EL ARTE DE HACER VINO En Dosterras creen firmemente que el arte y el vino están íntimamente conectados y, por ello, lo han convertido en una parte integral del proceso de elaboración de vino. Así lo demuestra su colaboración con el renombrado artista brasileño Eduardo Recife, un ejemplo perfecto de esta filosofía en acción. “Cada año, Eduardo nos ayuda a contar la historia de nuestro viaje de elaboración de vino, desde el viñedo hasta la bodega, a través de sus ilustraciones únicas y expresivas. Su obra de arte captura la esencia de cada cosecha, transmitiendo las emociones, colores y texturas que hacen que nuestros vinos sean tan especiales. Estamos orgullosos de trabajar con un artista tan talentoso y de exhibir sus hermosas creaciones en nuestras etiquetas de vino, haciendo que cada botella sea una verdadera obra de arte”, explica Grajales. MÉXICO Y ESPAÑA, EL LAZO VIRTUOSO Si algo se aprende tras visitar Dosterras es que este proyecto es la culminación de un viaje de ida y vuelta. Abuelo y nieto enlazados por la aventura de hacer vino y el retorno del abuelo a través del nieto a España, creando vinos en un territorio soñado por ambos. La placa que hermana Santa Rosa con Dosterras a las puertas de la bodega en Marçà es el sello más evidente, al lado de la bandera pirata que pone de manifiesto la rebeldía de este proyecto enológico. n El arte es esencial para Dosterras, por eso sus etiquetas son auténticas joyas que incluso están expuestas en la bodega. Fernando Grajales: “Forma parte de nosotros quitarle esnobismo al vino, nos gusta reir y divertirnos y eso no nos convierte en poco profesionales, sino en poco convencionales. Al final, no vendemos solo vino sino la filosofía de un sitio, una forma de ser y de vivir, de estar y compartir” 62 PEQUEÑAS BODEGAS
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