ENTREVISTA Se observan otros fenómenos, concretamente el aumento de la temperatura en invierno que hace que no se cubran las necesidades de frío. Esto se observa en varias zonas olivareras, sobre todo en el sur de la cuenca mediterránea Otros fenómenos, ahora más frecuentes, son las tormentas y las lluvias intensas que pueden afectar al cultivo. Las sequías repetidas empiezan a ser estructurales y provocan una disminución de las reservas de agua disponibles para la agricultura. Esto afecta incluso a los olivares de regadío, ya que los suministros de agua no son suficientes para satisfacer las necesidades en agua del cultivo. Todo ello hace que la producción mundial de aceitunas sufra una importante variación, y ocurran variaciones interanuales cada vez más importante. Se ha trabajado mucho en los últimos años en la recuperación de variedades, especialmente desde el COI. ¿Qué puede comportar y qué objetivos tiene? Efectivamente, una de las actividades más importantes de la Unidad, e incluso del COI, es la conservación de los recursos genéticos del olivo. De hecho, desde 1995 se han llevado a cabo una serie de proyectos destinados a identificar, autentificar, caracterizar, recolectar y conservar los mismo. Este trabajo, coordinado por el COI y realizado en varios países productores, ha permitido identificar más de 1.200 variedades. Estas se recogen en diferentes sitios. Actualmente reconocemos 22 colecciones, tres de las cuales son internacionales. La conservación de este material permite, por un lado, la lucha contra la erosión genética, promoviendo la conservación de la biodiversidad, pero también esta reserva de genes puede ser una solución a los diversos retos actuales y futuros. Las variedades se pueden utilizar por su adaptación a los cambios climáticos, pero también por su resistencia a los agresores bióticos. Actualmente, todo el mundo está convencido, por ejemplo, de que solo podemos hacer frente a Xyllela obteniendo variedades resistentes de las colecciones existentes, estando ya muchos trabajos conduciendo en este sentido. Están surgiendo una gran cantidad de empresas que están adoptando como negocio promover la reutilización de los subproductos de la industria olivarera. ¿Qué líneas de investigación se están abriendo en este campo? El uso de coproductos y subproductos del olivo es una alternativa que hay que promover para la sostenibilidad del sistema de producción del olivo. Además, todos los coproductos de la aceituna pueden ser utilizados y contribuirían a una mayor rentabilidad del olivar. La reincorporación de los residuos de poda y orujo al suelo pueden mejorar el balance de carbono del olivo. El uso de las hojas y la madera, residuos de poda, en diversas industrias como la farmacéutica, la cosmética, los muebles, etc., en lugar de su quema, mejoran precisamente ese balance. La participación de las empresas en este ámbito permitirá sin duda una mayor estabilidad de este cultivo. ¿Qué otros retos se le presenta a la olivicultura durante esta década? Ya he señalado los principales retos, todos ellos interrelacionados. De hecho, la aparición de nuevas enfermedades está estrechamente relacionada con el cambio climático. Uno de los principales retos también está relacionado con los costes de producción, que son cada vez más elevados, lo que pone en duda la rentabilidad del sector. Es fundamental también, y no solamente para el cultivo del olivo, apostar por una mejor conservación del suelo y una gestión más sustentable del agua. Para una olivicultura de futuro, todos los actores tienen que trabajar en todos los problemas al mismo tiempo para encontrar soluciones para una olivicultura sostenible. Obtener un alto porcentaje de aceites de calidad es también un gran reto para demostrar la competitividad de la olivicultura frente a otras plantas oleaginosas, subrayando su interés para la salud.n 30
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