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transición. La nueva Directiva Europea de Eficiencia Energética hace especial hincapié en ello. En segundo lugar, se disminuye la dependencia energética del exterior, con las importantes repercusiones en costes y disponibilidad que eso supone. Tercero, y consecuencia directa del primer punto, estaríamos evitando emisiones de gases de efecto invernadero. Cuarto, en algunos casos estaríamos evitando la emisión a la atmósfera de calor residual, y por tanto disminuyendo los efectos de la conocida como “isla de calor urbana”, con la exacerbación de la temperatura como consecuencia fundamental. El potencial de estas energías del subsuelo es considerable. El proyecto europeo ReUseHeat, finalizado en septiembre de 2022 y financiado por el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, ha servido para poner en valor el uso de las energías residuales (waste heat) en las ciudades. Así, las estimaciones del proyecto arrojan el dato de que se pueden recuperar unos 340 TWh anuales de infraestructuras como centros de datos, la red Los retos a que nos enfrentamos desde el punto de vista climático y desde la perspectiva de la dinámica de crecimiento urbano a nivel mundial obligan a avanzar hacia un nuevo paradigma energético en que las ciudades están llamadas a jugar un papel protagonista, dejando su papel de centros consumidores y pasando a jugar uno más activo. Esto implica necesariamente la búsqueda de todos los recursos energéticos que estén a nuestro alcance. La Asociación Madrid Subterra, nacida en 2014 como iniciativa del Ayuntamiento de Madrid, propone una mirada más profunda al ecosistema urbano, mirando al subsuelo como un yacimiento energético hasta ahora poco considerado. Bajo el paraguas de los recursos energéticos del subsuelo se engloban aspectos como la geotermia, la recuperación energética en las redes de distribución y saneamiento, la recuperación energética en las infraestructuras de transporte, y los sistemas estructurales enterrados (a través de la termoactivación de estructuras). Las redes subterráneas de las infraestructuras urbanas canalizan fluidos (agua, agua residual, aire), e interaccionan con el terreno a su alrededor, lo que hace que dichos fluidos “transporten” una energía de intensidad moderada y una temperatura prácticamente constante, lo que los hacen ideales para los usos de climatización (calefacción y refrigeración) y generación de agua caliente sanitaria. Disponemos de un recurso energético muy cercano a los potenciales usuarios y con unas ventajas considerables: En primer lugar, el uso de este recurso es una medida de eficiencia energética obvia, estamos utilizando algo que de otra manera “tiraríamos”. Reduciríamos así el consumo energético de fuentes primarias, uno de los objetivos prioritarios de los planes europeos en la de metro, edificios de servicios como hospitales y las redes de aguas residuales. Esto corresponde a más del 10% de la demanda total de energía en calefacción y generación de ACS en la Unión Europea. Este “nuevo” recurso energético es perfectamente aprovechable ya que disponemos de los conocimientos, la experiencia y los recursos técnicos necesarios. Estamos hablando de los mecanismos y principios del intercambio geotérmico a través del terreno, del agua y del aire, utilizando como intercambiador las estructuras de las redes subterráneas, y su aplicación a la climatización de edificios y espacios en superficie mediante técnicas de intercambio, aporte de energía mediante bomba de calor y acoplamiento a sistemas eficientes de transferencia de energía como las redes de calor y frío de última generación. Veamos algún ejemplo de utilización de estas energías. EL APROVECHAMIENTO ENERGÉTICO DE LAS AGUAS RESIDUALES Algunas estimaciones realizadas por expertos consideran que las aguas resiAcceso al colector. 63 ENERGÍAS RESIDUALES

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