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TRIBUNA DE OPINIÓN En resumen, podemos decir que esta comparativa de hacer una protección de un hotel de hasta 18 m de altura siguiendo los parámetros de diseño de la nueva UNE EN 16925 en lugar de lo indicado en la UNE EN 12845 nos daría la oportunidad de proteger el edificio con una demanda de caudal y autonomía de reserva de agua muy inferior a lo que veníamos viendo apli- cando la UNE EN 12845 y, con la ventaja de que si lo acepta el suministrador local de agua, la demanda de rocia- dores se podrá incluir a la demanda de agua sanitaria del edificio, aho- rrándonos en este caso, el disponer de un equipo de bombeo y depósito de reserva de agua exclusivo para el sistema de rociadores. La razón por la cual se necesita una menor densidad de diseño y por tanto una menor reserva de agua, es por el simple hecho de que los rociadores tipo ‘residenciales’ se diseñaron con la intención de que la apertura de un solo rociador y con un mínimo de caudal distribuido en un compartimento de la vivienda, pudiera ser capaz de evi- tar que la temperatura alcanzada en el lugar junto con la emisión de gases tóxicos que se generan en un conato de incendio llegara a alcanzar un nivel que provocara que una persona perdiera el sentido de la orientación, incluso llegara a desvanecerse y no lograra alcanzar una vía de evacuación para salir del edificio rápidamente. Además, se evita en gran manera que la acumulación de gases inflamables que se puedan originar en una combustión y posterior almace- namiento de los mismo en el techo provoque una deflagración conocida como ‘flashover’ colapsando en caso de producirse esa parte de la vivienda y por consiguiente, evitando finalmente que la gente pueda salir de allí, o incluso, que la brigada de bomberos pudieran verse atrapada en el interior. Como se puede ver en el gráfico refle- jado bajo este texto y realizado por la organización HFS (Home Fire Sprinkler), el ‘flashover’ se puede producir en tan solo los tres primeros minutos des- pués del comienzo de un incendio, por lo que el hecho de contar con rociadores residenciales automáticos en el edificio es vital para la rápida evacuación y poder así salvar vidas y también reducir considerablemente la perdida de bienes. A continuación, se puede apreciar la importancia de contar en un mismo salón con la instalación de un rocia- dor residencial. En la foto del centro se puede observar el resultado de la actuación de un rociador residen- cial en un conato de incendio y sin embargo, en la foto de la derecha, podemos comprobar el resultado de no contar con un rociador residencial y tener que esperar a que la brigada de bomberos acuda para que apa- gue el incendio. Normalmente, la opinión pública no dispone de la información sufi- ciente para conocer los sistemas de rociadores, por ello se crean bulos en contra del uso de los mismos, tales como: "todos los rociadores que protegen el edificio se podrían en operación en caso de un incen- dio”, no siendo cierto, ya que tan solo solo se pondrá en operación aquel que su elemento termosen- sible se active por la presencia de un fuego bajo el mismo. De hecho, en la mayoría de los casos, con la activación de un solo rociador se llega a controlar el incendio. La asignatura pendiente sería que el CTE, o en su defecto una reglamenta- ción comunitaria / local (Ayuntamiento), tuviera a bien incluir la protección de edificios de uso residencial vivienda, o público, así como aquellos de uso hospitalario y, para todos ellos, incluso con alturas de evacuación por debajo de los 28 m, de tal forma que, en los lugares donde pernoctamos por el motivo que sea, tuviéramos siem- pre la seguridad de que estaremos protegidos también con rociadores residenciales según la nueva norma EN UNE 16925. n 28

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