SOSTENIBILIDAD impacto significativo en las prácticas sostenibles de las bodegas. Una de las razones, como indican Niklas et al. (2022), es que los modelos de negocio del vino del Viejo Mundo han sido más resistentes a los impactos del covid-19 y esto, según Arora (2020), no ha afectado a la orientación hacia la sostenibilidad. La industria vitivinícola en su conjunto ha demostrado ser más resistente que otros sectores, en gran parte debido a la capacidad de adoptar soluciones innovadoras y tecnológicas, como el comercio electrónico (Francás, 2022). En el caso de Portugal, se observa que la orientación hacia la sostenibilidad está positivamente relacionada con la inversión en el viñedo (VI), unos retos futuros centrados en la calidad (QC) y las relaciones con proveedores y clientes (RDPC). Estas variables están relacionadas con el concepto de gestión sostenible en este sector y marcan una estrategia a largo plazo (Rebelo, 2017, ). La viticultura es una de las actividades más importantes de la industria en Portugal, (Neto et al., 2013), así sus inversiones en viñedo (VI) pueden conducir, además de a una mejora de la rentabilidad, a la adopción de medidas sostenibles que aumentarían la calidad del producto y su valor, cuestiones cada vez más apreciadas por los consumidores, (Pinto et al., 2022; Swiatkiewicz, 2021), sobre todo ante un sector vitivinícola muy globalizado, (OIV, 2023), lo que plantea una dura competencia internacional por calidad (Sotés, 2018). Para las bodegas portuguesas, la relación con los proveedores y clientes (RDPC) centran su interés en su mejora de la gestión medioambiental (Chen, 2008; Annunziata et al., 2018; Taylor, 2017; Marta-Costa et al., 2022). La relación con el resto de agentes no resulta significativa, una de las razones es que los productores portugueses tienen cubierta esa necesidad al pagar una tarifa, que revierte en instituciones públicas, asociaciones y organizaciones de productores, distribuidores, cooperativas y destilerías, para promover el vino portugués (Swiatkiewicz, 2021). La crisis sanitaria del covid-19 para Portugal tampoco es significativa. Portugal y España, productores tradicionales de vino y que comparten unidad espacial, distan al enfrentar y afrontar la sostenibilidad. Las bodegas portuguesas optan por medidas estructurales y tradicionales, basadas en la gestión del viñedo y el vino de calidad, (Malheiro et al., 2010; Santos, 2018; Sotés, 2018) determinadas por un escenario de reducción de la superficie de viñedo, un 31% desde 1989 y un 15% en los últimos 5 años, y en el que la opción del vino de calidad sigue ganando terreno con un 82% de la producción nacional (Barros, 2018). A ello se suma que el 50% de la producción recae en pequeños y medianos agricultores asociados a cooperativas (Rebelo y Caldas, 2015), en su mayoría hombres con un nivel educativo muy bajo y una edad avanzada – (Figueiredo y Franco, 2018; Rebelo y Caldas, 2015) y unas cooperativas muy resistentes al cambio (Figueiredo y Franco, 2018). En cambio, España prefiere medidas de más corto plazo, orientadas a impulsar el área de organización, marketing y ventas con miras medioambietales. Una de las razones es que España es uno de los principales exportadores del mundo (OIV, 2023) y el mercado internacional ha demostrado una gran sensibilidad por el vino sostenible (Santini et al, 2013, Flores, 2018, Moscovici y Reed, 2018, Stasi et al, 2016, 72
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