LA OPINIÓN DEL ENÓLOGO UNA NUEVA BODEGA: EL PASO DEFINITIVO A LA EXCELENCIA La singularidad multidimensionalidad de la nueva bodega Perelada reside en su vertiente enológica, arquitectónica y ecoturística, que se fusiona con la tradición vinícola y las raíces de una región, consolidando la ubicación del Empordà en el mapa internacional del vino. El proceso de concepción de la nueva bodega –que incluye el centro de producción, la rehabilitación de los edificios de La Granja (llamada así porque durante siglos fue una granja) y todos los exteriores de la parcela con un cultivo de uva de dos hectáreas– se remonta a 2003, cuando la familia Suqué Mateu empezó a darles vueltas al proyecto, pero realmente empezó en 2016, cuando entró en juego RCR Arquitectes, integrado por Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta. El proyecto debía guiarse por la voluntad de integración plena en el entorno, creando un edificio atemporal y, a la vez, dotado de una fuerte personalidad. Como era de esperar, la familia Suqué Mateu no escogió un estudio de arquitectura al azar. RCR Arquitectes es uno de los mejores y más prestigiosos estudios del país, de los pocos que ha logrado el Premio Pritzker, el galardón más importante del mundo del sector arquitectónico. “Su trabajo es nuestro paso definitivo hacia la excelencia”, dice el enólogo de Perelada. RCR Arquitectes apuesta por proyectos basados en el respeto por el paisaje preexistente y en priorizar la vertiente emocional y experiencial del espacio resultante, por lo que Perelada no tuvo dudas en que era el socio ideal: “El proceso de producción de la nueva bodega priorizó aspectos como la sostenibilidad, la calidad, el equilibrio o la diferenciación”, afirma Sanahuja. En el nuevo diseño, Perelada distingue la zona de producción de la zona de visitas. La primera, diseñada bajo el concepto de gravedad y con la tecnología más puntera, cuenta en un primer nivel con un porche de recepción de la uva (con tolvas, mesa de selección y despalilladoras); en un segundo nivel con la zona de prensas y la bodega de elaboración; y en un tercer nivel con el espacio de almacenaje, los depósitos de tratamiento y homogeneización, la sala de barricas, la sala de botellas, la zona para la limpieza de barricas y otra con las líneas de embotellado, etiquetado, almacenaje y expedición. Además, los laboratorios de análisis y control, la zona de administración y los despachos para los enólogos están divididos por los distintos niveles de forma completamente armónica. En la zona de visitas, que ocupa varios edificios y niveles, se distingue la recepción, el wine bar y la tienda, una sala de catas, dos espacios multidisciplinares, una zona hospitality, la sala de proyecciones que actúa como auditorio y la joya de la corona, el laberinto de sensaciones y audiovisuales. Además, toda la bodega cuenta con pasarelas que discurren sobre los espacios de producción para que el visitante pueda ver y conocer el proceso de elaboración del vino. La nueva sala de barricas es uno de los espacios más impresionantes. 66
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