VN41 - Eneo

la Agricultura de Precisión va un paso más allá y propone analizar la vegetación de una misma parcela para ver si existen diferencias que justifiquen técnica y económicamente la utilización de dosis distintas dentro de la misma parcela. Ese es el cambio de paradigma. Hasta ahora, a cada parcela le correspondía una única dosis de fertilizante, de riego y de producto fitosanitario. La Agricultura de Precisión plantea ajustar las dosis a la variabilidad de las parcelas para que, al final, cada hoja o cada individuo reciba la cantidad de producto que necesita. Ni más, ni menos. De acuerdo con la definición oficial de la ISPA, para hacer una protección de cultivos de precisión es imprescindible recopilar datos sobre la plaga o enfermedad y sobre la vegetación. Los datos son números y, por sí solos, no tienen significado. Debemos medir la vegetación de la parcela y convertir los datos tomados en información. Para ello, la Agricultura de Precisión pone en nuestras manos diferentes tecnologías digitales que van a facilitar la medida de las dimensiones de los árboles (altura, anchura, volumen, porosidad, sección transversal, ocupación del espacio, etc.) y va a asociar los valores obtenidos a unas coordenadas concretas. Esos datos se pueden conseguir a partir de sensores remotos (imágenes satelitales, imágenes obtenidas con drones) o a partir de sensores próximos (sensores basados en ultrasonidos o en LiDAR, del inglés Light Detection and Ranging o detección de objectos y medida de distancias a partir de la luz). Sin embargo, el resultado de esas medidas son archivos de datos con coordenadas para su localización en la parcela. Y esos datos deben filtrarse, ordenarse, organizarse y procesarse para que tengan sentido para el agricultor/a. La manera más práctica de visualizar esos datos convertidos en información es utilizando mapas digitales. Pero un simple mapa de colores no es suficiente para el agricultor/a. Es necesario dar un paso más. Ese mapa debe organizarse por zonas que tengan características similares de la vegetación y a cada zona debe asignársele una dosis de producto o de caldo o un caudal y velocidad de aire específicos. Y esta transformación no es trivial. Se pasa de datos, a información y de información a prescripciones, lo que realmente hay que hacer en el campo. Finalmente, deberemos convertir un mapa de prescripción en una aplicación real en la parcela que el equipo pueda realizar y conseguir que el tratamiento sea realmente eficaz, eficiente y, por ende, más sostenible. Para facilitar la conversión de los mapas de características de la vegetación en mapas de prescripción (qué cantidad aplicar y dónde, dentro de la parcela), varios grupos de investigación han desarrollado sistemas de apoyo a la toma de decisiones. Estos sistemas tienen que ser alimentados con datos sobre las características de la plaga, del producto, del equipo de aplicación y de la vegetación y realizan una propuesta de dosis, cantidad de caldo a aplicar e, incluso, de caudal de aire a utilizar (Figura 2). Figura 2. Ejemplos de aplicaciones desarrolladas por diferentes grupos de investigación nacionales para la determinación del volumen y la dosis óptima de aplicación en diferentes cultivos. Una vez obtenida la prescripción en forma de mapa necesitamos un equipo de aplicación capaz de interpretarlo y ejecutarlo. Por suerte, actualmente existen en el mercado varias soluciones comerciales capaces de ello a un coste razonable. Y no solo en los equipos de gama alta si no que varias de estas soluciones consisten en kits que se pueden montar en equipos de aplicación convencionales, siempre que su estado y su calidad sean suficientemente buenos, especialmente todos los elementos de control de la pulverización. Hay, incluso, equipos capaces de medir la vegetación, procesar los datos y decidir la dosis de aplicación sobre la marcha, es decir, sin necesidad de utilizar mapas. Esto facilita los tratamientos, pero resta al agricultor/a la capacidad de supervisar las dosis e incluir otros parámetros en el análisis. Los trabajos de investigación y desarrollo actuales se centran en desarrollar sensores y técnicas que permitan medir y analizar la variabilidad de las parcelas y ajustar las dosis a esa variabilidad. Por ejemplo, en el proyecto del Plan Estatal de I+D+i PAgPROTECT (PID2021-126648OB-I00), se han instalado trampas de Carpocapsa en 69 AGRICULTURA DIGITAL

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