Y es que el objetivo de la compañía es “seleccionar vinos de gran calidad y aportarles un singular y distintivo valor añadido”. Para ello, “combinamos uno de los mejores resultados que nos da la naturaleza tras el proceso de la crianza terrestre, el envejecimiento en las profundidades del Mediterráneo, con un tiempo mínimo estipulado de 180 días”, nos cuentan. El proceso de envejecimiento bajo el mar de Bodegas Undersea comienza con la recogida del producto en la bodega terrestre y su traslado a las instalaciones submarinas. Cada botella se sella individualmente mediante lacrado para garantizar su estanqueidad y proteger el vino de las filtraciones del agua marina. Una vez acondicionadas, las botellas descansan en el lecho marino, donde evolucionan adquiriendo características únicas gracias a las condiciones marinas. Este proceso es supervisado por un equipo humano altamente cualificado en buceo profesional. Las condiciones de temperatura bajo el agua son estables, así como las de luz. Además, el poco oxígeno existente permite una oscilación media de temperatura de entre 14 y 16º grados centígrados en estas aguas del Mediterráneo, algo que en el Cantábrico o en la Costa Brava es inferior. El olor marino también impregna estos vinos, lo que se aprecia especialmente en los blancos. En la botella de vino submarino, que soporta unas dos atmósferas, entra más oxígeno que en los vinos almacenados a presión atmosférica terrestre. Después del periodo de envejecimiento, buzos profesionales emergen las botellas para su control, tratamiento sanitario, y retorno a la bodega terrestre, completando así la sinergia entre mar y tierra. El color del vino obtenido cambia ligeramente a esa profundidad. Incluso el recipiente es admirado por los aficionados que en ocasiones lo utilizan como decoración en sus hogares porque sale del agua con materiales marinos pegados al vidrio. Los silos sumergidos por Undersea cumplen una función medioambiental porque, gracias a su estudiado diseño, actúan como un arrecife artificial para la fauna y flora, incrementando la biomasa marina. Las empresas que se dedican a este negocio suelen incluir en su oferta visitas en barco a las bodegas, en este caso, ubicada en la Isla de Escombreras, a 4 millas náuticas del puerto de Cartagena. Algunas empresas ofrecen la oportunidad de practicar el enoturismo submarino. Este proyecto es similar a otros que ya se trabajan en España. Entre ellos, destaca la primera bodega submarina-arrecife artificial del mundo que hace casi dos décadas creó Borja Saracho en la bahía de Plentzia (Vizcaya), que elabora entre 20.000 y 25.000 botellas al año con su empresa Crusoe Treasure. n Buzos profesionales se encargan de introducir y emerger las botellas. Sulibella es el primer vino de Undersea, un vino elaborado con pasión hacia el mar, admiración por las raíces y amor a la vid(a) 65 PEQUEÑAS BODEGAS
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