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60 El resultado inminente fue la drástica reducción de los avisos dados a FCSE. En el camino se quedaron muchas empresas que fueron incapaces de encajar la avalancha de sanciones habidas durante tantos años, sobre todo entre 2003 y 2009 aproximadamente. ¿Por qué no se hizo antes? Esa es la cuestión. Ahora estamos ante una situación parecida, a las puertas de repetir la misma jugada por el inadecuado contexto legal y la falta de voluntad política para anticiparse y resol- verlo. Y me explico siguiendo con el ejemplo. Las alarmas conectadas a CRA siguen aumentando a ritmo alto: nos vamos acercando a los 2,5 millones de alarmas conecta- das, sobre todo del mercado residencial en el que sigue aumentando la demanda promovida por el miedo al robo y a la ocupación (riesgo más percibido que real) y al alto y constante impacto publicitario de grandes compañías que comercializan alarmas básicas como una ‘utility’ más, algunas incluso no siendo su actividad principal. Sin entrar en otras consideraciones, esto en principio es bueno, ya que mejora la seguridad global y propicia el empleo, pero la cara negativa es que de nuevo está aumentando cuantitativamente el número de avisos fal- sos comprobados por las FCSE. Con los procedimientos de verificación legalmente bien definidos y con el avance de las nuevas tecnologías focalizadas a la verificación, sobre todo con el vídeo y el audio y con el uso de vías de comunicación supervisadas y redundadas, las CRA fil- tran un porcentaje ingente de falsas alarmas, pero aun así muchas se acaban comunicando a las FCSE. Pero el contexto legal ahora está más complicado si cabe, La ley de Seguridad Privada es de 2014 y seguimos con un Reglamento de 1994 (¡nada menos que 27 años ante- rior!) y con las principales Órdenes ministeriales de hace una década, de 2011. Ya escuchamos en diferentes foros a los representantes de nuestra FCSE que la situación es muy preocupante por el aumento de avisos falsos en los últimos años. Desde el sector volvemos a proponer posibles soluciones cada vez que se nos pregunta, pero no se hace nada. Se requiere urgentemente una adecuación normativa, no podemos seguir sumando años sin hacer nada y luego quejarnos de las consecuencias, o lo que es peor, repe- tir la solución de cargar con sanciones al mensajero, en este caso a las CRA. Esa película ya la he visto y es inútil e injusta, cuando sabemos además el nombre del protagonista: el usuario. Sabemos que en torno al 70% de las falsas alarmas las causan los usuarios. Las causas son múltiples como, por ejemplo, un insuficiente cono- cimiento para manejar correctamente su sistema de alarma, una falta de sensibilización a las consecuencias de generar falsas alarmas, falta de interés o imposibilidad económica para actualizar sistemas antiguos obsoletos, un inadecuado mantenimiento de su entorno, etc. Es a ellos a los que ahora toca pedirles un esfuerzo. Ante la gran importancia adquirida por los servicios de seguridad informática y de las comunicaciones que son reclamados por los clientes, ¿cree posible y cómo estima que las empresas de seguridad pue- dan integrar este tipo de servicios en la oferta de los servicios de seguridad privada prestados por las empresas de seguridad frente a sus clientes? Me parece natural y positivo que sea una propuesta más del portfolio de soluciones que una empresa de seguridad pueda proponer a sus clientes. Cuando un cliente nos contrata, lo que en el fondo busca es haber dado con un buen asesor. Deposita su confianza en que vamos a aconsejarle sobre todas las vulnerabilidades que observemos y a proponerles soluciones, directa o indirectamente y, por supuesto, a darle un buen servicio. Por muy de moda que esté la venta de alarmas conec- tadas a CRA, no logran por si solas proveer de un buen nivel de protección. La seguridad debe ser transversal, multidisciplinar y basada en un buen diagnóstico previo más que en la venta de un elemento suelto que no se aplica, sea una alarma o un buen firewall, por poner dos ejemplos. Como profesional, y como simple usuario que busca la mejor protección de su entorno, creo más en la seguridad integral que comience por un buen análisis de mis riesgos y hábitos y me recomiende una receta mixta y equilibrada de protecciones. Ese conjunto debe logra prevención y disuasión, y llegado el caso de un ataque, una detección precoz, resistencia y capacidad de recuperación. Por tanto, una combinación estudiada de medidas físicas, electrónicas, lógicas e incluso, de recomendaciones en cambios de hábitos y comporta- mientos si fuese necesario. Abogo por el buen asesor de seguridad y no por el buen vendedor de cualquier equipamiento de seguridad individual, sea una alarma o cualquier otra cosa. Recientemente, en los últimos años, ha venido ocu- rriendo de forma lamentable la desaparición de importantes empresas de seguridad en la actividad de vigilancia y protección de bienes con la imagen que a nivel sectorial ello ha representado lo que ha desembocado en una crisis frente a la opinión pública. ¿Entiende que es preciso un cambio de modelo de negocio y de gestión en este tipo de actividad? No conozco bien esta problemática ya que mi ámbito de actuación son las actividades de instalación, man- tenimiento y CRA. No obstante, lamento la destrucción de cualquier pyme y más en mi sector. En este sentido,
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