VN42 - Eneo

Alta, Empordà, Priorat, Montsant… Todos trabajamos con las mismas variedades, pero nada tienen que ver unos vinos con otros porque lo que cambia es el suelo donde se cultivan. En vinos tintos, Empordà marca mucho más la parte de pedernal, son vinos más reductivos; en Montsant son redondos y sedosos; en Priorat tienen más nervio y tensión por la licorella; y en Terra Alta son más blandos”, destaca. De esta manera, el enólogo tiene claro que lo que define los vinos de Clos Galena es su terroir, “el suelo en el que crecen sus uvas y su climatología”, nos detalla: “Nosotros estamos en la zona más cálida del Priorat, con suelos de piedra licorella mezclada con calcaría en algunas parcelas, especialmente donde se une el Priorat y el Montsant. Esto ya configura nuestros vinos de una forma determinada, con maduraciones estresadas. Utilizamos riego de apoyo para garantizar la supervivencia de las uvas, lo que puede hacer pensar que nuestros vinos son pesados o demasiado maduros, pero no es así. El suelo hace que, aunque los vinos sean de graduación alta, también sean frescos, redondos, sutiles, hechos y elegantes”, subraya el enólogo. Los viñedos de Clos Galena se gestionan sin el uso de fungicidas sistémicos, insecticidas, herbicidas o fertilizantes sintéticos. Las plagas y la maleza se previenen y controlan a través de métodos mecánicos tradicionales y naturales y la fertilización se realiza a través de coberturas de compuestos, abono verde o estiércol de animales. Así, en esta tierra de suelos privilegiados y un clima extremo que marca carácter, el equipo de Clos Galena trabaja para mantener y recuperar viñedos centenarios en una apuesta honrada por preservar el territorio, que se extiende al apoyo del entramado social y cultural de la comarca. “La única fórmula para seguir produciendo vinos de alta calidad sin menoscabar las generaciones futuras es tener en cuenta todos los aspectos del proceso de elaboración del vino, desde la fertilidad del suelo, la calidad del agua, la no utilización de pesticidas y la erosión del suelo”, testifica Merche Dalmau. “Desde la pequeña empresa queremos dejar un mundo mejor a las nuevas generaciones. Como decía Miguel, las botellas son un vehículo para transportar el territorio de la forma más fiel y ecológica posible, con la mínima intervención y expresando su terroir, y eso solo lo podemos hacer desde una producción que respete su entorno”. Por otro lado, a nivel enológico, el enólogo Toni Coca apuesta por la mínima intervención. “Cuanto menos tenga que hacer, mejor”, dice. “No quiero alternaciones, quiero transmitir la tierra y lo que ha sucedido en ella porque eso es lo que nos va a diferenciar del resto, lo que convierte nuestros vinos en únicos”, añade. Así, en bodega practican sistemas de elaboración tradicional. La fermentación alcohólica espontánea tiene lugar en depósitos de acero inoxidable. Hunden las pieles de forma manual durante la fermentación para favorecer una extracción suave de los taninos. Donde sí intervienen es a nivel de levaduras, las cuales seleccionan anualmente de sus viñas: “Vamos a la parcela, escogemos las uvas, las introducimos en bolsas, les añadimos alcohol para que fermenten, las analizamos y si cumplen con los requisitos que queremos, multiplicamos las levaduras y las utilizamos en la fermentación de los vinos con el objetivo de que la añada se magnifique”, manifiesta Toni Coca. La crianza se realiza en tanques de acero inoxidable y en barricas de roble francés y americano de diferentes boterías, usando tostados de grano fino y medio. La crianza en barrica oscila entre los 10 y los 24 meses. La bodega se ubica en una de las zonas más cálidas de la DO Calificada Priorat: Les Solanes de El Molar. 90 PEQUEÑAS BODEGAS

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