VN40 - Eneo

generación de energía renovable, una gran parte aún depende de combustibles fósiles. • Contaminación hídrica: el proceso de limpieza y lavados en la producción de vino utiliza grandes cantidades de agua, que puede quedar contaminada con sustancias químicas y orgánicas. • Contaminación atmosférica: durante la fermentación, uno de los subproductos de este proceso es el CO2. • Residuos del proceso de embotellado y embalaje: el uso de materiales como vidrio, corcho, cartón y plástico en el embalaje del vino genera residuos que, aunque reciclables, contribuyen al agotamiento de recursos y a las emisiones de CO2. • Transporte hasta en consumidor final: la cadena logística del vino sigue dependiendo de combustibles fósiles para su distribución, lo que incrementa la huella de carbono del sector. PRINCIPALES RESIDUOS GENERADOS DURANTE LA ELABORACIÓN DEL VINO Aguas residuales Las aguas residuales generadas por las actividades vitivinícolas presentan una alta concentración de compuestos orgánicos, con variaciones significativas a lo largo del año, siendo más concentradas durante los meses de la vendimia. Según Aquanova, los principales vertidos líquidos orgánicos de las bodegas son: • Elementos de la uva y la vid: pepitas, raspones, y hollejos de la uva, entre otros. • Agentes clarificantes: utilizados en el proceso vitivinícola como la albúmina, la cafeína, la caseína o cualquier otro tipo de clarificante. • Sustancias solubles derivadas del proceso vitivinícola: como el azúcar, el alcohol o ciertos tipos de polifenoles. • Componentes químicos provenientes de procesos auxiliares: jabones o desinfectantes empleados en la limpieza de depósitos y bodegas. • Grasas originadas en maquinaria o herramientas específicas: aunque en cantidades generalmente muy bajas. • Residuos de fitosanitarios: debido a tratamientos aplicados a las uvas o al lavado del equipo utilizado para su aplicación. • Residuos minerales: principalmente generados durante el proceso de fermentación del vino. De acuerdo con Condorchem, se estima que se generan entre 12 y 45 litros de aguas residuales por cada hectolitro de vino producido. Sin embargo, durante los dos primeros meses posteriores a la vendimia, estos efluentes pueden alcanzar hasta 3 litros por cada litro de vino producido. El tratamiento de aguas residuales tradicional en bodegas se divide en tres categorías principales: • Tratamiento físico: se enfoca en separar los residuos sólidos de mayor tamaño, como raspones y hollejos, del resto del vertido. Un ejemplo de este tratamiento es el tamizado. • Tratamiento fisicoquímico: combina procesos físicos y químicos para eliminar partículas en suspensión, como aceites o partículas pequeñas. Esto se logra mediante la adición de químicos que agrupan las partículas, facilitando su separación. Ejemplos de este proceso son la coagulación y la floculación. • Tratamiento biológico: utiliza la actividad metabólica de microorganismos o enzimas para eliminar contaminantes. Los tratamientos pueden ser aerobios, anaerobios o anóxicos, dependiendo del tipo de microorganismos utilizados. En resumen, las bodegas suelen utilizar diferentes métodos para tratar sus efluentes, como estanques, sistemas de lodos activados y humedales artificiales, dependiendo de su tamaño y del impacto generado. El objetivo es minimizar los efectos ambientales. Si no se gestionan adecuadamente, estas aguas residuales pueden dañar el suelo, atraer plagas y producir olores desagradables. 64 BODEGAS INTELIGENTES

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