CICLO INTEGRAL DEL AGUA/OPINIÓN 45 La mirada a futuro considerando el pasado nos obliga a hacer un apunte al 2023. Un año donde la sequía en muchos puntos de España ha generado tensiones, que todavía duran y no terminarán en los próximos meses ni, seguramente, en los próximos años. 2023 ha sido un año especial para Aqua España, ya que la asociación empresarial celebró su 40º aniversario. Todo un hito asociativo considerando que han sido cuarenta años de actividad continuada y con una trayectoria ascendente. Hoy, cuarenta años después de nuestra fundación, constatamos que los principios fundacionales siguen plenamente vigentes, pues la promoción del progreso técnico y económico del sector del análisis, el control y el tratamiento del agua para sus diferentes usos es más necesario que nunca ante el importante reto de garantizar la suficiencia hídrica en el contexto del cambio climático. MUCHO POR HACER Aqua España tuvo una intensa actividad en 2023, participando en diferentes proyectos legales, organizando diferentes sesiones formativas y eventos, y ayudando a nuestras empresas asociadas a estar informadas y preparadas para los nuevos retos y oportunidades en el sector. Nos satisface ver que hemos trabajado bien y, además, que lo hemos sabido transmitir. Nuestros asociados valoraron nuestra actividad con 8 sobre 10, y varias empresas se incorporaron a Aqua España el año pasado. Esperamos seguir en esta línea en 2024. Hay mucho por hacer en el sector del agua. Y pensamos que lo primero es trabajar la base, incrementando la concienciación social de la importancia del agua para el funcionamiento de la sociedad. El sector frecuentemente reclama —acertadamente— mejor legislación, más infraestructuras y mejor gobernanza público-privada y entre las administraciones públicas. Igualmente, y para que lo anterior mejore, conviene que la ciudadanía sea realmente consciente del coste que tiene disponer de agua de calidad como se disfruta en nuestro país, y por lo tanto de la necesidad de optimizar su uso, de la importancia de las inversiones sostenidas y suficientes en la infraestructura hidráulica, de disponer de una legislación que fomente las mejores tecnologías disponibles y la mejor implementación, así como de la rentabilidad legítima de las empresas del sector para que todo ello sea posible. UNA CIUDADANÍA MÁS CONSCIENTE DE LA REALIDAD Trabajar bien la base es imprescindible para que tengamos un sector profesional próspero. Pero también para evitar problemas de abastecimiento o de calidad. La situación actual por la sequía en Cataluña y Andalucía es una evidencia bien clara que debe servir a ese reto. Conviene explicar que los problemas de agua que ahora viven esas zonas se deben esencialmente a la falta de inversión en infraestructura hidráulica que se sabía necesaria. Y más aún: que si no se hicieron fue porque los políticos no sintieron la presión social para realizarlas, al igual que tampoco sintieron la necesidad de explicar realmente el coste del abastecimiento y, por lo tanto, la necesidad de los presupuestos a movilizar. Trabajar la base es el reto estratégico más importante que el sector del agua tiene, pues es la primera ficha de dominó cuyo cambio de posición inicia el cese de las siguientes. Una ciudadanía más consciente de la realidad del agua en nuestro país presionará a los poderes públicos a realizar las inversiones necesarias orientadas a optimizar la calidad, la eficiencia del uso y la sostenibilidad ambiental y económica. También será más fácil alcanzar pactos sociales en torno al agua para facilitar todo lo anterior. Y con ello, el establecimiento de marcos legales que lo hagan posible con seguridad jurídica y que incentiven la inversión y la innovación empresarial. También debería fomentarse la armonización legal entre comunidades autónomas. Un reto todavía pendiente y muy conveniente.
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