TRIBUNA DE OPINIÓN 11 Gracias a la presión ejercida por distintos actores de la cadena agroalimentaria, incluyendo al mundo académico, abogando por un enfoque más flexible y basado en ciencia para la regulación de estas técnicas, en el año 2021 se logró que la Comisión Europea analizara la situación y finalmente concluyera que el marco regulatorio existente no es adecuado para las NGT's. Si bien la discusión comenzó de forma positiva, contando con el apoyo de la Comisión de Agricultura, la Comisión de Medio Ambiente y del Plenario del Parlamente europeo, lo que elevó las expectativas del sector, el proceso ha quedado detenido (y con varios puntos que deben mejorarse) debido a que no se logró su aprobación en el Consejo de la UE durante la presidencia belga, por lo que tras las elecciones del nuevo Parlamento, esta discusión deberá continuar bajo la presidencia húngara, lo que significará nuevas revisiones y propuestas que finalmente alargarán el proceso de manera significativa e innecesaria. En resumen, ahora mismo en Europa estas nuevas herramientas no se pueden usar, lo que impide no solo no tener disponibles variedades mejoradas en menos tiempo y a menor coste, sino que además, deja en desventaja a la agricultura de la Unión Europea frente a la de otros países. Esperamos que esta gran iniciativa llegue a buen puerto ya que es de vital importancia poder contar con estas herramientas para el desarrollo de nuevas variedades, ya que son muchos y grandes los ejemplos que ya están disponibles para su uso en todo el planeta gracias a estas técnicas. Podemos hablar del arroz dorado que disminuye los casos de ceguera, el trigo sin gluten que vendría a revolucionar la alimentación de ese más del 1% de la población mundial que padece esta enfermedad y ve como su cesta de la compra cuesta el doble o más que la de aquellos que no tienen esta patología. Hablamos también de variedades que necesitarían una cantidad muy inferior de agua para su cultivo, como es el caso del brócoli, o según una reciente publicación de la Universidad Politécnica de Valencia en la que explican cómo han conseguido eliminar las espinas de especies como las rosas, uvas del desierto o la berenjena, facilitando a su cultivo y recolección. Está claro que si queremos avanzar y tener alimentos más saludables, baratos y accesibles para todos no podemos poner freno a los avances científicos y de una vez por todas los legisladores europeos deben escuchar a los científicos que claman por la rápida y correcta regulación de estas técnicas. n
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