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VENTANAS INTELIGENTES 57 De izquierda a derecha: Jaume Ramon Otaegui, investigador pre-doctoral de la UAB en el momento en que se desarrolló la tecnología; Jordi Hernando, profesor agregado del Departamento de Química de la UAB; Claudio Roscini, investigador sénior en el ICN2; Lorenzo Vallan, investigador post-doctoral en el ICN2. [1] Esta tecnología ha sido desarrollada con el apoyo del apoyo del MICIU/AEI/ 10.13039/501100011033 y ERDF y ERDF–“A way of making Europe” (proyectos PID2019-106171RB-I00, PID2021-127983OB-C21 y PDC2022133368-I00) y de la AGAUR/ Generalitat de Cataluña (proyecto 2021 PROD 00190). y la aplicación de la nanotecnología era la única vía para conseguir los resultados perseguidos. Claudio Roscini, pertenece a un grupo del ICN2, el Nanostructured Functional Materials, dirigido por Daniel Ruiz Molina, investigador del CSIC. Este grupo y el Departamento de Química de la UAB llevan colaborando desde 2006 y han dirigido varias tesis en común, como es el caso de la de Jaume Ramon Otaegui. “Aprovechamos las sinergias entre su ‘expertise’ en la preparación de materiales de tamaño nano y nuestro conocimiento de propiedades ópticas para intentar derivar materiales para diversas aplicaciones. En este caso concreto, Jaume preparaba los films con las nanopartículas en las instalaciones del ICN2 y después los caracterizaba en la UAB”, explica Jordi Hernando. En estas colaboraciones ya habían surgido otras iniciativas para desarrollar vidrios inteligentes para ventanas. “En otro Spin-off que desarrollamos en el grupo hace un tiempo, trabajamos con materiales fotocrómicos para vidrios que se pueden utilizar para ventanas. Esta tecnología, que también fue patentada entre UAB, ICN2 y CSIC, es similar pero diferente a la descrita. Simula el mecanismo de oscurecimiento de las lentes cuando reciben la luz del sol y mejora las prestaciones actuales de vidrios similares”, indica Claudio Roscini. EXPECTATIVAS DE COMERCIALIZACIÓN Por el momento, este nuevo desarrollo se encuentra en un proceso de valorización para intentar llevarlo al mercado. Todavía se está en fase de perfeccionamiento, porque la estabilidad de las láminas, al basarse en un polímero hidrófilo, se ve comprometida, con lo que su aplicación en el exterior de las ventanas no es viable. Sin embargo, el material puede laminarse e introducirse entre láminas de vidrio o de policarbonatos, como si se tratara de una capa, sin que su funcionamiento se vea alterado, quedando protegido del agua. De todas maneras, dentro de este proceso de valorización se está trabajando en la posible sustitución del polímero por otro que no fuera sensible al agua, evitando así el paso de la laminación. “La mayor potencialidad del sistema sería conseguir una lámina adhesiva que se pueda sobreponer sobre cualquier vidrio ya instalado y cambiarla sin problema cuando finalizara su vida útil, con un coste muy económico”, afirma Jordi Hernando. El sistema ya se ha presentado en alguna feria y se han mantenido algunos contactos, sobre todo con arquitectos. “La innovación fue bien recibida. A través del proyecto de spinoff del que hablábamos anteriormente, conectamos con algunas empresas del sector de la ventana. Aunque los contactos hasta ahora hayan sido escasos, el buen recibimiento que ha recibido la tecnología nos hace ser optimistas cada al futuro”, concluye Claudio Roscini. n

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