LA OPINIÓN DEL ENÓLOGO 31 Junto a su hermana, son la sexta generación que se hace cargo de la bodega familiar. ¿Pesa esa responsabilidad? No lo siento como un peso, llevo esa responsabilidad con mucho orgullo porque creo que soy afortunada de poder continuar trabajando para que el apellido Ochoa siga ligado a la viticultura y la elaboración de vinos en Navarra. Me siento cómoda con lo que hemos recibido; la pasión, el respeto por la tierra, la búsqueda de la excelencia y/o el espíritu innovador… Todos ellos siguen siendo pilares fundamentales del proyecto pero tanto yo como Beatriz tenemos nuestra propia mirada, y ambas tenemos muy claro que debemos adaptarnos a la época que nos toca vivir. Antes de ser directora técnica en Ochoa, ¿qué otros caminos recorrió dentro y fuera de la empresa? Con 18 años me fui a Francia sin saber apenas francés y en dos semanas ya supe que mi vida iba a girar alrededor del vino. Tuve la suerte de poder trabajar en grandes Chateaux de tintos, Pichon Longeville Comtesse de Lalande, Ets moueix (Petrus, La Grave, Trotannoy…). Después, hice unas vendimias en blancos en Torres elaborando Milmanda y Fransola. He viajado mucho para aprender, catar y pisar campo que es lo que realmente me gusta. Mas tarde, me fui a Australia a por otra aventura, elaborar Tempranillo en el otro hemisferio. Allí descubrí la Viognier, que me llevaría a elaborar mi propio blanco en mi bodega. Sigo viajando y colaborando con amigos de otros lugares para seguir aprendiendo y poder interpretar desde otro punto de vista mis propias uvas. Entonces, no siempre supo que quería continuar con el legado familiar… Siempre digo que me hubiera gustado ser periodista radiofónica, nada que ver con la enología y la viticultura. Pero la verdad es que desde pequeña he estado en contacto con la viña y el vino y tenía claro que mi vida estaba en esto. Asumió un rol de responsabilidad con la jubilación de sus padres, Javier Ochoa y Mariví Alemán, hace ya casi 10 años, aunque ya desde 2006 ha estado muy al frente. ¿Cómo fue ese proceso de “sustitución”? No lo hemos vivido como una sustitución, ha sido algo muy natural y tanto mi madre como mi padre nos han dado total libertad para poder hacer las cosas como creemos. En ese sentido, tenemos mucho que agradecerles porque han sido ejemplo de trabajo toda su vida y ahora confían totalmente en nosotras, no hemos tenido que convencerles de ninguna decisión. Ha sido una transición muy respetuosa y generosa por su parte.
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