llez y sin perder el punto irreverente”, subraya Andreu Cardenyas. En esta línea, Grajales reconoce que estos 10 años no han sido fáciles porque su actitud les ha llevado a cierta incomprensión, pero se niega a cambiar nada: “Forma parte de nosotros quitarle esnobismo al vino, nos gusta reír y divertirnos y eso no nos convierte en poco profesionales, sino en poco convencionales. Al final, no vendemos solo vino sino la filosofía de un sitio, una forma de ser y de vivir, de estar y compartir. Me gusta mucho la informalidad porque creo que se vende más vino si se comparten risas y buenos ratos”, declara. Y os aseguramos que si algo está garantizado al compartir tiempo y espacio con Grajales es precisamente eso, las risas y los buenos ratos. En 2019, el proyecto adquirió una nueva dimensión con la construcción de una nueva bodega. Este fue un hito significativo para el equipo, ya que finalmente tenían un lugar al que llamar hogar y un espacio donde crecer. Fue entonces cuando les llegó En 2017, Dosterras adquirió las viñas alrededor de la bodega y la finca Mas Figueres. La filosofía de elaboración de Dosterras se centra en vinificaciones en pequeñas partidas que hablan del zona, la cosecha y las personas que los producen. la madurez creativa: “Desde Dosterras explicamos qué es el Montsant, no malvendemos y escogemos nuestros distribuidores”, destaca Grajales. Y el resultado son tres añadas sold out y todo el vino vendido. Este nuevo espacio, donde se elaboran 36.000 botellas anuales –aunque el objetivo son 150.000– es un testimonio de la dedicación y el arduo trabajo que se ha dedicado al proyecto Dosterras “y nos sirve como una invitación para que todos vengan y compartan una copa de vino brindando por los buenos momentos que nos da la vida”, nos dice el propietario. Pero esto no acaba aquí, la bodega se está preparando para una ampliación que se iniciará en noviembre, justo al finalizar la vendimia. ¿Por qué? “Porque se nos acaban las botellas, las vendemos todas”, nos dicen entre risas Grajales y su director comercial, Andreu Cardenyas. La realidad es que el reto pasa por consolidar la calidad de sus vinos actuales, perfilar y ampliar la gama alta y aumentar la producción de su vino Vermell, que pasará de las 18.000 botellas actuales a 60.000 en los próximos 5 años. En estos momentos, el 60% de los vinos de Dosterras se exporta, especialmente a Suiza, Estados Unidos, Bélgica y Alemania. También se venden en Dinamarca, Noruega, Singapur, Nueva Zelanda, Puerto Rico, Polonia, República Checha o Macau, con la firme ilusión de ampliar ventas en México. El 40% restante se queda principalmente en Catalunya (especialmente en Tarragona y Barcelona), aunque también llega a Euskadi, Madrid o Canarias. 61 PEQUEÑAS BODEGAS
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx