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PLEGADO Y DOBLADO DE CHAPA 7 Para empezar… ¿Podría contarnos un poco la historia de AMOB? ¿Qué llevó a su padre, António Barros, a empezar a fabricar dobladoras de tubos? En los años 50, mi padre trabajaba como empleado en un pequeño taller que fabricaba pequeñas máquinas agrí- colas y, en su tiempo libre, dedicaba su tiempo a hacer pequeños arreglos. A lo largo de los años y de la vida ocasional, en uno de los proveedores de materia prima para sus arreglos, mi padre se encontró con la falta de calidad de las máqui- nas curvadoras de tubos y le dijo al propietario de ese taller, que sintió esa falta de calidad por la reacción de sus clientes, que podía hacer una máquina curvadora de tubos e incluso con mejor calidad que la que vendía su proveedor. Su proveedor le planteó el reto de construir esa máquina y él, por supuesto, aceptó. Así nació, en 1960, el proyecto AMOB (iniciales de su nombre - António Martins Oliveira Barros), con la transformación de su garaje en un taller. A lo largo de los años, el espacio dedicado a su actividad ha crecido hasta las instalaciones actuales, con unos 20.000 m 2 de superficie cubierta dotados de equipos de pro- ducción de la más alta tecnología, incluyendo centros de mecanizado, tornos, fresadoras CNC, así como tecnología de corte, punzonado, plegado, etc. para asegurar los más altos estándares de fabricación que tenemos hoy en día. Manuel Barros con sus dos hijos, Manuel António Barros e Inês Barros, que ahora forman parte de la dirección de la empresa. Hoy en día, AMOB es uno de los principales fabrican- tes del mundo de este tipo de equipos. ¿Qué factores han contribuido al éxito de la empresa? Sin duda, la pasión, la convicción, la dedicación y el espíritu empresarial, que sustentaron la fundación de AMOB, fueron y son los principales motores del éxito de esta empresa. Desde muy joven, mi padre me transmitió todos estos valo- res, que también lo hicieron crecer, la ambición de poder abrazar un día este proyecto con él. Afortunadamente sucedió y durante estos años he vivido este viaje con los mismos ideales que nos dejó. Para hacer siempre más, más perfecto, más adaptado a nuestro cliente y a las necesidades del futuro. Mi padre pronunció una vez una frase, que es la base actual del trabajo y la relación con el cliente de AMOB: “Un día tendré amigos en los cuatro rincones del mundo, ami- gos que los demás suelen llamar clientes”. Hoy transmito este lema a mis hijos, que comparten ya este proyecto conmigo, en constante aprendizaje y crecimiento pro- fesional, y estamos convencidos de que el camino que ha seguido AMOB y que ha proyectado para el futuro será cada vez más un fuerte motivo de reconocimiento y orgullo en todo el mundo.
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