo para seguir manteniendo su forma de vida. Además, el agricultor actual es un empresario que se asocia, que se informa sobre los factores que afectan a su negocio y que toma decisiones en consecuencia.
En este sentido, ¿qué ventajas presentan los cultivos biotecnológicos?
Tal y como comentaba antes, en la citricultura española no somos ajenos a la biotecnología y a los beneficios que ha supuesto la introducción de nuevas variedades y nuevos portainjertos, muchos de ellos obtenidos en laboratorio mediante técnicas de mutagénesis e hibridación. Actualmente, se dispone de muchísima información a nivel fisiológico y molecular que contribuye a diseñar estrategias cada vez más finas para la obtención del material vegetal más adecuado a las condiciones ambientales y edáficas, con una repercusión directa en la productividad.
Y la mejora genética, ¿qué aspectos deben mejorarse para aumentar la resistencia a las elevadas temperaturas y a la falta de recursos hídricos?
Cualquier proceso de selección de material vegetal en programas de mejora implica cambios en la constitución genética del cultivo. En este sentido, las técnicas moleculares proporcionan herramientas más finas, de precisión quirúrgica, para cambiar solo aquellos caracteres (genes) que son importantes en la regulación de las respuestas al estrés ambiental, manteniendo el resto de caracteres inalterados, ¡esos ya estaban bien! Esta es la principal diferencia con la mejora genética clásica, basada en hibridaciones donde los cambios afectan a una mayor parte de la dotación genética. Por otro lado, las mutaciones, espontáneas o inducidas, aunque afectan a unos pocos genes, no es posible saber a priori cuáles han sido afectados. La transformación genética o las técnicas de edición de genomas (ej. CRISPR/Cas9) permiten una total precisión y exactitud en la modificación genética.
Dicho esto, conocemos solo parte del mecanismo de respuesta de los cítricos a la combinación de elevadas temperaturas y déficit hídrico, necesitamos profundizar aún más en dicha respuesta y en los procesos de regulación que la controlan. En ese momento, estaremos en disposición de diseñar estrategias para mejorar la tolerancia al estrés ambiental.
¿Por qué parámetros fisiológicos es más resistente a la sequía y al calor el pie Citrange Carrizo que el mandarino Cleopatra?
En nuestro trabajo, la ventaja del portainjertos citrange Carrizo a la acción combinada de sequía y elevadas temperaturas parece ser la capacidad de controlar el cierre estomático. Los estomas son aberturas en la superficie foliar que permiten el intercambio de gases: entrada de dióxido de carbono para la fotosíntesis y salida de vapor de agua. El truco consiste en mantener un aporte adecuado de dióxido de carbono y al mismo tiempo reducir la pérdida de agua por transpiración y en esto Carrizo parece ser bueno. En condiciones de temperatura extrema, la transpiración es un mecanismo natural para reducir la temperatura de la superficie foliar, similar a cuando estamos realizando ejercicio físico intenso, protegiendo de esta forma el sistema fotosintético. Por el contrario, cuando hay una bajada del aporte hídrico, se impone bajar la transpiración para así conservar el agua disponible. Cuando el déficit hídrico y las altas temperaturas ocurren de forma simultánea existe un conflicto entre permitir la refrigeración de la superficie foliar y reducir la pérdida de agua. En este sentido, Carrizo es capaz de equilibrar ambos procesos lo cual le permite sobrevivir más tiempo a estas condiciones estresantes.
Es posible que otras –o nuevas– zonas de Europa puedan competir con el sector español del naranjo y mandarino, afectado por el cambio climático?
El cambio climático es algo que está ocurriendo ahora mismo, de hecho desde hace tiempo. El cambio está ocurriendo de forma muy rápida, y no es probable que les dé tiempo a los cultivos a aclimatarse a dichas condiciones. Además, en cada región el cambio climático tendrá efectos diferentes. En la región mediterránea, por ejemplo, se producirá un aumento de las temperaturas medias y un descenso de las precipitaciones, que es lo que hemos estudiado, en otras zonas de Europa el cambio climático seguirá otra dirección. Es improbable, por tanto, que fuera del área mediterránea se den las condiciones ambientales adecuadas para el cultivo de los cítricos.
